Partimos a las Vírgenes desde St. Martin

 

9 de marzo de 2010

Hacemos la salida en Philipsburg y ¡sorpresa!, nos cobran 25 $; hemos tenido que pagar por estar tres días fondeados. Como no hay otra opción: pagar y callar. Cargamos agua, gasoil y gasolina. El agua 0’10$ el galón (1 galón = 4 litros aprox.), cargamos 356 litros por 9 $. La gasolina 1’07 $ /litro y el gasoil 0’97 $/litro (recargo de 0’03 por litro al pagar con tarjeta). Estamos pensando en instalarnos un chip calculadora, por qué esta gente todo lo mide diferente? El agua en galones, la tela en yardas, el cabo en pies…

Nos vamos a dormir a la bahía de Simpson Bay para ganar 4 millas. Nos colocamos un poco alejados de la mayoría, pegaditos al aeropuerto para tener vía libre en cuanto amanezca. Todos los barcos cercanos son megayates, entre ellos un velero que ya vimos en Lanzarote, el Helios. La primera vez que lo vimos nos pareció enorme pero aquí hasta parece pequeño al lado de tanta eslora.

Salimos en cuanto amanece. Tenemos 85 millas por delante. ¿Conseguiremos llegar de día? El equipo de viento marca 22 nudos y eso que todavía no hemos salido del cabo, así que ponemos el segundo rizo y medio yanquie. Las primeras cinco horas navegamos como un tiro entre 7’5 y 8’5 nudos de velocidad. Más tarde baja el viento y quitamos un rizo y sacamos toda la vela de proa.

Ya tenemos las islas ahí nomás. Lo hemos conseguido 85 millas en 12 horas. Tenemos hacer un paso complicado con arrecifes en medio. Solo puede hacerse de día. Nos dirigimos a Virgin Gorda, la segunda isla más grande del archipiélago. Colón le puse el nombre por su forma semejante a una fémina gorda tumbada. En caso de haber llegado de noche hubiéramos cambiado el destino para evitar este paso. 

 

 

Virgin Gorda

 

10 de marzo de 2010


Vamos atentos al ordenador, el plotter, la carta y el paisaje; las Islas Vírgenes están llenas de arrecifes y hay que navegar con precaución. Pero nos deslumbra lo que vemos, esto promete…

Fondeamos en la Bahía de St Thomas junto al Gorda Yacht Harbour.  Al día siguiente bajamos a tierra. Damos la entrada y pagamos 15 $ con un permiso de estadía de dos semanas que podemos renovar si quisiéramos. Pagamos menos ya que tenemos bandera inglesa, los buques extranjeros pagan casi el triple. Preguntamos cómo llegar a Spanish Town pero nos dicen que estamos en ella. Pues nada… Esto es todo, cuatro casas, tres tiendecitas y eso sí los bancos abundan y son edificios más suntuosos. Necesitan mucho lugar para todo el blanqueo de dinero que hay en la isla.  Todos los ciudadanos son de color y se ve mucho nivel ya que hay muy buenos coches.

Como ya veníamos advertidos, traemos la nevera llena pero el pan es rico del día y pagamos por una barra escuchimizada 2’60$. Va a ser que hoy no cenamos bocadillos…

Por cierto, wifi gratis estando fondeados, increíble…

 

Cuando estamos acabando de comer oímos un grito en español, cosa rara, ya que este idioma es algo extraño por aquí. Nuestros amigos del Bahía… Qué alegría verlos de nuevo. Los esperábamos para el día siguiente. A la tarde los vistamos al puerto y nos contamos nuestras aventuras de los últimos diez días que hemos estado separados.

 

12 de marzo de 2010

A la mañana nos vamos para Savannah Bay junto al Bahía. Ellos ahora tienen visita y son seis. La entrada a la bahía hay que hacerla con cuidado ya que nos quedaremos fondeado entre playa y arrecifes. Seguimos a Ángel que ya conoce la zona, siempre cotejando con el plotter. Esto es una maravilla. No hay ningún barco más, nosotros solos. Vamos con el dinghy a los arrecifes y disfrutamos de un fondo marino maravilloso, peces de todos los colores, vemos por primera vez el pez piedra… ¡Qué pena no tener cámara submarina! Se la pediré a los Reyes.  Después nos acercamos a la playa. El agua está caliente y es totalmente transparente con un azul turquesa increíble. Los del Bahía canturrean desde el dinghy “Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero…”

 

 

 

Gorda Sound


13 de marzo de 2010

Nos trasladamos hacia el norte de la isla llamado Gorda Sound o North Sound.  Ceñimos solo con el yankie y finalmente a motor ya que el tramo es corto y nos da pereza sacar la mayor. Dejamos la isla de Mosquito  a nuestro estribor y entramos por un paso muy claramente balizado con balizas rojas y verdes. Hay arrecifes a ambos lados por tanto hay que ir con precaución.

Es una larga bahía muy protegida rodeada de islas y arrecifes. Es increíble...  Es todo muy virgen con pequeños resorts en las diferentes islitas. Fondeamos allí donde no hay nadie, Robin Bay. Tenemos una montaña verde y frondosa de telón.

Recibimos la invitación de comer una paella en el  Bahía; por la tarde, excursión con el dinghy a la isla de  Bitter End. Hay bastantes boyas a las que te puedes amarrar por 25 $ /día.  Nosotros optamos por fondear que es más económico :)

También hay una minúscula marina, varios coquetos resortes y un par de tiendas y un mini supermarket donde los precios están por las nubes. Caminamos por un largo paseo bordeando el mar muy bien cuidado adornado con buganvillas. Nos topamos con una boda.

 

14 de marzo de 2010

Volvemos a pasar por el paso balizado entre arrecifes para dar la vuelta por afuera y cambiar de paisaje. Nos acercamos a Necker Island donde tomamos  fotos de una imagen muy conocida de una minúscula isla con tres palmeritas que a medida que te aproximas te percatas que son artificiales. ¡Vaya timo! Siempre navegando con mucha precaución porque todo está repleto de arrecifes pero en el plotter viene muy bien indicado.

Fondeamos entre Prickly Pear Island y Eustatia donde en las cartas viene señalado como fondeadero de día pero está todo muy tranquilo y no hay viento, así que pasamos la noche allí.  El lugar es paradisiaco, qué maravilla, qué paz, qué regalo de la naturaleza...  “¡Qué dura la vida del navegante!”, no deja de repetir Nando, “No sé cómo lo aguantáis”...

Inflamos los pulmones y nadamos hasta el arrecife para disfrutar del fondo submarino, más vivo que el de Savannah. A la noche me percato de que voy a tener que empezar a bañarme con camiseta ya que paso muchas horas en el agua y me empiezan a escocer un poco los hombros. A la tarde de nuevo una nadada hasta la playa, donde vemos muchos ermitaños. Un animalillo que no conocíamos que viene a ser medio cangrejo,  medio caracola.

A la noche la tripu del Bahía: Ángel, María, Jose, Nando, Mari Jose y Mari Asun vienen a nuestro barco a comer unas pitas.

 

Tortola, Guana Island, Sandy & Jost Van Dyke

 

19 de marzo de 2010

Nos vamos a dormir a la bahía de Gorda Sound para mañana salir hacia Tortola. Fondeamos a escasos metros de una playa llena de manglares y aprovechamos a ir a tomar algo a un chiringuito cercano que cierra a las siete de la tarde. Aquí no hay marcha.

 

Navegamos a Tortola a motor ya que no hay ni una gota de viento y encima de cara. Hacemos una parada en el Road Harbour donde aprovechamos para comprar en el supermercado. Cogemos lo imprescindible ya que los precios son bastante elevados, más del doble que en St. Martin. Nos vamos a pasar la noche a Beef Island, que está al este de Tortola (allí se encuentra el aeropuerto). Toda la bahía para nosotros.  Preparamos la bolsa y excursión nocturna a la playa con el dinghy a hacer una barbacoa. Ángel lleva en el bahía una parrilla (habrá que hacerse con una ya que las barbacoas en la playa se van a repetir más de una vez) y cenamos una exquisita variedad de carnes y pollo con salsas variadas y ensaladas. ¡Un manjar! Disfrutamos como enanos. Primero, Ángel se ocupa de hacer el fuego, que se agradece muchísimo ya que espanta  la cantidad de mosquitos, que nos estaban comiendo; mientras tanto, ponemos la mesa en una gran roca que han encontrado los chicos previa exploración. Pasamos una noche genial.

 

La jornada siguiente nos vamos hacia el noreste de Tortola. Dejamos a Beef Island por babor y entramos en un canal lleno de arrecifes pero que no lleva mucha dificultad en un día claro ya que está balizado y se ven a la vista. Los alrededores son bonitos. Fondeamos en Guana Island, en una bonita playa llamada White Bay. El inconveniente es que el fondo no es muy bueno y está lleno de rocas. No nos convence y hay dos boyas libres a un lado que marcan PRIVATE, nosotros no comprendemos las lenguas extrañas que se hablan en estas tierras extranjeras, así que nos amarramos a ellas con la intención de salir bien temprano al día siguiente, está anocheciendo y nadie va a venir ya, pensamos.  Cuando estamos contentos con pasar una noche tranquila, al bajar a la playa con el dinghy somos advertidos que tenemos que irnos porque dos barcos tienen que venir. Pero el hombre muy amable nos dice que hay una boyas cerca de las que nos podemos agarrar. Las boyas están en una reserva. Y para entrar en la zona hay que haber tramitado un permiso que sirve para todas las British Virgin Island que cuesta 70$. A nosotros nos ha dado el permiso el buen hombre y por si las moscas, no aparezca una lanchita y nos hagan pagar los setenta pavos, salimos al amanecer. Uno se termina habituando a ser medio fugitivo por estos barrios, cuestión de supervivencia… 

 

Navegamos a orejas de borriquillo rumbo a Jost Van Dyke. Salimos antes que el Bahía, ya que ellos están todavía desayunando y así tenemos un poco de ventaja y nos ven por una vez la popa. Amenizamos la navegación con continuas llamadas por radio instándoles a que nos adelanten, si pueden. De paso a nuestro destino se encuentra Sandy Cay, una pequeña islita redonda y deshabitada donde es obligatorio parar. Es la típica imagen de fondo de escritorio. Cuántas veces hemos visto esta imagen fotografiada y ahora estamos allí, es real. La parada es breve ya que hay que ir para Jost Van Dyke a coger sitio porque a medida que va pasando el día se pone a tope. Nos parece que hay bastantes barcos cuando llegamos, pero nada en relación a los que llegan a haber al anochecer. Cómo pueden meterse tantos barcos aquí. Y lo peor, la gran mayoría de charter. En las Vírgenes prácticamente el 80% de barcos son de charter. Es un lugar estupendo para chartear por su belleza, por la cantidad de islas y su cercanía y porque parece un lago donde no se forma ola  y la navegación se hace más sencilla.  En esta bahía se juntan tantos barcos ya que es de los pocos sitios donde hay un poco de animación a la noche. Cenamos en un curioso restaurant al aire libre con música en directo y mucho ambiente. El precio no corresponde con la calidad y el servicio (más de una hora de espera y eso que teníamos reserva) pero lo pasamos bien bailando al finiquitar la cena.

 

La bahía es preciosa pero hay demasiado barco embutido y empieza a soplar, así que va a ser mejor que nos marchemos. Hoy toca ceñir. Tomemos el rumbo que tonemos en las Vírgenes casi siempre hay menú único: viento de cara.  Tendremos que ir con cuidado no nos metamos en territorio americano ya que bordeamos la frontera y tenemos a St. Thomas al lado. Las Vírgenes están dividas en la parte inglesa y en la yankee. A la americana no podemos ni asomarnos ya que se necesita visado. Averiguamos para sacar el visado desde España pero era todo demasiado complejo: había que pagar bastante dinero, había que contestar a ciento una mil preguntas y había que ir a la embajada a Madrid para ser entrevistados. En fin… que los americanos pasan a la parte inglesa como les da la gana y los demás a j*derse. La pena es que tenemos Puerto Rico ahícito nomás y tampoco podemos ir por el mismo motivo.

 

Peter Island


22 de marzo de 2010


Peter Island es un auténtico paraíso. Uno de esos lugares que da para quedarse días y días. Hay una pequeña marina para quien quiera pagar solo por la luz de un día 80 $  + el amarre y si quieres hacer una paradita de 1 hora 20 $. Hay unas pocas boyas que cuestan 65 $. Muy cerca hay una bahía de ensueño, así que para qué pagar todo ese dinero cuando se está  mejor fondeado.  Pasamos allí tres noches. Es el lugar que más nos ha gustado hasta ahora, maravilloso, indescriptible. Para el que quiera pasar unos días de relax hay un lujoso resorte en el que se pueden pasar unos días por solo 1000 $ la noche la tarifa más baja, eso sí, incluye picnic en una playa privada.

A las mañana nos gusta caminar y hacer excursiones por la isla, pasear por el resort, colarnos en la playa privada,  ir a recoger cocos para tomar de aperitivo, nadar en la playita… Incluso cabe una sesión de peluquería. Mari Asun es una excelente estilista y me hace un bonito corte.

Descubrimos que en el café del resort hacen unos deliciosos smoothies y a la tarde qué mejor que sentarse junto a la playa con unas vistas increíbles y una compañía estupenda.  Las noches no decaen y una de ellas la pasamos en el Cap’s celebrando el santo de los Joses y Mari Jose y termina con baile y baño nocturno. ¡Qué escándalo! A la mañana siguiente todos los barcos de nuestro alrededor se marcharon, sería casualidad o huían del ruido que hicimos (¡ojo! Que tampoco somos unos desubicados y como empezamos temprano terminamos el jolgorio a las 23h). Al otro día cena en el bahía y la última noche, despedimos Peter Island como se merece, nos vamos de picnic a la playa y más tarde karaoke con piña colada. Pasamos unos días maravillosos junto a la tripu del Bahía. Hace apenas unos días que conocemos a Nando, Mari Asun, Jose y Mari Jose pero lo hemos pasado genial con ellos; nos hemos reído, divertido… Son dos parejas muy entrañables con los que seguro nos volveremos a ver. Arrivederci, amigos…