FIJI ISLANDS

NAVEGACIÓN NZ-FIJI

7 de junio de 2013


Esperando la ventana

Regresamos a Opua para salir hacia Fiji. Pensábamos estar poco, pero la ventana no llega y debemos permanecer en Bay of Islands más de dos semanas.

 

La meteo en esta zona es bastante complicada, ya lo hemos comentado una y otra vez. Hay grandes frentes que llegan desde el oeste. Hay que esperar a que pase y justo salir en la cola. Después hay que estudiar las bajas que llegan desde el norte. Evitar la que llega a NZ y evitar la que se desplaza desde el norte días después resulta tarea complicada, casi imposible. Está casi asegurado tener varios días de mal tiempo. Estudiamos la meteo todos los días. Hay que esperar un pronóstico favorable aunque una vez en camino todo puede variar. No pinta bien. Y esperamos...

 

Esta travesía puede hacerse a partir de finales de abril, con el riesgo de poder encontrar algún ciclón tardío. Este año hay que poner especial atención en esto porque la temperatura del agua está más caliente de lo habitual y este es uno de los indicadores dela formación de un posible huracán o ciclón. La gran masa de barcos salen en mayo y algunos más tardíos en junio o incluso julio con el inconveniente que ya es pleno invierno en Nueva Zelanda y las temperaturas son muy bajas y los vientos también son más fuertes entonces.

 

Fondeados en Opua. Hay días de viento; 50 nudos un día, pero nuestra Rocna, genial... Rachas de 60 anuncian para otro. Entramos en la marina un poco por el viento pero sobretodo para cargar bien las baterías que últimamente vienen fallando; estar cómodos, cargar agua y todas esas cosas. Va de muerte poder estar en el amarre dos días previos de la salida para salir con el barco a 100%.

 

La visa en el país se nos caduca. Llamamos a inmigración y pedimos una extensión de una semana, que es cuando parece que podremos partir. No way! Si queremos permanecer más tiempo aquí hay que aplicar para una nueva visa. Pero es que no podemos salir por la meteo... No importa cuál sea el motivo. Otra vez papeleos, fotos, demostración fondos en la cuenta bancaria, pagar 168 NZ$... todo corriendo antes de que se pase la fecha. Una vez entregada llaman por teléfono comunicando que nos falta la prueba de X-ray. Intento hacerlos razonar: vale como 400$, no tenemos tiempo, solo vamos a estar como máximo una semana... Las reglas dicen que tras seis meses en el país debe pasarse esta prueba en la siguiente renovación. La persona al otro lado del teléfono es razonable y entiende nuestra situación; está bien, os damos una semana. Conocemos a varios barcos que han tenido que pagar multas de 300, 500 y hasta 700 NZ$ por habérseles caducado la visa, les faltaba un papel, uno de los documentos no estaba traducido al inglés o cualquier otro absurdo motivo. Ojito con las fechas y trámites que no tienen reparo en sacarte los dólares. Un barco conocido viajó a Canadá por avión y a su regreso llevaban un plátano en el bolso porque ella es diabética que olvidaron declarar o desechar y tuvieron que pagar 400NZ$ de multa. ¿Se ha escuchado algo más ridículo que esto?

Alguno que otro, los pocos, sí consiguieron una pequeña extensión de permiso de estadía sin tener que renovar papeles. Va como va, cuestión de suerte.

 

Hoy es 29 de mayo. Vamos a Customs para hacer la salida. Esta debe notificarse al menos cuatro días antes con entrega de papeles, aviso el día previo y misma jornada de partida presentarse con resto de impresos. Nos somos los únicos que quieren tomar esta ventana. Cola larga en la calle. Muchos barcos eran los que estaban esperando, a muchos se les caducaba la visa, otros tienen prisa por salir porque deben estar en unos meses en Australia o Asia. Todos tenemos ganas de partir y encontrar el calor de los trópicos. Nueva Zelanda ya ha cumplido su etapa. Hay mucho ambiente en la marina, por los que se van y los que aún quedan se asoman a despedir a los compañeros.

 

 Navegación

El día anterior hubo mucho viento y vamos a tener bastante mar. Pero hay que salir. Soltamos las amarras y navegamos la extensa Bahía de las Islas hasta quedar a mar descubierto.

 

Apuntamos un poco hacia el este para librar con mucha distancia el Cap Brett, el extremo norte de NZ, donde nos han advertido que se arman buenas olas y corrientes raras debido al encuentro de los dos mares, el Pacífico y el Mar de Tasmania. Son muchas las velas que se ven por delante y por detrás. Muchos barcos y un destino: el trópico. Algunos van a Tonga, la mayoría para Fiji y otros a Nueva Caledonia.

 

Primer día de viento en popa y segundo día cae el viento y a motorrrrrrr, de nuevo navegamos a vela el tercer día. Todo bien hasta aquí.

 

El sábado es el día crucial. Hay una baja rondando por ahí que ya vimos venir antes de partir. Va de oeste a este (como suelen hacer) a mayores latitudes. Parece que la evitamos pero hay que ir alerta y estudiamos la meteo día a día. No es una pequeña baja, es un monstruito de esos feos, rojos, que se reflejan en los mapas de isobaras. Sábado y domingo será cuando la tengamos más cerca, a unas 200 millas. El viernes empezamos a ganar este para el sábado cuando entre más viento poder ir hacia el oeste y coger el viento de popa. Tampoco podemos avanzar demasiado hacia el oriente porque nos acercamos a la baja. Todo en su justa medida.

 

Viernes a la madrugada el capitán decide bajar toda la mayor. Los vientos empiezan a subir. Atangonamos la trinqueta y vamos ganando grados hacia el oeste para bajar el viento aparente y coger el mar de popa. Sube y sube. Sábado y domingo tenemos vientos de 35 a 45 nudos constantes y el mar cada vez se va formando más. Me cuesta calcular la altura de las olas pero dicen los gribs 5 metros. Seguro que sí, porque llegaban a la primera cruceta. El Caps como siempre, un campeón. Navega de lo más bien y el GPS nos da una máxima de 12.8 solo con la trinquetilla. Lo peor es el mar, vienen a veces olas cruzadas que rompen escandalosamente y nos empapan por completo. Todavía hace frío y no es agradable estar mojado. Hay que ir siempre atado. Creo que con la experiencia cada vez vamos extremando más todas las medidas de seguridad. Sí, son uno de esos días, que uno de pregunta qué c*ño hace aquí, qué bien se estaría en casita calentito... pero por suerte todo esto se le olvida a uno días más tarde.

 

El lunes los vientos amainan a 25 nudos y toca reparar la baluma de la mayor que se ha desgarrado. Jose se pone la mochila a la espalda y con el gran movimiento que aún queda tiene que estar dos horas de pie agarrado a la botavara cosiendo. No rechista. Pero termina agotado.

 

No puedo dejar de destacar aquí el gran capitán que tengo, un verdadero marinero, que nunca se asusta pero siempre toma las medidas a tiempo. La calma siempre prevalece, cualesquiera que sean las condiciones y eso es fundamental. MI GRAN CAPITÁN...

 

Y llega un nuevo problema, al ir a coger la rueda oímos un crackkkkk. La rueda está muerta, no hay gobierno. Ponemos enseguida el piloto que funciona independiente y montamos el timón de fortuna. Se ha roto un guardín. Holyshit! La cadena se ha ido abajo del todo, lo peor será recuperarla. Lo conseguimos e iniciamos trabajos de sustitución. Sigue habiendo bastante mar, por lo que no es fácil. Pero el viento cae estrepitosamente y el mar se va calmando poco a poco. Resolvemos avería.

 

Día de tregua para descansar. Un poco de motor. Un mahi mahi, qué rico comer pescado fresco tras dos días de comida enlatada y crackers con jamón. Por cierto, qué lujo llevar un jamón a bordo. Nos salvó la vida; gracias, Joan.

 

Pero la calma dura poco y los vientos vuelven a subir. Ponemos un segundo rizo y al arrancar el motor empezamos a oler a quemado y a oír un sonido que no es el habitual de nuestro Ford. Problemas... No hay nada peor que oler a quemado en esta pequeña cáscara de nuez en mitad del océano, es una sensación muy desagradable ¿Qué será? El mecánico espera al día siguiente para revisar el motor. Nochecita agitada con 25-30 nudos de viento de proa. Casi sin dormir. Estamos cansados. Pero hay que seguir... El impeller lo cambiamos justo antes de partir, se revisa y está bien... Ya está: se ha obstruido el depósito de llenado del líquido del refrigerante. Se limpia y se pone de nuevo en funcionamiento. Ahora solo toca cruzar los dedos para que el motor no haya sufrido un calentón con mayores consecuencias. Abrimos la llave con impaciencia esperando reacción... Suena bien, no huele a quemado. Qué alivio, todo vuelve a girar.

 

Día tranquilo con viento moderado y al siguiente vuelve a subir. Ya queda poco así que uno ya se lo toma de otra manera. Pero llega un nuevo problema. Parece que estamos un poco en desgracia esta travesía que se rompen tantas cosas. Pero, bueno, al fin y al cabo es normal, en navegaciones largas todo sufre. Son muchas millas. Lo que no era normal es que a nosotros nunca se nos rompía nada pero se ha juntado todo en la misma semana. El cabo del enrollador se ha partido de nuevo. Ya lo hizo en la travesía del Pacífico y lo sustituimos, parece que roza en algún lado al usar el tangón. Habrá que estudiar con detenimiento qué es lo que está mal. Érase un capitán con mochila a la espalda que reemprendió su expedición a la proa para arreglar el desperfecto. No es agradable tener que ir adelante con el movimiento que hay creado de nuevo por capricho del viento y las olas.

 

Las última navegación nocturna hay que ir más atento ya que pasamos relativamente cerca de la isla de Kandavu con el gran arrecife de Astrolabe; pena que no sea puerto de entrada y no podamos hacer allí nuestra primera escala.

 

Y así pasó el tiempo y  teníamos a nuestra vista... TIERRAAAAAA. Nueve días y medio nos llevó pasar de la latitud 34 a la 17. Lo mejor es que dejamos el país de los kiwis con 15 grados de temperatura y ahora el termómetro marca 29ºC. Fuera chaquetas, zapatos y demás trapos incómodos.

 

La ropa de abrigo que poco habíamos usado hasta ahora fue indispensable: buenos trajes de agua transoceánicos, ropa térmica, botas de goretex, guantes, gorros... El frío estaba presente en la entrada del invierno de New Zealand y más aún en mitad del mar. Jose me prometió que íbamos a tener tres días de frío pero no fue así, este duró casi seis o siete.

 

Si bien nuestro destino primero era Savu Savu decidimos cambiarlo a Levuka, 70 millas antes, para conseguir llegar previo al fin de semana y no tener que pagar casi el doble del papeleo de entrada si llegas fuera de las working hours.

 

La net en la SSB, Pacific Drifters, en el 8.131 a las 8.30 y 17.30 hora local nos acompañó una vez más durante todo el trayecto. Comunicación de la posición, rumbo, condiciones del viento y mar son los datos que cada uno de los veleros daba a diario. Siempre es una seguridad estar en contacto con otros barcos que están en una misma área, además de que hace compañía. Los barcos en navegación que hacían el check in diario: Radiance, Reality, Lady Bug, Evergreen, PacificBlue, Charlit, Watermusic. Happy Bird, Gato Go, Bright Angel, Aluna y Caps Tres.  El pactor y el iridium otra vez cruciales para bajar la meteo a diario y mantenernos conectados.

 

1300 millas navegadas, aunque a rumbo directo solo eran 1150. Tuvimos que desviarnos hacia el oeste por la dichosa baja. Recorrimos muchas millas más, pero lo importante no son los días que se tarda sino procurar la mejor navegación posible con un viento cómodo.

 

Algunos barcos paran en Minerva Reef. unos días para descansar. Nosotros ya lo conocemos y tampoco nos gusta la idea de estar allí esperando que tarde o temprano llegue otro frente y nos traiga mal tiempo dado que el pronóstico para los últimos días no es malo.

 

No hemos tenido un viaje agradable ni fácil pero tampoco nos podemos quejar comparándolo con el de otros que han tenido mucho peor tiempo. Jose quería haber salido una semana antes donde hubo otra pequeña ventana y unos pocos barcos salieron. Yo me negué, no lo veía claro. La ventana era muy corta, muy poco tiempo entre las bajas y como todo puede alterarse... Estos tuvieron un tiempo horroroso, 10 días de mal tiempo constante. Fue duro... Menos mal que no salimos. Días y días esperando, la proximidad de la caducidad de la visa, las ganas de estar en los trópicos... puede hacer tomar decisiones apresuradas. En el mar no deben existir las prisas.

 

Ahora tocan reparaciones. La vela mayor hay que reforzarla en la baluma y la génova se rajó unos días más tarde en una travesía entre islas en Fiji. Las velas ya tienen seis y siete años y muchas millas. Todos los barcos han roto de todo. Muchos han roto velas, incluso nuevas que acababan de cambiar, uno perdió el timón, otros se quedaron sin motor, a alguno se les partió el balcón de popa.. Infinitas historias... Seis meses preparando el barco en Nueva Zelanda y todos llegamos con múltiples roturas. No hay nadie que haya tenido buen tiempo en esta travesía, haya salido antes o después. Lo que hay que hacer es saber elegir la mejor ventana, que buena del todo nunca va a ser. Así son estos mares del Sur.

Para llegar al paraíso hay que superar muchas pruebas en el camino. No todo es sol, cocos y palmeras.

 

FORMALIDADES. ENTRADA AL PAÍS

Al menos 48 horas antes de la llegada hay que notificar el arribo de la embarcación enviando un formulario de cinco hojas con foto del barco y del capitán a Costums y otro más breve y sencillo a Bio-security (estos se pueden descargar en la página web de Customs & Inmigration de Fiji. Lo normal es hacerlo antes de partir de Nueva Zelanda. Debe detallarse el puerto de entrada. La no notificación implica multas de grandes cantidades hasta de FJ$ 20.000 (el cambio aproximado de de Fiji dólar a euro resulta diviendo entre tres y a dólar americano entre dos)

 

En caso de la decisión de un cambio de puerto de arribo hay que notificarlo también 48 horas antes. Nosotros habíamos elegido en primer lugar Savusavu y decidimos cambiar a Levuka para evitar llegar el fin de semana y tener que pagar extra. Lo informamos tan solo 24 horas antes mediante un mensaje desde el Iridium. Sin problemas.

 

Hay seis puertos de entrada oficiales en Fiji: Nadi, Lautuka, Suva, Savusavu, Levuka y Rotuma. Está terminalmente prohibido parar en cualquier lugar previa entrada oficial. Nos consta que hay barcos que lo han hecho y han tenido que pagar hasta 5.000 FJ$. Uno tiene la sensación de que aquí nadie controla nada y que puedes parar si llegas en fin de semana esperando al lunes pero la realidad es que hay barcos patrulla especialmente en los días no laborables.

 

El procedimiento a seguir es notificar llegada por VHF y esperar autoridades sin bajar de la embarcación con la bandera amarilla izada.

 

La entrada en Levuka es más fácil e informal que en demás puertos. Muy pocos barcos llegan aquí. Tras hacer correr a nuestro Caps para conseguir llegar antes de las 16.00 horas, hora de cierre de las autoridades, no recibimos respuesta en el canal 16 y nos acercamos a tierra con el dinghy. Iniciamos papeleos: primero Puertos, luego Salud, Cuarentena-Bioseguridad y finalmente Aduanas & Inmigración. Las autoridades acuden al barco, nosotros los tenemos que llevar en varios viajes ya que no tienen embarcación para desplazarse y rellenamos los impresos en el bote. Todos son muy agradables e informales y el trámite es fácil. No nos revisan nada. La entrada de alcohol está limitada a 2 botellas por persona y también pueden haber grandes multas si se excede.

 

Las tarifas de entrada son: Ports 5 FJ$, Salud 172.50 FJ$ y Bio-Security 89FJ$.

 

El horario para realizar la entrada es de lunes a viernes de 8 a 16.30h (16h los viernes). Si se llega más tarde o en fin de semana hay que pagar extra, prácticamente el doble. No vale la pena arriesgarse a esconderse si no se puede llegar a tiempo en horario laboral. Las multas son astronómicas.

 

El lunes nos entregan el permiso de navegación que te permite moverter por todas las aguas fijianas. El permiso de estadía es de 4 meses, renovable a 2 meses más tras pago de nuevo arancel. Puede llegarse a conseguir hasta 18 meses en circunstancias especiales, misma duración que el barco tiene permitido permanecer sin pago de tasas.

 

LEVUKA - OVALAU

 11 de junio de 2013

 

Todos los compañeros se extrañaron cuando notificamos nuestro cambio de destino a Levuka en la rueda diaria en la radio de onda corta. Pocos barcos llegan a Levuka. No queremos abonar los más de 200 FJ$ por llegar el fin de semana.

 

Levuka está en la isla de Ovalau y la entrada está en el lado este, toda rodeada de arrecifes excepto un pequeño paso que está señalizado solo en uno de los lados. Los arrecifes se ven sin problemas y hay una enfilación que está iluminada de noche pero no recomendamos llegar en horario nocturno si no se conoce.

 

Fondeamos en 12 metros protegidos de la ola por los arrecifes pero no del viento, estamos a barlovento. No es un super fondeo pero tampoco malo. Estamos solitos. Ponemos rápidamente el dinghy en el agua y procedemos a hacer la entrada.

 

Los dos primeros días transcurren muy tranquilos. Fiji no nos ha recibido con muy buen tiempo. Viento y lluvia. Estamos cansados así que nos lo tomamos con calma y dormimos bastante y ponemos orden en el interior del barco que está bastante caótico después de tanto ajetreo. Reparamos también pequeños desperfectos.

 

Levuka es la antigua capital del país y es muy interesante, muy poco visitada y nada turística. Todos nos saludan con el bula /bula bula / bula vinaka (hola en fijiano) y enseguida vamos aprendiendo las cuatro palabras básicas. El inglés es también lengua oficial y todo el mundo lo habla. La gente es muy amable y simpática, todos te saludan por la calle.

 

Parece una ciudad del oeste. El pueblo gira alrededor de la calle principal que está frente al mar. Edificios históricos del siglo XIX son protagonistas. Algunos pequeños supermercados, muchas tiendas de telas, un banco con cajero automático, un pequeño museo y poco más. El sábado hay mercado y podemos comprar algo de fruta y verdura: berenjenas, espinacas, calabaza, papayas, plátanos, limones y los tubérculos que tanto ellos comen son los productos que se encuentran. Los precios de lo fresco es muy asequible. Casi todo vale 1.50 FJ$. Todo lo venden en montoncitos que ya tienen agrupados en las mesas: unas seis o siete berejenas por 1.50 mientras que en NZ solo una salía por más de 4 NZ$.

 

Los supermercados tienen los productos básicos sin demasiada variedad, pollo y carne congelada y un pan fresco tipo molde por 1FJ$.

 

La mayoría de tiendas son de indios. Estos abundan en el país y son los que tienen los negocios. Son ya de tercera generación. Pocos han viajado a su país de origen pero conservan casi intactas sus tradiciones, vestimenta, gastronomía, lengua... La demás población son fijianos melanesios y algunos polinesios. Los rasgos de unos y otros son muy distintos. Los primeros son más parecidos a los africanos, con piel más oscura y pelo muy rizado. Hay también algunos chinos y europeos esparcidos en las múltiples islas.

 

El domingo la ciudad cambia de aspecto y está totalmente muerta. Nadie en las calles. Vuelta de rigor y al barco a pasar plácidamente el día del señor.

 

El baño no es muy apetecible estos días porque está nublado y llueve. Además de que el agua no es muy transparente y enfrente está una gran fábrica envasadora de latas de atún y sardinas que da trabajo a un buen número de la población. Los tiburones acuden cuando se limpian el pescado.

 

Casi 8.000 habitantes hay en toda la isla (alrededor de 850.000 es la población total de Fiji).

VANUA LEVU

 25 DE JUNIO DE 2013

 

A 50 millas al norte de Ovalau queda la segunda isla más grande del archipiélago, Vanua Levu. Hay varias islitas pequeñas en el camino y grandes líneas de arrecifes, por lo que no se puede poner rumbo directo.

 

Navegación cómoda con dirección del viento variante hasta que este empieza a subir y de golpe se rompe la génova; se ha desgarrado un metro. ¡Vaya! Otro gasto más, qué mala suerte. Navegamos el resto del camino con la trinqueta. Por suerte, un hermoso dorado nos trae la alegría del día.

 

Savusavu

 

Llegamos a las 5 de la tarde y oscurece a las 6. Demasiado justo para llegar a Savusavu, por lo que anclamos en la inmensa bahía, a las afueras de la población principal, frente a Costeau Resort. Hay otro barco fondeado. La profundidad cae en picado y hay muchos arrecifes en la zona. Encontramos un hueco donde tiramos el ancla a 12 metros.

 

A la mañana siguiente cuando echamos un vistazo alrededor vemos que ha llegado un barco durante la noche. Tiene bandera finlandesa. Pero, si es el Merilelu..., nuestros amigos Kari y Helena que no veíamos desde hacía unos meses en New Zealand. Nos llamaron cuando llegaron pero parece que dormíamos profundo y no los oímos.

 

Desayunamos juntos y después nos dirigimos los dos barcos a Savusavu, cuatro millas más allá. La zona de Nakana Creek es muy profunda y nos es posible fondear pero hay boyas administradas por Copra Shed Marina y Waitui Marina. Estas cuestan 10 FJ$ teniendo acceso a duchas y baños. Primero nos agarramos a una boya pero cambiamos a la marina de Copra Shed, solo cuesta 25 FJ$ y nos irá bien pasar dos o tres días y poder lavar todo.

 

Las instalaciones son muy completas: servicio de lavandería por 10 FJ$ lavado y secado, el Yacht Club Bar, un café, restaurante, una mini tienda náutica, tienda de souvenirs... Todo en el pueblo queda cerca a no más de 5 minutos caminando: gasolinera, dos grandes supermercados, gran variedad de restaurantes, internet café, un gran mercado fresco con muchas paradas, una estación de autobuses, tiendas varias, panadería... Vaya, prácticamente, todo lo que uno pueda necesitar. Hay una net todas las mañanas a la 8h en el canal 14 de la VHF que modera Curly, un americano instalado desde hace tiempo aquí, que siempre puede dar alguna info de interés.

 

Este canal lleno de boyas está muy protegido y hay algunas boyas más fuertes para pasar la temporada de huracanes.

 

La mayoría de cruceristas hacen la entrada o bien en Suva o bien en Savusavu, por lo que nos encontramos a un montón de gente conocida. Waitui Marina organiza periódicamente cena buffet con comida local por 10 FJ$, hay actividades en el pueblo por las noches... así que volvemos a una vida agitada con compromisos sociales. Comer en los restaurantes es económico y por 10-15 FJ$ (unos 5€) hay buenas opciones: locales, indios, chinos...

 

Hacemos una buena compra en el supermercado con todo lo que vamos a necesitar al menos para un mes. Próximamente nos dirigimos a Lau Group donde no hay absolutamente nada. Los productos básicos son económicos: 2 Kg harina 2.50 FJ$, 2 kilos de azúcar 3.50 FJ$, lata de atún 1.35 FJ$, paquete de crackers 1.25 FJ$, 1 kilo de arroz 1.40 FJ$. Pero los productos más selectos son todos importados y salen más caros que en Nueva Zelanda: ½ kg. mozarella 18 FJ$, olivas 10 FJ$, mayonesa 8 FJ$, chocolate 13 FJ$... No tuvimos un buen asesoramiento en cuanto a precios antes de llegar. No compréis nada que en Fiji es todo más barato, nos dijeron en NZ. No es así. Hay cosas que vale la pena salir bien surtido del país previo: quesos, salsas, latas de fruta en almíbar, Nutella, chocolates y demás delicatessens. Te juegas que lo fresco te lo saquen al hacer la entrada aunque a nosotros por suerte no nos miraron nada porque teníamos aún chorizo, queso y jamón. Me muero si me lo llegan a retirar.

 

El alcohol es más barato que en NZ por lo que hay que comprarlo aquí, además de porque está limitada la entrada: cerveza 1 litro 4 FJ$, cerveza 330 ml 2.30 FJ$, botella de vino 15 FJS, botella de ron 750 ml 42 FJ$...

 

Los precios en el mercado: sandía 2 FJ$, papayas 1 FJ$, piña 3 ó 4 FJ$, 8 ó 10 limones 1 FJ$, patatas y cebollas 1.40 FJ$, zanahorias 2.50 FJ$/ Kg, pepino 1 FJ$/ u, berenjenas 2.50 FJ$/Kg (1 FJ$ = 0.41€). El mercado es curioso e interesante, siempre lo son, y el sábado es el día de más actividad donde además de los puestos fijos se añaden varios afuera que vienen de otras zonas de la isla.

 

También compramos un poco de diesel y gasolina para el próximo mes: 2.26 FJ$ el litro de diesel y 2.65 FJ$ la gasolina.

 

Adquirimos una sim card de data de Vodafone que cuesta 39FJ$ para poder tener internet en el barco, lo que nos resulta muy cómodo; la recarga es económica. Hay muy buena conexión en la mayor parte de islas excepto en algunas de Lau Group, la parte más inexplorada. A veces es sorprendente estar en un lugar precioso donde no hay nada y poder tener señal.

 

Nos tenemos que ir de Savusavu por que no hay más boyas libres ni lugar en los 26 amarres que tiene la marina. Ya nos advirtieron cuando llegamos. Llega el Rally de los 25 Oysters. Unos de medida más normal 48 ó 50 pies (aún así valen al menos un millón de euros) y el más grande de 85 que amarra un día antes de nuestra salida justo a nuestro lado. Nunca habíamos tenido vecinos de tanta categoría. Estos van en conserva con las facilidades que Oyster les ofrece de mantenimiento gratis de averías por todo el mundo. Ahora, no les envidiamos por más barco que tengan. Dan la vuelta al mundo en un año y medio. No sé qué pueden ver en tan poco tiempo. Llegar, foto y partir. Preferimos ser más humildes y tener más tiempo para conocer realmente los lugares. Además, ellos van siempre en grupo y todo organizado, me parece que poco contacto tienen con la cultura y gente del lugar.

 

 

 

Costeau Resort

 

Fondeamos de nuevo en Costeau Resort por tres días más.Este lo montó Jean Michel en 1994,  hijo del famoso Jacques Costeau. Un bungalow cuesta alrededor de 1.200 FJ$ la noche.

 

Por fin buen tiempo y agua limpia. Nos bañamos, hacemos snorkel, voy con mi nuevo kayak arriba y abajo... Qué felicidad me da mi nueva canoíta. Este lo compramos a cambio de vender una vela que teníamos de más. NZ es el mejor lugar para hacerse con uno, todos los kiwis tienen y son baratos, además nosotros tenemos free taxes. Gran adquisición...

 

Se puede ir al pueblo de Savusavu con un autobús que pasa a ciertas horas y regresar con el taxi con la compra por 8 FJ$. Helena y yo vamos mientras dejamos a los chicos tranquilos por un rato.

 

 

 

Fawn Harbour

 

Como siempre salimos bien tempranito con las primeras ráfagas de luz. No hay mucha distancia pero vamos a tener el viento de cara y va a ser necesario hacer bordos. Hay que llegar siempre con el sol arriba para tener buena luz. Fiji es bastante difícil para navegar, con arrecifes en todas partes, muchos no vienen indicados y las cartas están erradas en múltiples puntos.

 

Para navegar por Fiji disponemos de la siguiente información:

Cartas de Garmin que llevamos en la bañera (compramos en USA de 2ª mano por 50 US$)

Open Cpn con mapas del google map que dan una buena idea de las entradas aunque algunos puntos están tapados con nubes o sombreados con una franja negra.

Guía PDF A Yacht’man Fiji by Michael Calder, un clásico pero bastante desactualizado (1987)

Guía en PDF Migrant Cruising Notes Fiji by Phil Cregeen

Guía PDF The Fiji Compendium by S/V Soggy Paw. Es la más útil de todas y actualizada del 2012. Usamos los compendium del mismo barco en French Polinesia y Tonga y fueron de gran ayuda. Viene con mucha información práctica y waypoints de las entradas difíciles. No los repetiremos porque es muy fácil conseguir la guía, todos los barcos americanos la tienen.

Otras guías breves con info de inmigración y demás, complemetarias pero se terminan repitiendo unas a otras: Fiji Marine Guide (2013), Fiji by Mr John, Fiji Yacht help (2002)...

 

Como ahora contamos con el Garmin en la bañera con cartas y situamos en él los waypoints hemos cambiado de estrategia en la entrada a los pases. Jose sube a la primera cruceta donde la visibilidad aumenta en gran medida y yo voy a la rueda controlado al mismo tiempo sondas y siguiendo waypoints –si los tenemos- o las cartas de Garmin con cautela porque no sabemos en cada lugar si van a ser acertadas o no.

 

La entrada a Fawn Harbour es larga y estrecha pero no representa problemas siguiendo los puntos de referencia que hemos situados, las Blue charts son acertadas y hay algunas balizas cuando los arrecifes sobresalen en el canal. La salida la hicimos con marea baja y los arrecifes se ven perfectamente, con marea alta hay que tener buen sol porque cuestan más de ver.

 

En la travesía pescamos dos preciosos dorados al mismo tiempo, parece que son macho y hembra y estos suelen andar juntos. Tenemos comida asegurada para unos cuantos días y lo preparamos a las mil maneras.

 

Pasamos un día de una inmensa tranquilidad con todo para nosotros solos. Un atardecer precioso que disfrutamos llevando los asientos supersónicos a la proa. Solo se respira paz... Al otro día llegan seis barcos conocidos y a la noche se monta una cena de barbacoa de pescado en un catamarán. Está bien alternar el disfrute de estar uno solo con toda la calma con otros días de más vida social.

 

En el pueblo hay nueve casas y vamos a visitar a uno de los pescadores que nos pidió que le fuéramos a echar un vistazo a la placa solar que no le funciona. Jose comprueba todo y descubre que el fallo está en el cable, los perros lo mordieron. Lo repara y el hombre más contento que unas pascuas con la placa de nuevo funcionando.

 

 

 

Viani Bay

 

Solo 10 millas de distancia y llegamos a otra bahía preciosa. Hay una larga fila de arrecifes que divide la tranquilidad de las aguas protegidas con las aguas externas. Hay dos entradas, una más estrecha y cercana que la otra, pero con una amplitud suficiente para pasar sin problemas.

 

El anclaje aquí es un poco complicado porque todo el fondo está lleno de grandes cabezas de coral. Hay mucho lugar pero hay que buscar un área donde no haya demasiada profundidad y las cabezas sean menores. Muchos ponen defensas en la cadena para evitar que el ancla se enrede en los corales. Fondeamos a 13 metros. Hay otra zona de fondeo de más profundidad en el lado opuesto de  la bahía donde hay dos boyas que pertenecen a un local, pero están ocupadas.

 

Esta inmensa bahía es ideal para el kayak y damos paseos a diario divisando desde la superficie los corales que están por todas partes.

 

Jose junto con otros cruceristas va a hacer un diving con una compañía local al Great White Wall y a Nuku Reef. Pagan 180 FJ$ por dos inmersiones, pero vale la pena. Todos dicen que la primera pared de coral es de lo mejor que han visto hasta ahora. De hecho, el White Wall está considerado como uno de los top-divies of the world. Parece que es muy imponente y los colores, impresionantes. Pena que no podamos reflejar en las fotos su espectacularidad. Bajaron hasta 32 metros de profundidad pero no hace falta descender tanto para ver la mejor parte que está entre 15 y 20 m.

 

Llevamos coincidiendo en los fondeos con Victoria –un barco alemán con dos niños- desde Tuamotu. Últimamente los niños vienen mucho al barco a jugar, usan el kayak... Los padres quieren ir a hacer un diving y nos piden si podemos cuidar a sus retoños junto con el niño del otro barco alemán Namani. Niclas, Hannes y Nicky pasan toda la mañana con nosotros jugando al lego, bañándonos y remando con el kayak. Todos lo pasamos bien y nos invitan a la noche a cenar al Victoria.

 

Al día siguiente vamos a hacer snorkeling al Rainbow Reef. Jack es un local que guía a los barcos por 10 FJ$ por persona. Namani se ofrece para llevar su barco, atamos los dinghys atrás y navegamos hasta el arrecife de afuera. Hay mucha corriente y resulta toda una aventura podernos atar a la boya sumergida cercana a los corales. Primero no encontramos la boya; después Kari se lanza al agua pero tras unos intentos queda exhausto, no consigue avanzar a contracorriente y repetimos la maniobra varias veces. Marcos lo releva y también queda cansado porque la corriente sigue siendo fuerte pero finalmente conseguimos atarnos con la colaboración de todos. Subimos  a los dinghys para llegar a un punto y nos echamos al agua dejándonos arrastrar por la corriente viendo todos los corales del fondo. Mientras tanto Jack se queda con  los dinghys y nos recoge en el otro lado.

 Viani Bay es un rincón que nos gusta y nos quedamos unos días.

 

TAVIUNI

28 DE JUNIO DE 2012

 

Somosomo

 

Cruzamos el Estrecho de Somosomo desde Viani Bay para llegar a la isla de Taveuni. Pasamos por el meridiano 180º, por lo tanto cambiamos de longitud este a oeste. Las corrientes en el estrecho pueden ser bastante fuertes así que hay que planear para hacer las escasas millas de distancia con corriente nula o a favor.

 

Hacemos una parada técnica de unas horas en el pueblo de Somosomo para comprar frescos. El fondeo no es bueno. Hay mucha profundidad y cae en picado a 12 metros pero con muchas cabezas de coral. Hay espacio para muy pocos barcos y no nos parece un fondeadero seguro para pasar la noche, además está totalmente abierto a vientos del norte y oeste. El bajar a tierra con el dinghy es otra operación delicada. Las diferencias de mareas son muy grandes y todo es roca y arrecifes en la orilla. Por suerte dos chicos nos ayudan a sacar el dinghy y también a meterlo. Menos mal. Aunque vamos con el motor de 2 caballos sigue siendo pesado para tener que levantarlo en una distancia tan larga.

 

Tomamos un taxi que por 12 FJ$ nos lleva al banco, a correos, mercado de verduras y supermercado, esperándonos mientras hacemos las diligencias. Quedan separados unos de otros y las distancias se hacen más largas cuando andas con prisas, queremos llegar a otro ancladero en el mismo día.

 

Somosomo tiene un supermercado grande pero sin demasiada variedad, solo productos básicos. Hay puestecitos de fruta y verdura en la calle principal, más caro todo que en Savusavu.

 

  

Matei & island tour

 

Seguimos más hacia al norte de Taveuni y anclamos cerca de Matei donde hay un spot de arena. El fondeo aquí es un tanto incómodo porque estamos protegidos del viento por la isla pero la corriente y la ola llegan del otro lado, creando un balanceo constante. Neselele Point es otro fondeadero un poquito más al norte. Queda más protegido de la ola pero abierto a los vientos.

 

Al día siguiente organizamos con el barco Namani un tour por la isla con el mismo simpático taxista que nos llevó ayer. Pagamos 150 FJ$ por todo el día entre los dos veleros. Taveuni es conocida como la isla jardín por su exuberante vegetación. Es muy lluviosa y por lo tanto muy verde y frondosa. De hecho los dos días que estamos en ella llueve bastante. Primero vamos a las cascadas que se encuentran en Bouma National Park, Tavoro waterfalls (15 FJ$ / persona) Hay tres a diferentes niveles a las que se llega con una caminata de una hora y media. Son muy bonitas y la vegetación preciosa. Llueve a ratos así que el día no nos acompaña 100%. Después nos dirigimos a las waterslides donde sobretodo los niños pueden disfrutar como locos deslizándose por los toboganes de agua naturales. No podemos dejar de hacer una visita al monumento del date line, la línea imaginaria más accesible del globo terráqueo por donde justo pasa el Meridiano 180 y divide el planeta en el hemisferio este y el oeste. Aquí sí estamos literalmente en el otro lado del mundo respecto al Meridiano de Greenwich que pasa por Zaragoza. Por último el taxi nos lleva a Somosomo town donde los chicos del Namani quieren hacer unas compras y aprovechamos para comprar algunos frescos más. Nos dirigimos a continuación a Lau Group y allí no hay nada de nada, así que hay que ir bien provistos, aunque el mejor lugar para aprovisionarse es Savusavu y aquí solo completar.

 

No nos bañamos en la costa de Taveuni, los días tampoco acompañaron demasiado pero parece que en la costa norte es el único lugar en Fiji donde los tiburones pueden ser un problema, así que hay que tener mucho cuidado.

 

 

 28 de junio de 2012

 

Somosomo

 

Cruzamos el Estrecho de Somosomo desde Viani Bay para llegar a la isla de Taveuni. Pasamos por el meridiano 180º, por lo tanto cambiamos de longitud este a oeste. Las corrientes en el estrecho pueden ser bastante fuertes así que hay que planear para hacer las escasas millas de distancia con corriente nula o a favor.

 

Hacemos una parada técnica de unas horas en el pueblo de Somosomo para comprar frescos. El fondeo no es bueno. Hay mucha profundidad y cae en picado a 12 metros pero con muchas cabezas de coral. Hay espacio para muy pocos barcos y no nos parece un fondeadero seguro para pasar la noche, además está totalmente abierto a vientos del norte y oeste. El bajar a tierra con el dinghy es otra operación delicada. Las diferencias de mareas son muy grandes y todo es roca y arrecifes en la orilla. Por suerte dos chicos nos ayudan a sacar el dinghy y también a meterlo. Menos mal. Aunque vamos con el motor de 2 caballos sigue siendo pesado para tener que levantarlo en una distancia tan larga.

 

Tomamos un taxi que por 12 FJ$ nos lleva al banco, a correos, mercado de verduras y supermercado, esperándonos mientras hacemos las diligencias. Quedan separados unos de otros y las distancias se hacen más largas cuando andas con prisas, queremos llegar a otro ancladero en el mismo día.

 

Somosomo tiene un supermercado grande pero sin demasiada variedad, solo productos básicos. Hay puestecitos de fruta y verdura en la calle principal, más caro todo que en Savusavu.

 

  

Matei & island tour

 

Seguimos más hacia al norte de Taveuni y anclamos cerca de Matei donde hay un spot de arena. El fondeo aquí es un tanto incómodo porque estamos protegidos del viento por la isla pero la corriente y la ola llegan del otro lado, creando un balanceo constante. Neselele Point es otro fondeadero un poquito más al norte. Queda más protegido de la ola pero abierto a los vientos.

 

Al día siguiente organizamos con el barco Namani un tour por la isla con el mismo simpático taxista que nos llevó ayer. Pagamos 150 FJ$ por todo el día entre los dos veleros. Taveuni es conocida como la isla jardín por su exuberante vegetación. Es muy lluviosa y por lo tanto muy verde y frondosa. De hecho los dos días que estamos en ella llueve bastante. Primero vamos a las cascadas que se encuentran en Bouma National Park, Tavoro waterfalls (15 FJ$ / persona) Hay tres a diferentes niveles a las que se llega con una caminata de una hora y media. Son muy bonitas y la vegetación preciosa. Llueve a ratos así que el día no nos acompaña 100%. Después nos dirigimos a las waterslides donde sobretodo los niños pueden disfrutar como locos deslizándose por los toboganes de agua naturales. No podemos dejar de hacer una visita al monumento del date line, la línea imaginaria más accesible del globo terráqueo por donde justo pasa el Meridiano 180 y divide el planeta en el hemisferio este y el oeste. Aquí sí estamos literalmente en el otro lado del mundo respecto al Meridiano de Greenwich que pasa por Zaragoza. Por último el taxi nos lleva a Somosomo town donde los chicos del Namani quieren hacer unas compras y aprovechamos para comprar algunos frescos más. Nos dirigimos a continuación a Lau Group y allí no hay nada de nada, así que hay que ir bien provistos, aunque el mejor lugar para aprovisionarse es Savusavu y aquí solo completar.

 

No nos bañamos en la costa de Taveuni, los días tampoco acompañaron demasiado pero parece que en la costa norte es el único lugar en Fiji donde los tiburones pueden ser un problema, así que hay que tener mucho cuidado.

 

 

 

Vanua Balavu (Lau Group)

 

  21 de julio de 2013

Los vientos predominantes en la zona son de sureste. Periódicamente, cada dos o tres semanas llega una baja que trae vientos de componente norte durante un par de días y es cuando hay que aprovechar cuando se quiere navegar hacia Lau Group desde las islas del norte.

 

Para navegar por Fiji es esencial llegar siempre con muy buena luz, lo que supone un corto periodo de tiempo entre las 10 y las 15 horas como ideal, pudiéndolo alargar una hora antes y una después aunque el sol ya no es tan intenso. Esto implica que aún en distancias relativamente cortas muchas veces hay que hacer navegación nocturna para asegurarse llegar con buena visibilidad. Desde Taveuni a Vanua Balavu tenemos 50 millas a la entrada más la navegación dentro del lago. Es muy justo para salir al amanecer con un pronóstico de viento de 8 nudos de noreste. Salimos a las 4 de la tarde y recorremos las cincuenta millas en 16 horas despacito con un segundo rizo y génova enrollada pero todo a vela. Lo peor, la salida del Estrecho de Somosomo, donde tuvimos una fuerte corriente en contra de tres nudos y viento totalmente en el morro que nos permitía avanzar solo a dos nudos de velocidad y a veces a uno. La otra opción era ir por el sur de Taveuni, navegando con corriente a favor, pero aumentando las millas a recorrer en treinta más.

 

A nuestra llegada divisamos la isla de Mago, propiedad de Mel Gibson. Leímos en algún lugar que pagó 15 millones de dólares por la isla de 20 kilómetros cuadrados. Nada, otro caprichito del actor... Mas tarde los locales nos contaron que tiene a 100 personas trabajando. Mel estuvo por aquí hace un par de semanas después de cuatro años que no venía.. Lo bueno para los locales es que los habitantes de Daliconi pueden ganar algo de dinero yendo a la isla a vender pescado para los trabajadores. Les pagan 3.50 FJ$ el kilo más la gasolina que han gastado en el transporte.

 

Entramos a Vanua Balevu por el Pase de Quilaquila, al noroeste, a las 10 de la mañana con los waypoints del Compendium, siguiendo la enfilación y comprobando que las cartas de Garmin son acertadas. (a las del Open Cpn ya ni les prestamos atención porque son erradas en todas partes hasta ahora y las de Navionix cuentan los compis que tampoco son correctas). Hay casi una hora y media más de distancia yendo despacito navegando dentro del lago. Hay que evitar varias estacas en el camino que señalizan algunos arrecifes.

 

Tras fondear a 10 metros de profundidad justo enfrente del pueblo de Daliconi, llamamos por radio para reportar nuestra llegada, nos dan la bienvenida y arreglamos ir a tierra a las 3 de la tarde junto con los otros dos barcos que han llegado en la mañana.

 

Lau Group es un mundo aparte dentro de Fiji, es lo más tradicional e inexplorado, no recibe más turistas que los escasos yatistas. Siguen viviendo de una forma muy tradicional conservando sus costumbres. La tradición manda que para desembarcar en la isla hay que pedir permiso al turaga ni koro (jefe) en cada pueblo al que se llega. Antes de llegar hay que proveerse con kava en rama. Lo correcto es llevar entre una libra y medio kilo como regalo, que venden en los mercados por 32 FJ$ el kilo. Nos reciben las autoridades del pueblo y nos llevan a la casa del chief. Les ofrecemos el kava para la ceremonia del sevusevu. Empiezan a hablar en fijiano a modo de oración. Al cabo de un rato el traductor y portavoz nos dice que el jefe nos ha aceptado en su isla y pasamos a formar parte de la comunidad. Para la ceremonia hay que vestir una falda larga o pañuelo –cubriendo las piernas- cubrir los hombros y queda prohibido usar gorras o viseras en el pueblo.

 

 

En Daliconi cobran 30 FJ$ por persona. Esta donación va destinada a mejoras en la escuela, caminos y otros servicios. En cuanto a esto hay muchos bulos y comentarios entre cruceristas antes de llegar. Muchos no vienen porque creen que las tasa es muy superior. Otros porque consideran que ya pagamos por el permiso de navegación y no quieren pagar más. Nosotros lo pagamos más que a gusto, nos consta que hacen un buen uso de ello para toda la comunidad y nos parece una cantidad minúscula a cambio de poder disfrutar de uno de los mejores lugares que hemos conocido en nuestro viaje. Es una pena perderse este paraíso único por no pagar 10 míseros euros para nosotros y un dineral para ellos que les ayuda a poder hacer algunas mejoras en el pueblo.

 

Es viernes y casualmente todo el pueblo se encuentra reunido celebrando una de esas fiestas que arman para juntar dinero para la iglesia, lo hacen dos veces al año. Nos invitan a sentarnos con ellos en las alfombras que las mujeres confeccionan a modo tradicional y nos invitan a la ceremonia de yaqona o kava. La raíz la transforman en polvo y la mezclan con agua poniéndolo en un recipiente especial llamado tanoca. Cuando te ofrecen debes dar una palmada antes de coger el cuenco de coco con las dos manos, beberlo de golpe y dar tres palmadas de agradecimiento tras su devolución. Su efecto tras unas pocas “rondas” es bastante parecido al del alcohol, dicen, auqnue nosotros no sentimos nada. Muchos boles habrá que beber para emborracharse. Su gusto no es el más deseado y su aspecto similar al de agua embarrada.

 

La gente es muy amable y curiosa preguntando sobre nuestro lugar de origen y demás. Casi siempre nos comentan que no recuerdan la presencia de otros españoles aquí y tras ojear el libro de visitas comprobamos que para variar ningún otro barco ha llegado de las españas en los últimos años. El año anterior llegaron 70 barcos. Es curioso como muchos barcos esquivan las islas de Lau Group; en Costums nos dijeron que unos 700 veleros pasan por Fiji al año, por lo tanto, tan solo alrededor de un diez por ciento llega a la parte este y se quedan solo con la parte del oeste que es muy bonita también pero totalmente turística y explotada. Aquí parece que siga intocable tras siglos y siglos.

 

Hace unos años era necesario un permiso especial para navegar por Lau y estos se daban con cuentagotas, ahora solo con el permiso de navegación se puede llegar a cualquier rincón de las Fiji. Lo que ocurre es que los barcos que no van a Nueva Zelanda y llegan directamente desde Tonga cuentan con poco tiempo para hacer French Polinesia, Tonga, Fiji, Vanuatu y Nueva Caledonia y llegar a un lugar fuera de huracanes todo en la misma temporada, ufff. Lau Group no es puerto de entrada. Deben llegar más al oeste y después retroceder con viento en contra para visitar las Lau. Los barcos que después de NZ hacen Fiji, Vanuatu y Nueva Caledonia y después van a Australia tienen un poco más de tiempo pero áun así muchos dejan de largo las islas del este. Los que esquivan Australia y tienen que estar en Asia en noviembre cuentan con menos tiempo de estadía en cada país, insuficiuente para visitar las innumerables islas que forman las Lau. . El otro recorrido común es el de algunos americanos y canadienses que no van a dar la vuelta y regresan a su país por el norte; entonces deben hacer Fiji, Vanuatu, Salomón, Micronesia, Japón y finalmente emprenden el regreso con rumbo 90º. Estos también tienen el tiempo escaso y deben ir a por faena.

 

Pero volviendo a las Fiji... El entorno en el que estamos fondeados es increíble. Hay una paz absoluta. Temprano, desde primera hora de la mañana, nos llegan las voces de los niños y el canto de los gallos. Esto es lo que nosotros andamos buscando. Nos sentimos una vez más privilegiados por tener la suerte de poder vivir todas estas experiencias.

 

 

Diez pueblos hay en la isla. La población principal es Lomaloma. Tres camiones a la semana (lunes, miércoles y viernes) salen desde Malaka, donde podemos llegar con el dinghy. Salimos a las 9 y regresamos a las 11, 15 minutos demora el viaje. Otro día hacemos el mismo recorrido a pie: 5 horas de caminata. Correos, el hospital, una panadería y dos tiendas que están prácticamente vacías porque el barco hace un mes que no llega es lo que se puede encontrar en Lomaloma. Este es el problema general del lugar. Las provisiones se acaban y el barco parece nunca llegar. A veces hasta tres meses ha demorado en aparecer. Está la única escuela de secundaria de la isla y hay un pequeño hostel donde cinco o seis backpackers llegan de tanto al viento. 85 FJ$ al día con comidas incluidas. Hay un vuelo a la semana pero con mal tiempo no sale, así que puede suceder que llegues pero no puedas salir en dos semanas si el avión suspendió su despegue. El avión cuesta 300FJ$ un solo trayecto, una cifra impagable para la mayoría de habitantes. El barco cuesta 80 pero llega cuando llega.

 

Aproximadamente 1.000 personas viven en Vanua Balavu y unas 125 en Daliconi. Poco más hay en este pequeño pueblo a parte de sus casas, tres iglesias y una escuela de primaria. 29 niños en la escuelita y tres maestros: uno para kindergarten (Educación Infantil) y dos para Primaria.

 

La gente es excepcional. Todos nos conocen y somos muy populares junto a los amigos croatas del Mediterráneo. Salir a dar una vuelta por el pueblo te obliga a tener que pararte a cada momento y saludar a todos que ya conocemos como si hubiéramos pasado aquí mucho más tiempo. Unos te ofrecen papayas, los otros plátanos, boniatos, flores... La gente es increíblemente generosa. Sabemos que andan flojos de muchos productos básicos y nos gusta obsequiarles con con arroz, harina, leche, azúcar... También compramos material escolar para los niños, ropita que aún nos queda de Panamá. Tabaco, pilas y cebos es algo que también suelen apreciar. No suelen pedir nada pero es de buen nacido ser agradecido, así que cuando te regalan debes ofrecer algo a cambio. A estas alturas que el barco nunca llega de la city han terminado el diesel. El pueblo se alimenta de un generador que da luz dos horas y media al día por la que pagan 4FJ$ por semana. No hay luz en Daliconi. Nos piden si les podemos vender algo de diesel pero no nos sobra, tenemos mucho que recorrer hasta llegar al próximo punto donde podamos repostar.

 

Todos son autosuficientes. Tienen sus huertos donde cultivan taro, cassava, yam, boniatos, zanahorias, pepinos, berenjenas. Tienen plátanos, papayas y mango en la temporada. Y tienen un inmenso mar donde salen a pescar. Los cerdos y las vacas las guardan para celebraciones especiales: bodas, nacimientos, fallecimientos... Su reto es adquirir un poco de cash para poder pagar la luz y comprar los productos básicos. La mayoría pesca y van a vender el pescado a Lomaloma. Viu lava la ropa por 10FJ$ a los barcos pero eso no le da para todo el año. Algunos tienen familiares en Suva o en el extranjero y reciben un poco de dinero. No necesitan demasiado pero lo poco que necesitan no es fácil de ganar aquí puesto que no hay apenas posibilidades de trabajo más allá de la pesca.

 

No podemos dejar de asistir a la misa del domingo con sus maravillosos cantos. Mayoritariamente la religión principal es la metodista, hay algunos católicos y una minoría de otras tendencias extrañas desconocidas para nosotros. Cuando se termina, las familias se alternan para preparar cada domingo una comida a la que acuden el jefe del pueblo, el jefe de la isla periódicamente, el cura, el maestro y una familia que el cura elige semanalmente. Nosotros somos invitados de honor. Es una experiencia única. Comida fijiana que toman con las manos aunque a nosotros nos ponen un tenedor.

 

Bay of Islands, dicen orgullosos los fijianos, es la segunda en el mundo junto con la de Nueva Zelanda. Queda cerca del pase noreste y pertenece a Daliconi por lo que hay que hacer el sevusevu primero en el pueblo para poder anclar y disfrutar de sus aguas. Doscientas pequeñas islas la forman, de ahí su nombre. Tuta, un nuevo amigo, viene con nosotros y se queda dos días en el Caps. Nos enseña todos su rincones que son infinitos, nos ilustra con sus artes de la pesca y nos cuenta muchas cosas de su cotidianidad que nos permiten entender un poco más su modo de vida. Jose sale a pescar con él y atrapa una buen pieza con el fusil. Hay que llevarla rápidamente al dinghy pero de repente ve un tiburón de más de dos metros de tamaño, cambia destino a la orilla, que está más cerca. No quiere soltar su presa pero tampoco quiere atraer al tremendo bicho. Lo arrastra separado del cuerpo con todo el hilo del fusil y justo llegar a la orilla presencia como el tiburón devora el pescado en solo cuestión de segundos. Impresionante. Tuta tiene una experiencia similar pero como pescador y hombre del lugar habituado a este tipo de hazañas golpea la cabeza del tiburón para espantarlo.

 

Stefan y Silva son dos croatas que hace más de treinta años dejaron su país y han vivido en múltiples lugares por su trabajo, afincados en Australia los últimos años. Las cenas se hacen obligatorias en un barco u otro, siempre comiendo rico y abundante. Nos hacemos inseparables del Mediterráneo durante un par de semanas. Pasamos muy buenos momentos y muchas risas. Se nota el calor mediterráneo que lejos queda del contacto con mayoría de anglófonos.

 

Bay of Islands tiene unos rincones espectaculares. Fondeamos en dos lugares diferentes, siempre con dos anclas porque el lugar para el borneo no es demasiado amplio. Encontramos aquí nuestro anclaje preferido junto al de Fatu Hiva en Marquesas desde que iniciamos nuestro viaje. Para entrar en él hay que hacerlo esquivando pequeñas islas con arrecifes a los lados y una zona de 2.50 m de calado, indispensable hacerlo con la mejor visibilidad. Estudiamos primero el camino con el dinghy porque es estrecho y con varios arrecifes. Una vez dentro no dejamos de repetir que esto sí es el verdadero paraíso. Qué bonito lugar, por dios, cuánta belleza, qué tranquilidad...

 

Este es también el paraíso del kayak donde puedes perderte durante horas entremetiéndote entre canales de islas pequeñas llenas de arrecifes donde el acceso con el dinghy es más difícil. También hay un par de cuevas para explorar, un rincón donde miles de murciélagos ofrecen un espectáculo único, snorkeling increíbles... En fin que tras las presuntas paredes de las islas que a veces parecen planas y finitas puedes adentrarte y descubrir cientos de lugares escondidos hermosísimos.

 

Exploramos la parte norte de la isla navegando por el canal entre el gran arrecife que separa el lagoon de las islas. Hay que ir esquivando varios corales en el camino; la mayoría señalizados con un poste cuando sobresalen, excepto dos que han perdido sus marcas. Estos tampoco se reflejan en las Blue Charts (primer gran fallo que encontramos) por lo que es vital tener buena luz, más de un barco ya ha golpeado su quilla  en esta zona. Es habitual que varios veleros cada temporada tengan que hacer importantes reparaciones en los varaderos de Fiji por haber tenido la mala suerte de chocar con un coral. Atención, querido conductor, no hay que bajar nunca la guardia y si las condiciones no son las favorables: cambio de planes y dejarlo para otra vez.

 

Llegamos a Bavatu Harbor. Una bahía bien protegida y bonita. En ella se encuentra un Yacht Club que se abrió en 2003 y el mismo rey de Tonga acudió a inaugurar, pero que solo duró dos años en funcionamiento porque Daliconi ordenó su cierre. Esta bahía también pertenece al pueblo y posiblemente muchos barcos venían directamente aquí sin hacer el sevusevu previamente.

 

Encontramos un formidable dinghy dock, una ducha (¡qué bien!) y el Yacht Club cerrado donde se hacían los happy hours, servicio de bar y con alguna habitación que también pretendían alquilar. Nos cogemos a una de las dos boyas que hay enfrente. Los cuidadores llegar de la zona al vernos llegar vienen muy amablemente a bajar la pasarela para pasar del muelle a tierra y nos dicen que las boyas son fuertes para nuestros barcos y no cobran nada por su uso.

 

Al poco tiempo de la llegada hay que explorar la zona, como no. Seguimos yendo de la mano con Stefan y Silva con quienes subimos a lo alto de la montaña donde hay un pueblo con 7 personas que trabajan en el cuidado de la plantación. El Caps Tres deja una vez más su rastro en el libro de visitas que tienen en el pueblo. Al otro lado de la plantación hay otras dos casas con una vista excepcional de la gran bahía. Una de ellas pertenece a Mr. Philips el propietario del yacht club, las plantaciones y varias marinas en Fiji. También se puede llegar al pueblo desde otro camino repleto de escalones al otro lado de la bahía donde también hay un muelle para las auxiliares. Caminando un poco más llegamos a un mirador con unas vistas fantásticas de Bahía de las Islas.

 

El Mediterráneo prosigue para Kandavu porque en septiembre debe estar en Australia. Nos despedimos con penita ya que ha sido muy intensos los últimos tiempos compartidos. Vanua Balavu ha cumplido su ciclo para nosotros también pero no podemos ir para el sur porque hay viento muy fuerte de sureste para los próximos días. Así que seguimos aquí ya sin demasiadas animaciones disfrutando solo de la tranquilidad del lugar, siempre focalizados en nuestro estudio del inglés, paseos con el kayak, cocinar cosas ricas y poco más.

 

En Lau las conexiones de internet son prácticamente nulas pero en Daliconi la señal de Vodafone llega y con paciencia puede consultarse el correo y navegar un poco sin pedir demasiadas descargas. También descubrimos que en lo alto de la montaña en la casa del dueño de las plantaciones también hay señal así que nos llevamos el módem inalámbrico que siempre usamos con wifi adquirido en NZ. Puede ser fantástico estar desconectado del mundo pero a veces hay asuntos que hay que atender.

 

Una motora de 65 pies llega a “nuestro fondeadero”, unos ingleses que viven en Nueva Zelanda desde hace 15 años. Nos invitan a tomar algo a su lujoso barco y compartimos unos ratos los dos próximos días. Llegaron navegando desde el país austral, cuatro días de travesía a 9 nudos de media de velocidad. Tienen una capacidad de 8.000 litros de combustible que completan con depósitos flexibles en la popa con 2.000 litros más para largas travesía.

 

Tras una semana en Bavatu Harbor empezamos a sentirnos un poco aburridos tras días de mucho viento; aprovechamos cuando desciende un poco para cambiar de fondeadero y regresar a Bay of Islands. Eso parecía a sotavento y en un lugar bien protegido pero tras navegar y dar la vuelta a la isla y quedar de cara al viento comprobamos que soplan 35 nudos. Pasamos un momento no demasiado agradable hasta que conseguimos entrar de nuevo en la bahía navegando entre arrecifes, que aunque ya conocemos y tenemos el track marcado, no es muy recomendable navegar con tales vientos, el día se ha nublado, ha empezado a llover, tenemos corriente en contra y solo conseguimos avanzar a dos nudos y a veces menos. Para nuestra sorpresa en el fondeadero encontramos a dos barcos alemanes amigos, Namani y Thor.

 

Parece que al fin se nos presenta una ventana para poder ir hacia el sur. Vamos al pueblo para poder cargar provisiones y despedirnos de los amigos locales. Viaje a Lomaloma con el camión para comprar aceite, huevos, azúcar, leche, patatas y cebollas; los básicos que se encuentran en las tiendas tras haber llegado el barco que parecía que nunca iba a llegar dejando a esta gente totalmente desamparada durante casi mes y medio.

 

Tras un mes en esta isla hemos tenido una experiencia inolvidable con los locales y en este entorno maravilloso.

 

 

 

Fulaga (Lau Group)

 

14 de agosto de 2013

Debería haber alguna tregua de los fuertes vientos del sureste para poder poner rumbo al sur, sin embargo, está soplando fuerte y sin descanso y no nos permite avanzar. Pensábamos parar en algunas de las islas de camino a Fulaga, pero tenemos una ventana de solo un día con vientos de suroeste de 10 nudos y si hacemos un stop en el camino podemos quedar atrapados ahí por no se sabe cuánto. Fulaga presume de ser la más bonita de las más de 300 islas de Fiji y no queremos perdérnosla, así que rumbo directo.

 

Bueno, directo relativamente, dentro de lo que el viento y las decenas de islas y arrecifes que hay en el camino nos lo permiten. Navegación atenta sobretodo a la noche que aunque tenemos una luna llena espléndida las rompientes con los arrecifes no se ven. Dejamos esta vez Vanua Balavu por el Pase de Amidici, más estrecho y con un poco de corriente.

 

120 millas y llegamos a la entrada del pase de Fulaga. Tenemos los waypoints situados. Parece muy estrecha –de hecho lo es. Nos acercamos y notamos que hay mucha corriente en el pase. No lo veo claro, exclama el capi algo inquieto. Esto nos recuerda a las Tuamotu. Hasta ahora no habíamos notado apenas corriente en los pases y no habíamos contemplado las mareas. Damos unas vueltas afuera pensando qué hacer, no queremos entrar si no estamos seguros. Son las 2 de la tarde y nos queda algo más de 3 horas de luz. Llamamos por radio para ver si algún barco en el interior puede darnos algún dato útil. Recibimos una respuesta inmediata y nos dicen que si esperamos una hora más la corriente será menos acusada. El tiempo transcurre y volvemos a aproximarnos. Hay menos, pero seguimos teniendo una fuerte corriente en contra. La visibilidad es perfecta y vamos a entrar. Jose me va rectificando desde la proa, los waypoints son de buena ayuda y las cartas de Garmin erróneas. No hay tiempo de dudar y debo estar concentrada a la rueda pero es un poco tenso sentir los arrecifes tan cerca de un lado y de otro y depender del motor acelerado a tope para vencer la corriente. Unos días más tarde llegará un velero italiano de 90 pies que tocó el fondo –hay unos 5 metros debajo de la quilla- tuvieron que hacer una maniobra en el mismo paso para regresar y finalmente no entró.

 

Aquí debe tenerse en cuenta e intentar entrar a la hora del slack (momento de marea máxima o mínima donde no hay transición de aguas y por tanto corriente nula). La guía de Mariners Guide to Fiji. Shores & Marinas 2013 que se consigue de forma gratuita en las marinas y Yacht Clubs tiene una apéndice con el calendario de mareas que en este caso es necesario consultar previamente para planear la llegada a la hora óptima. Hay una variación entre los datos dados de Suva y Fulaga. Hemos comprobado varios días haciendo snorkeling en el pase que el slack suele ser 2 horas y medio después del horario de marea alta y media hora después de la marea baja.

 

Una vez dentro las profundidades varían de los 3 metros hasta los 12. El lagoon es extenso y con múltiples fondeaderos, para nunca aburrirse. Normalmente tiramos el ancla en 4 ó 5 metros de profundidad. Cada 3 ó 4 días nos iremos moviendo del pueblo, a un fondeadero más lejano, de nuevo al pueblo, de vuelta a fondear más afuera, regresamos al pueblo... La navegación en el interior hay que hacerla solo con un poco de precaución evitando las múltiples patatas de coral, fáciles de ver en tan poca profundidad y mejor hacerlo con marea alta, son casi dos metros más debajo de la quilla.

 

Cuando has estado en un lugar maravilloso piensas que va a ser difícil de superar. Nos equivocamos. Fulaga es diferente pero aún más espectacular que Vanua Balavu y la gente más cálida, si cabe. Si la primera isla visitada de las Lau nos pareció de lo más auténtico y aislado comparándolo ahora con Fulaga resulta mucho más avanzada y próspera. Esta última está mucho más lejos que cualquier ciudad más o menos importante como Suva o Savusavu. Vanua Balavu tiene 1000 habitantes mientras Fulaga, 300. Las posibilidades de vender pescado u otro tipo de trabajo para adquirir dinero es más reducido en las islas de menos ciudadanos. La única fuente que tienen para adquirir cash aquí es con el trabajo de la madera con la que confeccionan los recipientes para beber kava que luego mandan a Suva o recuerdos para los yatistas.

 

Fulaga tiene tres pueblos pero es en Muana-I-Cake que debe hacerse el sevusevu para obtener el permiso para fondear y desembarcar en la isla. Por segunda vez ofrecemos el kava y tras una breve ceremonia nos transmiten que pasamos a formar parte de la comunidad y de la isla. Además hay que pagar 50 FJ$ por barco.

 

El pueblo no queda justo en frente del fondeadero sino que hay una caminata de unos 20 minutos donde puedes ser literalmente comido por los mosquitos: repelente antes de emprender la excursión y un ramo de hojas –como hacen los locales- para ir espantando a estos insectos malditos, si no quieres terminar con cientos de marcas en la piel con picores e irritaciones durante el resto del día.

 

El pueblo nos acoge con una inusitada calidez y simpatía. Tai es el representante y es el que tiene más contacto con todos los yatistas. Vivió varios años en la isla de Viti Levu conduciendo una lancha para turistas. Hay una gran diferencia entre los habitantes que han vivido en Suva u otras ciudades y los que nunca salieron del pueblo remoto ; además de que hablan mejor inglés. De todas maneras, todo el mundo es bilingüe aquí: los campesinos, la gente mayor, los niños a partir de los 8-9 años.

 

Poco a poco vamos conociendo a muchos de los locales con quien establecemos una relación muy bonita y entrañable. No muchos barcos arriban aquí y algunos de los que llegan no tienen ese interés en conocer la cultura y establecer contacto con sus habitantes, hacen el sevusevu y no regresan al pueblo nunca más. A nosotros siempre nos dicen que somos diferentes no por nada excepcional sino que intentamos ser uno más, hablar con ellos, divertirnos, aprender de sus tradiciones, hablar algo de fijiano.

 

Tan solo llegar nos animan a acudir a la misa del domingo que tiene unos cantos formidables y después nos invitan a comer. Tai, Koro, Jasmine, Aquila serán nuestros más cercanos en todo el tiempo que pasamos. La mesa, en el suelo, llena de comida con riquísimas recetas casi todo a base de coco: pescado, pulpo, cassava. Nosotros siempre llevamos un pastel de chocolate cuando nos invitan porque les encanta y solo lo comen en estas ocasiones especiales.

 

Otro día hacemos una excursión a los dos puntos más altos de la isla que aguardan vistas espectaculares; una vez con Tai,  otra con Aquila y Landua. Una cueva en el camino llena de esqueletos nos sorprende. No saben a ciencia cierta de qué época son, pero seguramente más de 200 años producto de las guerras con los tonganos.

 

No tardamos de hacernos amigos de las mujeres que se reúnen para confeccionar las alfombras. Empezamos a bromear, cantar, bailar, nos invitan a comer y acordamos con Eva preparar una comida para ellas en los días siguientes. Llevamos los ingredientes y elaboramos el menú en sus cocinas al aire libre con fuego de leña mientras todas nos observan y bromean. No es difícil escuchar una risa por cualquier motivo. Y a veces estas se juntan y es bonito simplemente ver cómo ríe la gente – pocas veces hemos visto reír así en nuestro mundo occidental. Si íbamos a ser diez a comer, creo que terminamos superando los veinte. La gente se acerca y aquí es casi obligación ofrecer un plato de comida cuando alguien aparece. Después viene el Kava, la música, bailes y risas y más risas. Pasamos un día más que divertido con todos los locales, nosotros y los entrañables amigos del barco húngaro Rotor.

 

A nosotros también nos gusta invitar y a ellos les encanta venir al barco. La experiencia nos dice que debes controlar un poco quién viene y dejarlo claro de antemano, si no se empiezan a apuntar “por el morro” -como se dice- y si pensabas que venían cuatro, terminan viniendo ocho o diez. El problema no es número, el tema es que a estas alturas las provisiones de comida van siendo muy escasas, nunca habíamos tenido el barco tan vacío. Algunas veces cocinamos, otras solo es beber una Coca-cola (que les entusiasma con locura, nunca tienen la oportunidad de beberla), palomitas, patatas, cacahuetes, un pastel... Luego siempre viene la sesión de cine. Les encanta ver una película y la nº 1 y más vista en el Caps Tres es El regreso al Lago Azul. Esta fue grabada en Fiji (Taveuni) y es una tierna historia de dos niños que crecen en la isla tras aparecer en una pequeña barca y deben aprender a pescar, buscar su propia fruta, etc. Yo creo que les gusta tanto porque además de saber que fue rodada en Fiji, identifican muchos elementos de su vida diaria. Creo que casi podría reproducir parte de los diálogos después de haberla visto tantas veces. Dirty Dancing es la segunda en el rating.

 

Además del estrecho contacto con los locales siempre queda tiempo para mantener y establecer nuevas relaciones con otros cruceristas. Es curioso pero la mayoría de barcos que hemos encontrado en Fulaga eran europeos: alemanes, ingleses, húngaros, belgas, italianos. A los americanos en general les encanta el snorkeling, el diving pero eso de las relaciones con los “indígenas” me parece a mí que no está en sus razones primordiales de su viaje. Geza e Iva son dos jóvenes rumanos con quienes estuvimos juntos las tres semanas en la isla. Nos gustaban las mismas cosas y permanecer tiempo en el pueblo. Jaime y Lucy del Bamboozle son dos ingleses simpáticos y extrovertidos, reencontramos a los amigos italianos del Gioel, los alemanes Michele y Birgit del Mariposa... Algún happy hour en la playa y cenitas en un barco u otro para compartir la presa del día, las langostas que intercambiamos por tabaco o cerveza, unas pizzas o lo que haya.

 

Tras unos días en el pueblo uno empieza a sentir la necesidad de cambiar de fondeo, de estar en frente de una playa impresionante... Los snorkeling en el pase son de cine. Vamos a la hora del slack, nadamos con el dinghy arrastrando hasta afuera y después entramos dejándonos llevar por la corriente entrante y contemplando unos maravillosos corales, la variedad de peces y algunos tiburones “buenos” que merodean por las zonas más profundas. Si estamos de suerte regresamos con algún pescadito para la cena.

 

Fulaga guarda múltiples fondeos simplemente maravillosos, únicos, indescriptibles. A diferencia de otras de las islas de las Lau, tiene cientos de playas de arena blancas, repleto de palmeras, aguas claras y transparentes por la escasa profundidad y las rocas por todas partes con múltiples formas que emergen del fondo del mar, repletas de vegetación, y erosionadas en su base por el agua dibujando un paraje único.  Nuestro rincón favorito es detrás de una barrera de arena que con marea baja forma una playa espectacular. El kayak es aquí también ideal para explorar todos los interminables rincones a los que a veces no puede accederse con el dinghy por la escasa profundidad y qué mejor que contemplar tanta hermosura con el solo ruido del silencio y no con molesto motor runruneando.

 

Y tras unos días en la paz absoluta ya extrañamos a los amigos del pueblo y regresamos. Los niños siempre nos reciben y nos despiden. Para nosotros son uno de los grandes tesoros de Lau. Nos encanta jugar y charlar con ellos.

 

Un día visitamos la única escuela de la isla que tiene alrededor de 60 alumnos. Los niños de los otros dos pueblos acuden de lunes a viernes durmiendo en el internado. No vayáis a creer que este tiene personal de cocina, de vigilancia, no hay dinero para eso. Son las mismas familias que se turnan semanalmente y tienen que cocinar y vigilar a los niños que pernoctan en el colegio. Hay tres clases que mezclan varias edades consecutivas y una de infantil. Para hacer el secundario deben ir a Suva donde siempre tienen algún familiar que se hace cargo de ellos.

 

Tenemos bastante relación con uno de los profesores, Charles, y su mujer Ma. A los maestros los cambian de destino cada cinco años y tienen que ir trasladándose a cualesquiera de las islas de Fiji que les destinen. Ma es la maestra de los rotis, esa especie de tortillas rellenas de patata, curry, noodles, a veces pollo, tan típicas de Fiji. Un día aprendemos como hacerlos en una clase de cocina en el Bamboozle y otro nos invita a su casa a comerlos. Como no, muchos otros vecinos empiezan a aparecer, después llega una larga sesión de beber Kava, baile y risas.

 

Otro día, fiesta en la escuela para colectar dinero. Juegos con los niños donde nosotros también participamos, después las familias han preparado comida por la que se paga 3$ por el plato para juntar fondos y por último todos los niños de la escuela cantan y danzan delante de todos.

 

Cuando se acerca nuestra partida preparan una fiesta de despedida. Nos piden que llevemos un regalo para las mujeres que ellas tienen uno para nosotras. Todas las chicas recibimos un bonito bolsitos que han hecho con la misma técnica con que confeccionan las alfombras, nos preparan una rica comida y después casi todo el pueblo y nosotros los yatistas nos juntamos en la casa de reuniones a beber kava, a escuchar el son de las guitarras que tres amigos americanos nos ofrecen con bonitas canciones, alternándose con la banda local que también tocan el instrumento de cuerda y acompañan con su voz.

 

El día previo a partir, estando fondeados más allá del pueblo, vienen nuestros amigos a despedirse. Nada más y nada menos que 12 a bordo del Caps Tres. Nos traen regalos, algunos incluso grabado con nuestro nombres. Improvisamos una comida y los hombres salen a pescar y nos obsequian con dos langostas, un pulpo y un pescado hermosote. Esto es de lo que más nos conmueve de esta gente. No tienen apenas nada y son extremadamente generosos. Nosotros siempre tenemos cositas para los niños, les llevamos alimentos, pilas, cebos o lo que nos pidan.

 

Los habitantes de Lau no tienen dinero, no poseen muchas cosas materiales, viven de la pesca y los pocos alimentos que les da la tierra. Pero son solidarios entre ellos, generosos, nunca ahorran una sonrisa y tienen alegría y entusiasmo por la vida.

 

Es por eso que nuestra estancia en Fulaga no ha pasado a ser una isla más que hemos visitado. Es una isla especial, la más especial, quizás. Nos ha transformado y nos hace pensar mucho. No queremos ser esclavos de nuestras vidas, cuanto más tengamos más gastemos y más queramos. Eso no es la felicidad. Esta no tiene un fácil camino, pero el consumo al menos sabemos que no es el correcto. Pocas personas hemos visto en el mundo occidental reír de la misma manera que hemos visto aquí. Pocas personas te invitan a comer sin haber fijado cita previa, pocas te ofrecen lo que tienen y te abren las puertas de su casa de tal manera. No es una sociedad perfecta ni mucho menos. Tienen muchas carencias y también sus problemas. Pero tendríamos que aprender mucho de ellos.

 

 

No sabemos cuánto durará esto así, cada vez las comunicaciones llegan más lejos, la televisión, los móviles... seguro que en unos años cambiará, de hecho ya está cambiando pero esta vez hemos llegado a tiempo y hemos tenido la increíble experiencia de vivir algo que nunca podremos olvidar. 

 

 

 

Matuku (Lau Group)

 

24 de agosto de 2013

 

 ¿Dónde vamos ahora? ¿Paramos un par de días en Totoya........... o Moala? Contamos millas, estudiamos pases y anclajes... ¿¿¿¿???? Hasta que decidimos que no. Nos vamos directamente a Matuku. ¿Por qué? Hay dos opciones: ir parando dos o tres días en cada isla o elegir una y quedarte más tiempo. La experiencia nos dice que cuanto más estás en un lugar, más intensas se hacen las relaciones, la interacción con los locales es diferente, descubres más rincones mágicos y un largo etcétera que nos hacen decantarnos por visitar con más pausa algunos lugares aunque no lo veamos todo. Solo Lau da para una eternidad y Fiji entero, ni te cuento. Por eso hemos decidido que- si bien el plan inicial era recorrer Fiji, Vanuatu y Nueva Caledonia en una temporada- vamos a quedarnos solo en Fiji, porque nos encanta y la queremos recorrer sin prisas.

 

110 millas nos separan de Matuku. Las recorremos solo con la génova, viento en popa, para llegar a la mañana siguiente. No sé por qué me pongo bastante mala en el viaje, a veces qué poco me gusta navegar Grrrr#&bbb%fffff Pero en cuanto llego se me olvida.

 

El pase a Matuku queda en el lado oeste protegido del mar, es ancho y muy profundo. Sin problemas. Pero a veces cuando estás afuera, cuesta ver donde está la entrada porque desde lejos solo se ve una línea de arrecifes; por eso poder contar con waypoints (nos los pasaron unos amigos) es muy útil porque las cartas están desfasadas cuatro pueblos.

 

 Waypoints Matuku:

  1)      19º 09.273 S   179º 43.976 E

 2)      19º 09.228 S   179º 44.242 E

 3)      19º 09.222 S   179º 44.606 E

 4)      19º 09.238 S   179º 44.849 E

 5)      19º 09.563 S   179º 45.100 E (Fondeadero)

 

El fondeadero es pequeño, como mucho hay espacio para cuatro barcos y queda rodeado de arrecifes por todas partes. El fondo parece que no es muy bueno, porque un catamarán con una Delta de 50 kilos garreó varias veces y una noche de bastante viento tuvo que cambiar el fondeo a las 3 de la madrugada porque se iba a los arrecifes. Ayyyy, pero que cada vez estamos más y más contentos con la Rocna.

 

Solo llegar se acerca Jiko -el portavoz del pueblo de Lomati- para invitarnos a una fiesta que hay en otro pueblo para recolectar dinero para la escuela. Como nos gusta estar en todos los saraos, aunque estamos cansados por la travesía, arranchamos todo en 10 minutos y nos vamos en la lancha que nos viene a recoger.

 

Hacemos la ceremonia del sevusevu en el pueblo de Makadru. Después en meeting house empezamos a beber kava, esta vez antes de comer, vamos de mal en peor, a embriagarse con el estómago vacío. Después llega la comida, muuuuucha comida y muy variada. El barco acaba de llegar esta mañana y han podido comprar provisiones; nosotros también aprovechamos para comprar algunas cosas básicas para subsistir antes de llegar a Suva. Tras el lunch llega la recolecta donde cada familia da una donación para la escuela, esta no es anónima sino que van apuntando el apellido de familia en una pizarra y cuánto aporta cada una. Nosotros damos nuestro granito de arena. Al colegio acuden los niños de Makadru, Lomati y Raviravi y excepto los del primero tienen que quedarse en el internado de lunes a viernes.

 

Los hombres se quedan bebiendo kava y nosotros preferimos salir fuera y estar con los niños. La pasamos muy bien. Intentamos memorizar todos sus nombres, difícil... y voy aprendiendo cada vez más palabras: me enseñan a contar hasta 20 y palabras básicas. Los más pequeños no hablan todavía inglés y te hablan en Fiji como si los entendieras. Los mayores me traducen y voy apuntando en una libretita el vocabulario que considero más importante para poderme comunicar. Les enseño algunas canciones en castellano y catalán y me piden que las cante una y otra vez, son tan curiosos en cuanto aprenden algo nuevo...

 

El pueblo de Makadru está muy cuidado y enseguida nos percatamos que en esta isla el nivel es muy superior al de otras. Es conocido que las islas de Matuku, Totoya y Moala son más prósperas, porque las tierras son más fértiles, porque pueden plantar su propio kava y venderlo... Las casas tienen una mejor construcción, hay mucho pasto verde que hace que el pueblo se vea bonito. Está a solo 100 millas de Suva y los barcos a veces llegan hasta dos meses al mes. Hay muchos motores fueraborda en toda la isla y eso es un buen indicador del nivel adquisitivo de la gente.

 

Jiko y su mujer Penina tienen cuatro preciosas niñas simpatiquísimas de 1 año y medio, 3, 6 y 7: Losena, Rosi. Josefini y Sala. Hacemos muy buenas migas con ellas y jugamos mucho ya que están de vacaciones del colegio por dos semanas. Cada vez que vamos al pueblo nos reciben y nos despiden en la playa con gran alegría. También vienen al barco varias veces y preparamos pizzas una noche.  

 

En el fondeadero estamos junto con el Sea Rover, el  Oyster de los ingleses Mike y Duvala, y unos días más tarde llega el Mariposa. Tan solo 10 barcos llegan aquí al año, así que es una atracción para el pueblo cada vez que ven llegar un nuevo velero..

 

Jiko nos lleva a los ingleses y a nosotros a dar una vuelta por toda la isla a cambio de que pongamos la gasolina. En la isla hay siete pueblos (todos, excepto uno, situados en la costa) a los que se puede acceder con barca bordeando el lago por el interior.

 

La primera parada es Yaroi. Está cautelosamente cuidado. Volvemos a hacer el sevusevu. Jiko planta kava y tiene en abundancia, algo vende y mucha se le beben; así que a cada pueblo les lleva un ramo. También compramos gasolina para el resto del tour. Después proseguimos a Levukaidaku donde hay una antigua y enorme iglesia en la cima, parada en Natokalau y por último en Qalikarua donde se nos hace casi la noche bebiendo kava con los chicos del pueblo. La última parte del trayecto la hacemos sin luz pero Jiko conoce bien la zona y hay un poco de luna. Ellos están más que acostumbrados a esto pero uno no deja de pensar en los chalecos salvavidas y demás cuando las pequeñas se duermen en nuestros brazos.

 

No faltan las comidas dominicales y la visita a la iglesia. El segundo domingo esquivamos la misa y vamos directamente a comer, tenemos la excusa que salimos esa misma tarde para Suva y tenemos que preparar el barco. Los cantos son muy bonitos pero, si cualquier misa ya nos resulta aburrida en un idioma que podemos comprender, después de una hora hablando todo el rato en fijiano, uno ya no sabe lo que hacer. Como curiosidad, en la misa a que acudimos se dirigen a nosotros en inglés, nos dan las gracias por dedicar tanto tiempo a los niños y jugar con ellos. A las otras personas que llegan aquí les gusta subir a la montaña, acudir a la misa pero nunca dedican su tiempo a los niños, nos dicen. El discurso es muy emotivo y a Jose y a mí casi nos saltan las lágrimas. A continuación nos piden que salgamos adelante a decir unas palabras. Hace tiempo que se me asignó la función de portavoz y telecomunicaciones así que, me toca;  todo el pueblo presente espera con atención mis palabras; agradezco su hospitalidad, generosidad y lección en muchos aspectos que nos han dado sobre la vida. Al terminar la ceremonia nos sitúan en la puerta y uno por uno nos estrechan la mano y nos dan las gracias. Esto nos hace sentir un poco embarazosos porque nos tratan como si fuéramos un personaje importante.

 

La comida se hace en casa de Jiko y Penina pero cada familia del pueblo acude a saludar y aporta un plato para la mesa, en seguida se retiran y se van a compartir la comida con sus familias. ¿No es formidable?

 

Durante dos días Jose trabaja duro con Jiko ayudándole a instalar varios paneles solares que tiene viejos y que apenas cargan. Tenemos bastante cable y terminales en el barco y le hace una instalación nueva. Pasan de cargar 2 a 7 A.

 

Pasamos diez días en Matuku también memorables y especiales. El paisaje del fondeadero es bonito, montañas altas y muy verde, completamente distinto a las otras Lau que hemos conocido; podríamos decir que es un poco semejante a Marquesas por las formaciones montañescas. Pero solo hay un fondeadero y tras varios días uno ya necesita un poco más de espacio.

 

Mote! Sota tale!

(Adiós, nos vemos)

 

Isla de Viti Levu: Suva, Robinson Crusoe Island, Port Denarau, Nadi, Vunda Point y Lautoka

Suva

7 de septiembre de 2013

Llegamos a Suva tras dos meses maravillosos en Lau Group. Que nadie espere paisajes paradisíacos y lugares de ensueño a partir de ahora. Eso se ha terminado, la mejor parte de Fiji, sin lugar a dudas, está en el lado este.

  

Fondeamos en el “desguace de Suva”. Es el peor de los fondeos que hemos encontrado; nos rodean pesqueros viejos por todas partes, un barco hundido en el centro que no está señalizado a la noche... A varios compañeros les han robado incluso estando durmiendo en el barco, otros han tenido problemas al levantar el ancla por los restos oxidados que hay en el fondo del mar; los ánodos se desgastan a una velocidad anormal, "¡ojo! que hay ratas"... Pero qué panorama... Intentaremos irnos lo más rápidamente posible, pero al final tenemos que estar casi dos semanas. Las baterías no quisieron aguantar hasta Nueva Zelanda y no hubo más remedio que cambiarlas.

 

A pesar del mal fondeadero, Suva es la capital de Fiji y como toda ciudad principal guarda sus encantos. Es una ciudad limpia y ordenada. Represnta una realidad muy distinta al resto del país. Una quinta parte de la población del archipiélago se concentra aquí y, más que en ningún otro lugar, conviven -juntos pero no revueltos- los tres grupos principales: fijianos, indios y chinos; un 10% provienen de China y el resto repartidos a partes iguales entre los autóctonos y los descendientes de la India que ya permanecen por varias generaciones. No hay que ser muy despierto para darse cuenta de que los indios son los que tienen los negocios y el dinero (propietarios, encargados de negocios, universitarios...) y los fijianos simples trabajadores (vendedores ambulantes, personal de cocina, limpieza, asistentes de comercio...). Suva es una ciudad cosmopolita y tiene la universidad más importante de las islas del Pacífico (excluyendo NZ y Australia).

 

Aproximadamente una vez a la semana hemos visto llegar un crucero donde turistas de todas partes con pantalón corto, sombrero y cámara en el cuello invaden la ciudad. Hay dos grandes centros comerciales con patios de comida en el piso superior donde se puede saciar el apetito por 8FJ$ (unos 3 €). Esas oportunidades no se tienen siempre y los platos son tan grandes que casi con uno tenemos para los dos, así que la cocina del barco poco se usa al mediodía. Las tiendas de ropa de segunda mano son totalmente asiduas por los locales ya que todo es demasiado caro para los salarios. El sueldo normal es de 2,5 FJ$ la hora (1€). La gente se las tiene que apañar para vivir, pero aún así no hay extrema pobreza ni hambre. La gente vive contenta, planta sus vegetales, va a pescar, construyen sus cabañas... Y solo los que tienen negocios son los que tienen un poco más de alcance al dinero y artículos que no son de primera necesidad.

 

Suva es el mejor lugar para compras. Muchos expats (así llaman a los extranjeros que viven en Fiji) residen en la isla y se encuentran varios supermercados con una gran variedad de productos además de los básicos. El mercado de fruta y verdura es enorme y aún gana más terreno los sábados cuando en el exterior se duplican los puestecitos con gente que viene de otras poblaciones. En el piso de arriba se encuentra una gran surtido de especias de carácter asiático (lo de encontrar orégano o laurel es casi misión imposible) y kava.

  

Como alternativa al nefasto fondeo, hay una pequeña “marina” que cobra 50 FJ$ diarios por un servicio que no corresponde; no hay fingers ni pantalanes y hay que tirar el ancla por proa y amarrarse a tierra por popa. Hay un pequeño varadero donde los catamaranes pueden sacar el barco fuera del agua y también unas pocas boyas que suelen estar ocupadas. El Yacht Club a cambio de pagar 15 FJ$ por persona ofrece derecho a las duchas y uso del dinghy dock. El bar del club se anima a las tardes donde hay happy hours y barbacoa los lunes (por 2 FJ$ puedes tomar un sandwich de pan de molde con una salchicha a la brasa). Los taxis cuestan 4 FJ$ al centro pero preferimos caminar cuando no vamos cargados, solo 20 minutos y un  poco de ejercicio que nos viene fenomenal.

  

 

Robinson Crusoe Island

 

Hay varios lugares donde puede pararse al navegar al sur de Viti Levu camino al oeste. Hemos oído hablar bien de la isla de Beqa (pronunciado Benga) pero vamos a reunirnos con los amigos suizos del Mariposa -que no vemos desde la Polinesia-  y no podemos demorarnos. Desde Beqa puede hacerse uno de los divings más extraordinarios del mundo que consiste en dar de comer a los tiburones; las fotos que hemos visto son alucinantes pero sale más de 300 FJ$ y la caja de abordo se ha quedado un poco seca, así que el buceador decide postergarlo para el próximo año.

 

Pasamos por el estrecho que separa la isla de Beqa y la principal, donde nos han avisado que el viento llega muy racheado aunque nosotros experimentamos el efecto contrario, la intensidad bajó. Muchos arrecifes que nos mantienen alerta y planificamos la navegación para pasar esta parte con buena luz y quedar en zona despejada durante la noche.

 

Robinson Crusoe es una pequeña isla donde hay un resort muy popular y nada más. Las fotos áreas de los catálogos que muestran las guías y folletos publicitarios apuntan que es un lugar precioso pero las fotos con afán de vender exageran la realidad. Soplan entre 20 y 30 nudos cuando llegamos y el fondeo se mueve bastante. Ningún otro barco a la vista. Cabañitas y palmeras, kayaks y motos de agua... para los bienaventurados que pueden pagarse unas vacaciones en los trópicos. Solo llegar decidimos que no pasaremos más de una noche. Prefereimos no coger el pack de resort + turismo masivo + juguetes rudidosos en el mar + ausencia de cultura autóctona. El viento descansa en la sobremesa y vamos a visitar la isla. Es muy conocido el espectáculo de baile con fuego que hacen los miércoles y sábados (el mejor de todo el Pacífico, dicen). Es domingo y no queremos esperar cuatro días más así que tendremos que seguir viviendo sin haberlo visto; sin mucha culpa, porque nos cuesta creer que vaya a superar los de Marquesas y Samoa (Aquí las danzas y la música no tienen el mismo peso que en otras islas y no forma parte de la idiosincrasia del país).

 

  

 

Port Denarau & Nadi

19 de septiembre de 2013

Unas millas más y entramos en la parte oeste de Fiji tras cruzar uno de los dos pases que hay en el sur. De repente nos recuerda a la navegación en el Mediterráneo, el viento se ha ido, encendemos motor y mar plano; la barrera de arrecifes que envuelve todo el oeste de Fiji no dejan entrar las olas más enfurecidas que se han formado en el vasto océano.

 

Lo mejor del oeste de Fiji es que tiene un tiempo excepcional, llueve poco y casi siempre hace sol. Es un alivio dejar la lluviosa y nublada Suva.

 

Port Denarau es la marina más importante de Fiji con capacidad para megayates y donde duermen los grandes cruceros que navegan por la zona cuando no hay clientes. Al lado de la marina hay boyas que cuestan 15FJ$ pero siempre están ocupadas. Fondeamos afuera a 6 metros de fondo; a las tardes es un poco incómodo cuando el viento cambia al oeste pero a la noche siempre se queda tranquilo.

 

La distancia con el dinghy hasta tierra es considerable y ponemos el motor con más potencia. Port Denarau es una isla unida por un puente a la isla de Viti Levu de lujo y comfort. Alrededor de la marina hay un complejo de tiendas y restaurantes para el turismo, las oficinas de las compañías que navegan a todas las islas de Yasawas y un supermercado. En el resto de la isla, residencias lujosas de extranjeros, hoteles, apartamentos y resorts para los kiwis y sobretodo australianos, que son los principales turistas en Fiji junto con chinos, japoneses y coreanos.

 

La tercera ciudad más importante de Fiji, Nadi, queda a unos 20 minutos en el autobús amarillo que sale del puerto y vale 1 FJ$. Este recorre el complejo de mansiones, campo de golf y canales cercanos a la marina y te deja en el centro de la ciudad. Nadi es una ciudad sin demasiado interés; una calle principal donde se encuentran gran parte de las tiendas de la ciudad, dedicadas al turismo en la parte baja y las locales más arriba. El mercado de fruta y verdura no deja de ser interesante de visitar, como siempre, y hay un mercado de artesanías que constantemente nos invitan a visitar confundiéndonos con el prototipo de turista de hotel que viene por una semana con la cartera llena y afán de gastar y comprar souvenirs. Al final de la calle central se alza el templo hindú, el más importante de todo el Pacífico. Sabemos poco sobre esta cultura y nunca hemos visitado un lugar similar. Sus templos son bien diferentes al resto de construcciones religiosas; aquí el color es el protagonista y las pinturas de estilo naif representan sus múltiples dioses. La entrada sale 5 FJ$ con un guía solo para nosotros que nos explica el significado de cada uno de los dioses y templos. Para entrar debemos descalzarnos y cubrir hombros y piernas.

  

Cerca queda el aeropuerto principal de Fiji y en caso de tener que recoger a gente, Denarau es ideal. Aprovechamos para renovar nuestra visa de estadía en la oficina de Inmigración del aeropuerto, extendemos los 4 meses de permiso inicial a 2 más, pagando 90 FJ$ por persona.

 

Tras casi un mes entre Denarau y Vuda ya conocemos bastante la zona y otros barrios como Martintar y Namaka donde no hay visitantes extranjeros. Me gusta la sensación cuando ya creas una rutina diaria, vas a coger el autobús, sabes cómo funciona todo y te sientes un poco afincado... pero es esa rutina que puedes cambiar en el momento que te has cansado, por eso me gusta.

Conocemos a Quim del Bora Bora, un gironí de Begur con el barco en Estartit que está dando la vuelta al mundo a otro ritmo. Salió el noviembre pasado de España y ahora se encuentra navegando hacia Sudáfrica. Su proyecto es diferente, asociado a una empresa de globos llamada Kon Tiki, vuelan en diferentes partes del trayecto y también van recibiendo invitados a bordo. Quim está disfrutando de esta experiencia pero el barco no deja de ser su modo de vida y tiene que seguir un calendario.

 

Jose y Quim trasladan sendos barcos a Smugglers Cove mientras yo acudo a mi curso intensivo de inglés por dos semanas. Smugglers queda a tan solo a 3 ó 4 millas de Denarau y allí se encuentra un centro de mochileros con cómodas instalaciones y bar a pie de playa para contemplar el atardecer y tomar unas cervezas. El inconveniente es que está abierto y es muy incómodo y complicado desembarcar en la orilla. Por eso abandonamos el lugar a la mañana siguiente. Viene mal tiempo para los días venideros y hay que estar a resguardo.

 

  

Vuda Point & Lautoka

27 de septiembre de 2013

Vuda Point es la otra marina principal y más segura de Fiji, está bien resguardada e incluso muchos seguros responden en época de huracanes si se deja el barco aquí. Las embarcaciones son introducidas en un agujero en el suelo y calzado con neumáticos en los meses de ciclones. La marina tiene una forma circular y una gran boya en medio alberga varios barcos abarloados a la espera de un amarre. Los chicos se mueven temprano y tras estar poco tiempo en la boya en seguida encuentran un lugar.

 

La marina tiene unas instalaciones formidables: cafetería, tienda náutica, tienda de comestibles, duchas y un bonito bar-restaurante con happy hour, música en vivo y noches temáticas. Lo peor es que queda lejos de todo y es bastante poco conveniente estar allí si tienes que estar haciendo cosas y compras en la ciudad. Hay que coger un taxi (4-4.5 FJ$) o caminar media hora hasta la parada del bus y con el transporte público hay 15 minutos a Lautoka y 45 a Nadi.

 

Compartimos varios días con Quim que está a la espera de un tripulante para salir inmediatamente para Sudáfrica vía Bali. Cuando llega Mateu vamos un día a Lautoka, la segunda ciudad del país. Es domingo y está todo cerrado. Todo se ve más feo aún de lo que es con las calles semidesiertas y las tiendas con la persiana abajo. Lautoka es de esas ciudades que no le pueden gustar a nadie, realmente horrorosa y carente de atractivo alguno. Como éramos cuatro fuimos con taxi desde Vuda, el taxista nos convenció que era interesante ir ese día a la ciudad por el Sugar Festival. Este no resultó otra cosa que una feria itinerante con atracciones viejas y antiguas como lo eran en España en la década de los treinta o cuarenta.

 

Quim se marcha y nos quedamos de nuevo solos unos días más en la marina. Desde hace unos meses, atrás quedó el llegar a un lugar nuevo y encontrar decenas de barcos amigos y conocidos. Los muchos, siguieron ruta hacia el oeste Vanuatu para seguir a Asia, otros se van hacia Marshall y solo algunos –los menos- repetimos Nueva Zelanda. A veces se extraña ese ambiente de camadería que habíamos creado tras varios meses de navegación conjunta.

 

A eso se junta que el oeste de Fiji no nos gusta y no podemos dejar de comparar constantemente con las islas de Lau que robaron nuestros corazones u otros paraísos visitados. No sé si me estoy haciendo mayor o qué pero rezongo una y otra vez, detesto que me traten como una turista estúpida. No me gusta hacer esta clase de comentarios, pero tras varios meses aquí no me queda más remedio que decir que no me gusta nada tampoco el trato con los indios ciudadanos de Fiji. Mientras los fijianos son siempre simpáticos y amables, los otros son antipáticos y bastante falsos, siempre intentan sacar provecho, cobrarte más, engañarte o darte el cambio mal. Por supuesto hemos encontrado excepciones.

 

Bien, aquí estamos y hay que intentar seguir disfrutando. Acabo el curso y nos vamos para Mamanucas y Yasawas para dejar de gastar dinero, que cuando estás en la civilización se va y se va. Ya tenemos ganas de nadar y bucear en aguas hermosas y contemplar los atardeceres desde un bonito fondeo.

 

Mamanucas. Musket Cove y Navadra

 

 Nos escapamos un fin de semana desde Port Denarau a la isla de Malolo Lei, a tan solo unas pocas millas. En Malolo hay una pequeña marina, Masket Cove, también cuenta con boyas y un resort muy popular.

 

Sabemos de antemano que va a haber mucha gente porque hay una regata que se celebra anualmente de carácter amistoso y muchos barcos acuden para aprovechar el ambiente de festejo y reunión. Todo está lleno y tenemos que fondear a 18 metros.

 

El entorno, las aguas y las playas son bonitos pero se estropeó la belleza natural con el resort, demasiado barco y todo demasiado encarado al turismo. Tampoco estamos el tiempo suficiente para explorar los arrecifes y corales; nos dicen que es una reserva y está prohibido pescar, así que no tenemos el aliciente de regresar con la comida después de un buen chapuzón.

 

Estamos con Quim del Bora Bora y hay barbacoa esta noche en tierra. Vamos a la tiendecita y compramos un poco de cordero que echaremos al fuego con unas patatas.

 

Tras el cambio de aires regresamos a Port Denarau para proseguir con obligaciones el día lunes. Los días transcurren entre Denarau y Vuda y por fin podemos escaparnos de nuevo a hacer un poco de vida de crucero. Mamanuca no tiene fondeos muy protegidos y los únicos seguros para trasnochar son Masket Cove y Navadra (este último siempre y cuando no sople del norte).

 

La zona de Yasawas y Mamanucas viene errada en todas las cartas electrónicas que poseemos tanto en el ordenador como en el plotter; y andamos un poco a ciegas. De algunas partes tenemos las fotos del Google Earth que son de gran ayuda y otras solo nuestros ojos que no nos suelen engañar.

 

Entrando a Navadra, evitando un arrecife que hay en medio de la bahía, nos pegamos un poco demasiado a la parte de babor y de repente nos encontramos en un área de 3 a 4 metros de profundidad en un área repleta de arrecifes donde el agua es tan transparente que nos hace ir con el aliento entrecortado; con Jose subido a la cruceta y servidora a la rueda, salimos aliviados de la zona de peligro. Conocemos ya varios barcos con graves accidentes en Fiji que casi pierden el barco. Nunca se puede bajar la guardia.

 

Navadra es lo que más nos ha gustado de toda la parte oeste de Fiji. Tiene unas playas extensas y solitarias de arena blancas y unos corales espectaculares que nos mantienen en forma haciendo snorkel mañana y tarde. El agua es tan transparente que con casi 20 metros de profundidad vemos el ancla y la cadena con una claridad sorprendente. No hay habitantes en la isla y solo otro barco cuando llegamos. Durante los días siguientes llegan algunos más y otros se van. A veces aparece un barco de turistas que pasa unas horas , deposita a la gente en la playa, los recoge y desaparece.  El barco siempre se mece un poco al son de la resaca de las olas pero vale la pena dejarse balancear en un lugar tan bonito.

 

 

 

Yasawas Islands     

 

Navegamos a la siguiente isla del norte que pertenece al grupo de Yasawas. Es una parte muy turística y sabemos que a partir de ahora en cada lugar encontraremos al menos un resort. Dejamos la isla de Waya por babor ya que la zona está más despejada de arrecifes y fondeamos en la gran bahía de Rurugu Bay. Ahí coincidimos con el segundo catamarán más grande del mundo, el Douce France, de bandera belga, cuyo capitán y tripulante nos vienen amablemente a saludar. Enseguida investigamos en Google, para el que se anime solo cuesta 90.000 € alquilarlo por semana.

 

A la tarde vamos a hacer el sevusevu al pueblo,  entregamos el kava pero no hay cremeonia. Si bien los fijianos es la gente más amable y alegre que hayamos conocido en la tierra, en esta parte turística de Fiji no lo son tanto y no hacemos más que extrañar cómo eran en la parte este. Cuando llega el turismo y el dinero todo se estropea, así es.

 

Caminamos hasta Octopus Resort que queda al oeste de la isla. Sumamente cuidado, con buen gusto; para todos los presupuestos: dormitorios compartidos para backpackers, suites, cabañitas medias.

 

La siguiente isla, que navegamos esta vez por el oeste, es Naviti. Sopla del este y de este lado estaremos más protegidos, pero hay que ir todo el tiempo superatentos esquivando los múltiples arrecifes. Fondeamos en la bahía de Somosomo donde pasamos la noche pero no bajamos a tierra ni podemos quedarnos para conocer, comprobamos que no hay señal de internet y necesitamos tener conexión a diario.

 

En la siguiente isla del norte llegamos al mítico Blue Lagoon, que es bien conocido porque se grabó la película del mismo nombre.  Este es el fondeadero más protegido de las Yasawas y ahí pasamos casi tres semanas porque la conexión es muy buena y porque hay días de mal tiempo. Varios resorts se reparten en las múltiples islas que envuelven el lago. A veces las obligaciones imperan y no nos permiten disfrutar de esa vida sin preocupaciones y con todo el tiempo solo para nosotros. Acudimos a unas danzas tradicionales que organizan para un  crucero, degustamos nuestro primer lovo (el horno tradicional bajo tierra), paseamos por el pueblo y las playas... La vida social la hemos dejado un poco de lado los últimos tiempos. A veces extrañamos a los amigos con quienes habíamos navegado juntos desde Panamá e incluso antes y habíamos creado una especie de gran familia. Siempre llegan nuevos barcos con quienes hacemos amistad. Conocemos a los jóvenes españoles del Sikkim. Pol e Iñaki siempre andan acompañados con varios tripulantes que los visitan desde España y con Ignacio que está con ellos por tres meses. También a Robin y Ana, del Confederate, unos kiwis entrañables que han salido de NZ para navegar por un tiempo hasta Filipinas donde residieron durante unos cuantos años y varias otras relaciones pasajeras que se quedan en la memoria pero que no volverán. 

 

Regresando hacia Smugglers pernoctamos en el sur de Waya que tiene un escenario bastante espectacular y bonito con una orografría un tanto parecida a las Marquesas. Pesca en el camino que compartimos con los amigos de Sikkim.

 

Vuda Point & Denarau, preparando la partida

Noviembre de 2013

 

Regresando de Yasawas paramos en Smugglers donde nos encontramos con barcos amigos y conocemos a dos españoles recién acabados de llegar, Marco y Blanca, dos pilotos de avión que han venido a trabajar a Fiji. Uno de Córdoba y la otra de Canarias, tienen la alegría y salero de nuestras gentes del sur y pasamos muy buenos momentos juntos. Marco es un supercrack que nos hace reír todo el tiempo. Qué personaje! Alias “Salhim Ab del Aham”, otro comandante de Nepal, no falta nunca siempre que haya cerveza o algo que corra por las venas  y organizamos barbacoas y varios encuentros juntos donde lo pasamos superbien. También conocemos a la australiana Alicia que se encuentra afincada en Fiji.

 

Pero además del cachondeo hay que trabajar. El Caps tiene que estar de nuevo a punto para navegar a Fiji: reparamos velas, pasamos revisión de balsa salvavidas [por cierto en nuestro gran país ESPAÑA donde hay tantas regulaciones para los barcos no pusieron agua ni comida en una balsa de supervivencia, si comentarios...], pintamos antifouling (unos días en el incómodo varadero), cambios de filtros y el sinfín de detalles que un barco exige para que no te dé problemas en el mar. En la marina coincidimos de nuevo con el Sikkim y con Ana y Robin. El bar siempre es el punto de encuentro.

 

Nos vamos a Denarau para terminar de prepararlo todo y huir de las altas temperaturas de la marina. Ignacio se queda unos días en el barco con nosotros y nos encontramos con Colin y Mercedes del Segue. Mientras tanto seguimos con estudios, exámenes, papeleos, preparativos... a veces estar en los trópicos puede ser más que estresante, así pasa a veces. Fiji ha cumplido su etapa y ahora hay que estar en Nueva Zelanda para seguir con los nuevos proyectos. 

 

 

Después de poco más de un mes en Tonga, el Caps Tres enfila proa al oeste. A 400 millas se encuentra Savu Savu, puerto elegido para hacer la entrada oficial al país de Fiji. Jose, Erika y Cristina -quien forman ahora la tripulación- entran en el río tras tres días de travesía. La tranquilidad de llegar a un lugar ya conocido para el Caps generan esa confianza de saber qué hacer y dónde ir sin muchas vacilaciones. Llamada por radio, espera de las autoridades en una boya, pago de los aranceles de entrada y directamente a la marina para poder descansar por unos días y poder reparar un obenque que se rompió en la travesía.

 

La espera de recibir el nuevo obenque desde Lautoka y después esperar la ventana para navegar a Lau Group hace que la estancia en Savu Savu sea de casi una semana. Visita al mercado, compra de cava para el sevu sevu, abastecimiento de víveres y visita a Labasa, algo que la otra vez nos quedó por hacer.

 

Labasa es la ciudad más importante de la isla de Vanua Levu. Se encuentra al norte a dos horas y media de autobús. El paisaje es muy bonito. Vanua Levu es una isla muy lluviosa y el verde impregna por todas partes. La ciudad en sí no llama mucho la atención pero el paseo merece la pena por el trayecto.

 

En Savu Savu se encuentran con varios amigos conocidos de mucho tiempo atrás. Jose María de valencia anda por estos pagos buceando y explorando la zona. Humberto del Holandés Errante también llegó de Tonga unas semanas antes que el Caps. Siempre es una alegría ncontrar amigos allí donde llegas.

 

 

Nunca pasó por la mente del capitán no visistar Fulanga en el segundo viaje a Fiji. De hecho, esta isla era una de las principales motivaciones para regresar aquí. Fulanga nos conquistó la primera vez y la segunda no fue más que una confirmación de que es uno de los lugares más bonitos y entrañables en nuestro periplo por el mundo.

 

El Íbero, un barco amigo español, les adelantó en su visita a Fulanga unas semanas antes que el Caps Tres aparecería por allí. Pero a pesar de que no había factor sorpresa el recibimiento fue increíble y muy emocionante. Jose nunca olvidará esos momentos. Todos recordaban su nombre en el pueblo y Jose -que no  es muy bueno para ello- solo recordaba el nombre de los más allegados. Esta vez doce días en Fulanga alternando el fondeo del pueblo con otros fondeos más bonitos pero lejos de la población. Poco y nada nuevo esta vez: sevu sevu, comida de domingo después de la misa en la casa de Koro y Tai, reencuentro con todos los conocidos, los niños siempre sonriéndo y acompañando en las caminatas en el pueblo, danzas, sesiones de cava y más cava, charlas, risas, excursión a las cimas... Siempre todo tan bonito e inolvidable a pesar de ya ser algo conocido para Jose y novedoso y un recuerdo increíble para Erika y Cristina.

 

Fulanga es la misma de siempre en un sentido pero algo está cambiando en otro. Cada vez llegan más barcos, cada vez es más conocida y trae todos los problemas que conlleva el contacto de los locales con el mundo exterior. Pero a pesar de todo esto sigue siendo uno de los paraísos del Pacífico. Los fondeaderos siguen siendo increíbles, el color del agua, la multitud de islitas en el lago, las playas maravillosas y todavía salvajes.

 

Pero Cristina está solo por unas semanas y hay que seguir para mostrarle otras partes de Fiji. Así que con mucha emoción y pena abandonan la isla y ponen rumbo al norte, Vanua Balavu, otro de los lugares que figura en nuestra bitácora como nuestros favoritos. 

 

Daliconi sigue siendo el pueblo de referencia de Bay of Island. Esta vez no hay que pagar 50 fijis a la llegada. Todas las entradas a los lagos no suponen ninguna sorpresa ya que son bien conocidas por el capitán. El pueblo recibe al Caps con simpática y cariño. Muchas caras conocidas que recuerdan nuestra anterior estancia hace un año atrás. Pero lo mejor de Vanua Balavu es Bay of Island y nuestro rincón favorito. Fondeados por unos pocos días allí, de nuevo con la compañía de Tuta que viene a pasar unos días llenos de buenos ratos, pesca, langosta. También se reencuentran con el barco amigo Socarrao que se suma a la fiesta. 

 

Al dejar Vanua Balavu se dirigen a Levuka. Los lugares recorridos son los mismos que la otra vez así que no queremos repetir y contar otra vez lo que se encuentra en cada isla. Tras la parada rápida en la antigua capital, el Caps esta vez descubre el único nuevo lugar en este viaje, Makongai. En esta pequeña isla dicen que se grabó algunos capítulos de la serie Lost (Perdidos). Este lugar es sencillo y su gente muy acogedora y simpática. 

 

Aunque había plan de esquivar la capital, finalmente recalada de un día en Suva. Siempre vale la pena poder visitar su extraordinario y colorido mercado y dar una vuelta por el centro que representa una realidad distinta al resto de Fiji. 

 

El turístico y ajetreado Denarau suele ser parada obligatoria cuando se tiene que recoger o despedir pasajeros. Cristina se desembarca tras más de un mes que esperemos haya disfrutado y le quede un grato recuerdo de esta experiencia. En mis dos semanas de vacaciones me escapo de nuevo al trópico. Esta vez, sin mucha ansia de recorrer ya que todavía son muy recientes los recuerdos de un año atrás después de conocer y descubrir Fiji durante seis meses. Masket Cove, en las Mamanucas, está cerca y se convierte en un buen punto para relajarse, disfrutar de la tranquilidad, aprovechar las instalaciones y la piscina del resort al que tenemos acceso a cambio de una mínima cantidad y dejar olvidado el estrés del trabajo. 

 

Y unos llegan y otros se van... El mismo día que yo me marcho llega un amigo de Auckland, Dave, que acompañará a Jose en la travesía a Nueva Zelanda. La ventana promete ser buena y en los nueve días de navegación no hay nada a descatar. Viento de proa la mayor parte con un ángulo cerrado que hace la travesía un tanto incómoda pero una llegada calma y sin viento al país de la gran nuble blanca, como es conocida Nueva Zelanda. Los dos chicos rieron a carcajadas y pasaron muy buenos ratos a bordo mientras navegaban y eso es lo importante. 

 

¿Cuándo y dónde será la próxima gran aventura del Caps? No se sabe aún, pero lo más probable es que descanse por un año y medio en NZ y en dos temporadas ponga rumbo a lugares nuevos y muy prometedores. Esta vez nos apetece Vanuatu y Nueva Caledonia. 

 

Mientras tanto seguiremos viajando, que es lo que más nos motiva, por tierra o aire, y seguiremos compartiendo nuestros descubrimientos.