Falmouth and English Harbour


5 de abril de 2010

Salimos en cuanto amaga un rayo de luz de Statia rumbo a Antigua, tenemos 80 millas por delante y como siempre hasta ahora solo acabar de fondear en nuestro nuevo destino se vuelve a hacer la oscuridad. Parece como si hubieran colocado las islas con una distancia entre ellas para que nuestro Cap’s tenga las horas contadas para llegar justo de día. El viento nos acompaña constante durante toda la travesía y navegamos a un descuartelar entre 15 y 20 nudos de aparente.

 

Fondeamos en Morris Bay después de dejar una distancia prudencial a una línea de arrecifes que tenemos a nuestro babor. Solo hay otro barco más fondeado y unas horas más tarde, ya de noche, llega el Bahía desde St. Martin. María ya no viaja en el Bahía, ahora lo hace Ángel en solitario. Ha tomado nuevos derroteros hacia España. La echamos mucho de menos y ha dejado un vacío entre nosotros. Pero nos queda una buena amiga con la que seguiremos en contacto.

En esta bahía se encuentra el hotel más antiguo de la isla que tiene unas vistas estupendas. Nos damos un placentero baño matinal y enseguida levantamos fondeo para ir a hacer la entrada al país.

 

Antigua es un estado independiente donde la lengua oficial es el inglés y la moneda el dólar EC (=Eastern Caribbean). En casi todas las islas que nos queda por conocer tienen esta moneda que equivale a 2’67 $US. Los precios están en $EC pero se puede pagar en todas partes con los americanos.

 

6 de abril de 2010

Hacemos la entrada en Falmouth y pagamos 36$US; esto incluye el permiso de estancia de un mes en la isla, los trámites de entrada, dos días de fondeo en la gran Bahía de Falmouth y una tasa por persona de basuras. Por día fondeado en las bahías del puerto de Falmouth e English Harbour se paga 2’5 $US, así que tampoco es algo impagable. Nos habían dicho que era mucho más, así que con las expectativas que llevábamos hasta nos parece barato.

 

Cuando estamos decidiendo por comunicación por radio con el Bahía si entrar a Falmouth o al English Harbour una voz española se suma a nuestra conversación dándonos algún dato; son contados los barcos que se encuentran de las españas, nos contarán más tarde. Es un velero español de 40 m. al que al día siguiente pasamos a saludar.

 

Holly harbour, St. John & Deep Bay

 

8 de abril de 2010

Salimos de Falmouth con previsión de 20 nudos de viento para todo el día y para los días siguientes. Esta bahía, aunque más abierta, es una especie de Lagoon con muchos barcos donde no te apetece bañar. Tenemos el viento de popa redonda y sacamos solo la mayor ya que la distancia no va a ser muy larga y como hay que salvar primero un cabo y luego los arrecifes, hay que ir trasluchando. El anemómetro marca puntas de 30 nudos de viento aparente. Fondeamos en Jolly Harbour con el viento que persiste.

 

La bahía de Jolly Harbour es un muy buen fondeadero, protegido y con muy poco calado. Hay muchos barcos pero es grande y te permite largar suficiente cadena y no estar unos pegados a otros. Hay un puerto al fondo, con resorts alrededor, un gran supermercado y tiendecitas para pasear un rato y entretenerse. Es bonito. Hay una distancia con el chinchorro pero con la potencia del nuevo motor ya no es un problema. El canal de entrada al puerto está lleno de casitas apareadas con embarcadero propio. Es un lugar tranquilo y coqueto. Nos gusta. Leemos en la guía de Cris Doyle, compañera de travesía inseparable, que es el puerto de salida de la regata ARC.

Hay un gran varadero que muchos barcos parecen elegir para pasar el verano. Los barcos varados tienen cinchas clavadas a tierra como protección contra vientos muy fuertes.

 

Pasamos los días relajados y disfrutando de no hacer nada. Somos bastante culos inquietos y nos gusta verlo todo, pero no queremos prisas, si quedan cosas por ver en otra ocasión será; nos apetece estar tranquilos. Las lecturas de nuestra biblioteca se van agotando: Paul Auster, Roberto Bolaño, Virginia Woolf, Onetti…; un ratito diario de nuestros audiolibros en inglés para seguir aprendiendo; muchas noches miramos una peli, ha sido muy buena idea traer un disco externo con decenas de ellas. Las horas de oscuridad son muchas, prácticamente la mitad del día y cenamos temprano, allá a las 8 pm. Una hora antes nos conectamos con la rueda del argentino en la frecuencia 14.385; dos radioaficionados, Alberto y Alejandro, desde Buenos Aires mantienen a muchos veleros informados de la meteo a través de la conexión de la radio de onda corta. Oímos muy bien a Alberto y a Magdalena del Prati, que está en Tobago. Primero pasan el parte a todos los veleros que están navegando: Tin Tin, Ilusión, el Catai… Después Alberto o Alejandro dan pie a la participación y conversación entre los colegas veleristas. Tras un par de días a la escucha nos animamos a entrar en la rueda. Nos presentamos y saludamos, y de repente oigo a Julio, de Ilusión, que dice “Virgi, no te vayas”. Qué maravilla, estamos super contentos; vamos haciendo funcionar la radio. El Ilusión está a 8 millas de las Galápagos y podemos charlar con ellos. También oímos al Tin Tin, a 600 millas de Las Marquesas, aunque no lo copiamos del todo bien y ellos nos reciben a nosotros. Se reparten besos, abrazos y buenos deseos a montones.

 

10 de abril de 2010

Nos vamos a St. John Harbour, la capital de Antigua. Recorremos un largo canal hasta llegar al fondeadero. No es un fondeadero bonito ni el agua está limpia para bañarse pero pasaremos solo un día para ver la ciudad y ver el partido del Real Madrid-Barça.

Conocemos a una familia escocesa que va con sus dos hijos de unos 12 y 15 años de edad. Son superagradables y nos invitan a subir a su queche de acero. Charlamos durante largo rato y nos cuentan que llevan cinco años navegando: Escocia, Francia, España, Portugal, Canarias, Gambia , Senegal, Brasil y el Caribe; con una parada de un año donde dejaron el barco en Salvador de Bahía y compraron una caravana para recorrer Brasil, Chile hasta llegar a la Patagonia argentina a una velocidad de 20 Km/h. Cuando terminamos de comer de repente vemos que los escoceses se nos vienen encima. Empezamos a dar bocinazos para advertirles; el viento sopla con intensidad y han garreado. Salen a cubierta y cuando están levando el ancla se les engancha a una boya de señalización; no consiguen librarse de ella, así que nos acercamos con la auxiliar para ayudarlos.

 

Recorremos St. John, un lugar auténtico, con muchos edificios viejos restaurados, con mucho colorido. Solo se ve gente del lugar, todo gente de color. Es sábado por la tarde, las chicas se arreglan un poco más de lo normal con ropa colorida y resaltante.

 

11 de abril de 2010

Nos vamos hacia el fondeadero de Deep Bay, a la salida del canal de St. John. Una cala muy bonita con una playa con tinte salvaje: muchas palmeras, nadie en la arena, unas casetas coloridas y al fondo un gran hotel irrumpe en la naturaleza aunque lo hace de forma tímida y no demasiado violenta. Un restaurante al aire libre ocupa la esquina y todo el lateral lo abarca el Grand Royal Antiguan, un resort de lujo. Un barco hundido en medio de la bahía es un atractivo sumado a este agradable rincón. Volvemos a fondear más cerca de los restos para sumergirnos en esa zona y poder ver observar el naufragio del Andes. Un trozo de mástil aflora en el agua.

La mañana siguiente regresamos nuevamente a Jolly Harbour donde pasamos un par de días más. El viento parece que empieza a arreciar entre lluvias repentinas que duran apenas un rato limpian nuestra cubierta.

 

13 de abril de 2010

Hace más de un año que iniciamos nuestro viaje. Primero fue Cartagena, después vino Almería, Roquetas, Malta, paso por Túnez y las Eólicas, cuatro meses en Canarias… Ahora hace ya dos meses y medio que deambulamos por el Caribe y dos meses sin ir a puerto. Nos vamos arreglando bien. Vamos poniendo alguna lavadora en los puertos por 3$. Hacemos acopio de agua más o menos cada tres semanas o hasta un mes la podemos hacer durar. Nos bañamos con agua salada sin rociarnos después con agua dulce; en este mar la sal no se te queda pegada en la piel como en el Mediterráneo, así que no es necesario, un poco de crema hidratante y listo. E intentamos disfrutar al máximo de esta oportunidad que nos ha brindado la vida…

 

 

Green Island


15 de abril de 2010

Nos vamos de Holly Harbour rumbo a Green Island. El día es ventoso y decidimos entrar a Falmouth y mañana seguir. Esta vez dejamos los arrecifes del sur de la isla por estribor, pasando por un canal interior para evitar todo el oleaje que tenemos de proa. Con luz se ven perfectamente y también vienen bien indicados en la carta electrónica.

 

Hacemos la entrada a la inmensa bahía sorteando los arrecifes que están a un lado y al otro. Un velero encima de los arrecifes recuerdan la cautela que hay que tomar. Miramos la carta electrónica,que comprobamos tiene errores, y cotejamos con la vista directa que no suele fallar. Jose va abajo mirando la carta y dándome instrucciones y yo arriba a la rueda observando que se corresponda lo que se ve a vista con lo escrito. Además llevamos al Bahía por delante que nos sirve de referencia.

 

Apenas hay tres barcos en toda la bahía. Hay mucha vegetación, de ahí el nombre, y varios resorts truncan la naturaleza virgen. Nos instalamos al lado de una zona de manglares. El agua es verde y turbia, debido a la cantidad de partículas en suspensión, pero limpia. De música de fondo, el canturreo de diferentes aves que no cesa de oírse.

Bajamos a una playita, todas las playas son públicas y ahí no nos pueden prohibir la entrada. Al resto de la isla comprobamos que no está permitido bajar ya que pertenece a algún club, casas privadas o resorts. Esto nos cabrea y aunque es un lugar precioso no nos apetece quedarnos mucho. Solo queremos dar un paseo y estirar un poco las piernas y allí donde vamos hay vigilantes que nos dicen “sorry, it’s private”.

 

La gente no es sumamente agradable. Es correcta y listo. Sobretodo hemos tenido esta percepción en Antigua y en St. Martin aunque en todas islas visitadas hasta ahora en general, menos en Statia. Es muy difícil llegar a aproximarte a la gente del lugar y conversar. Echamos de menos poder conocer un poco más a los oriundos.

 

se encuentra al este de la isla, solo separado del Atlántico por una línea de arrecifes que cortan la ola. No muy lejos unos nubarrones amenazan con situarse encima de nuestro mástil. Nos ponemos el chubasquero, tomamos un par de rizos por si traen rachas de viento y proseguimos rumbo.

 

Antigua Classic Yacht Regatta

 

Regresamos a Falmouth para vivir la Antigua Classic Yacht Regatta. Hoy empieza la famosa regata de veleros clásicos. Ni habiéndolo calculado hubiéramos llegado en mejor momento. Los barcos están llegando a la línea de meta. “Corre, pon motor a tope, que nos pillan”, dice Jose. Ha bajado el viento y recogemos las dos velas de proa y aceleramos la marcha a todo lo que da. Vienen a una velocidad impresionante. Menudos barcos… Nos colocamos en una posición inmejorable y vemos llegar primero al Rebecca, después el Velsheda, el Ranger, el Windrose of Amsterdam y los de menor medida seguidamente. De repente, todos lo que están en el barco de comité de regata empiezan a gritar. Nos gritan a nosotros!!! Nos hemos metido en la línea de llegada, un tanto despistados con la toma de fotos y el Velsheda viene hacia nosotros, muy pegado al barco de comité. Impresionante la vista, si hubiéramos sacado una foto en ese momento era de portada de revista pero estamos más por lo que toca, que es apartarnos inmediatamente de allí. Nos metemos en la bahía y nos mezclamos como si fuéramos uno más con los que seguramente serán los veleros más bonitos del mundo entero. Pasamos al Velsheda por su popa, vemos plegar las velas al Rebecca… Disfrutamos mucho.

 

Por la tarde paseamos por los pantalanes donde se albergan los “pequeños” veleros y los observamos desde cerca. Nos atrevemos a preguntarle al patrón del Velsheda cuántos metros cuadrados tiene la mayor. ¿Cuántos diríais? Pues nada menos que 980 m2. Están todos impecables.

 

A la noche, algo de atmósfera de fiesta de regata donde invitan a mojitos. Digo, algo, porque por la importancia de la regata, la Ophiusa y la Ruta de la Sal les ganan, y mucho, en ambiente. Seguimos diciendo lo mismo, aquí no hay marcha, debería haber más gente, más actividades… Incluso en el punto de llegada tan solo cuatro o cinco veleros estábamos por allí mientras que en la bahía de Falmouth hay cientos de barcos fondeados que solo tenían que levar el ancla y asomar la proa para ver navegar a lo que resultan unas verdaderas delicias para cualquiera que ame el mundo de la vela.