Puerto Lindo y Sabanitas

 

Poco a poco vamos acabando nuestra despensa y al final se hace imprescindible un viaje al continente para recargar víveres para los cuatro siguientes meses que nos quedan en San Blas. En el archipiélago es posible comprar algo de fruta, verdura, huevos, pollo y poco más.

 

Navegamos a Puerto Lindo a una distancia de 40 millas. Nos sorprende la cantidad de barcos que hay fondeados, contamos más 50 cuando esperábamos encontrar unos pocos. Poca cosa hay en Puerto Lindo además de un pequeño pueblito. Para hacer compras hay que ir a Sabanitas, se puede dejar el auxiliar todo el día en el dinghy dock del bar de Puerto Lindo consumiendo algo y tomar un autobús (2,25$) hasta Sabanitas que está a una hora y media de distancia. Allí hay un supermercado grande, El Rey, donde hay de todo y está abierto las 24 horas. Para regresar con los paquetes un taxi sale por 20$ o si compras más de 500$ te traen la compra, cantidad que no es muy difícil alcanzar si compras para varios meses. También hay un banco con cajero automático.

 

Puerto Lindo también se conoce como Linton, que es una isla que está enfrente  inhabitada excepto por unos cuantos monos que viven en ella. Queremos conocer a los famosos dueños del territorio y desembarcamos en ella, teniendo cuidado con los  simios que muchas veces se hacen los amigables pero a veces muerden.


 

 

 

Portobello


La bahía de Portobello fue “descubierta” por Colón en 1502 durante su cuarto viaje. En los siguientes 200 años se convirtió en el más importante puerto español en Centro América. Las ruinas de las sólidas fortificaciones quedan como testigo de la preponderancia de antaño de este punto.

También en destino de muchos fieles que van a pregar al conocido Cristo Negro.

 

La costa desde Colón a Kuna Yala es conocida como Costa Arriba. La mayoría de la población son descendientes de Jamaica así que predomina la gente de color.

 

Hay un gran fondeadero que se encuentra a unas 10 millas de Isla Linton. Está mejor comunicado para ir a Colón o Panamá City con autobuses cada media hora (desde Linton solo hay cinco buses diarios); pero muchos dicen que el fondo es menos bueno para tirar el hierro.

 

Hay varios supermercados pequeños y algunos restaurantes. El más conocido es el Captain Jacks donde se reúnen los mochileros y navegantes; buen ambiente, buena música, camas para los mochileros, wifi y sandwichs al estilo americano; contrasta con el resto de garitos donde se encuentra comida criolla más barata donde se puede comer comida por 3$ el plato y 0’75$ la cerveza.

 

En la plaza de la iglesia también hay acceso a internet por 1’23$ la hora y en la biblioteca del pueblo por 1’50$ la hora.

 

Se pueden recargar las botellas de butano en una pequeña caseta regida por unos estado unidenses  al lado de la aduana por 15$.


 

 

 

Panama  City

 

Desde Sabanitas salen autobuses directos a la capital del país que demoran una hora por 2’50$ el trayecto, con aire acondicionado y televisión. No es mala idea acercarse a Panama City para conocerla y para hacer compras de cosas de barco o cualquier otra cosa que se necesite. Panama City es conocido como un importante centro de compras en todo Latino América.

 

Visitar el casco histórico, contemplar el Océano Pacífico y ver la zona de rascacielos en un viaje relámpago es lo más interesante para ver. Moverse dentro de la capital es barato hacerlo en taxi ya que la carrera sale unos 3$, siempre hay que acordar el precio antes.

  

Los viajes en autobús son toda una experiencia; los autobuses de línea de Panamá son muy curiosos y pintorescos, con ballenato, salsa o algún ritmo latino a tope, lucecitas en el frontal que se iluminan cuando se activan los frenos y decoraciones bien llamativas.

 

Albrook mall, al lado de la terimal, es un gran centro comercial con casi 500 tiendas para poder hacer algunas compras; en toda la city hay varios macro centros donde se encuentra toda clase de cosas.

 

 

 

 

Parada en Linton y escapadas a la city


Mayo de 2011

Dejamos atrás Kuna Yala tras cinco meses magníficos en nuestro pequeño paraíso y volvemos a Linton, previa tramitación del zarpe a Bocas del Toro, necesario para moverse por aguas panameñas que cuesta 16’50$ (si bien los barcos no lo suelen tramitar para los pequeños traslados a Linton o Portobello para ir a mayores distancias y pasar largos periodos es necesario hacerlo). 

Fondeamos con dos anclas como hicimos la otra vez. El fondo es fango y a nuestra ancla Delta no le va muy bien por eso a escasos metros del ancla principal ponemos por delante la Fortress; no queremos volver a garrear como nos ocurrió en la otra ocasión.  Si bien el viento ha bajado en demasía, a partir de la época de lluvias hay que tener cuidado con los “culos de pollo” que son ráfagas esporádicas y breves que suben repentinamente el viento hasta 50 nudos y que cada año meten a más de un barco en la playa o en algún arrecife.

 

Tras regresar a un lugar ya conocido siempre existe un sentimiento de familiaridad y tranquilidad, aquí ya sabemos cómo movernos y dónde queda todo. El fondeo de Linton nos sigue pareciendo más bonito y cómodo que el de Portobello aunque las comunicaciones no sean tan frecuentes. Nos encontramos con barcos ya conocidos: el Kaija’s Song, la comunidad canaria del Güifli, Manigua, Temple y Menisco Roto; Felipe del Renegade...

 

Varios paseos a Portobello para consultar internet y comprar algunos víveres y los tediosos viajes a Panamá City que nos llevan cinco horas montados en las guaguas entre la ida y la venida alternan con las jornadas en Linton de trabajitos pendientes.

 

Panamá es un buen lugar para terminar de equipar el barco, resulta más barato que la mayoría de países y a través de Marine Ware House es posible pedir cosas a Estados Unidos sin necesitar una dirección donde recogerlo y al mismo coste que en las webs americanas. Aprovechamos para adquirir un congelador y un generador eólico para terminar de cubrir el consumo. Ahora el Cap’s ya no es un barco vulgar,  se dice que un velero con hielo a bordo ya es otra cosa...

Vamos conociendo cada vez más la ciudad y los taxis pasan de cobrarnos 3 ó 4 dólares por trayecto como lo hacían las primeras veces a 2 dólares, que suele ser la tarifa para los locales. A veces cogemos alguna guagua que sale 0’25$ pero que tarda bastante más y nos ralentiza la cantidad de cosas que tenemos que hacer en cada escapada a la city.

 

Además de Warehouse, que poca cosa tienen en stock pero los shippings son rápidos hay tres importantes casas náuticas Centro marino, Abernathyes y Pesqueros.

 

 

 

 

Colón, ¿es tan peligrosa cómo dicen?


Junio de 2011

Nubes negrísimas y cortinas de agua no muy lejos nos amenazan en la última parte del viaje a Colón, que dista unas 25 millas de Linton, pero por bondad de la naturaleza nos libramos de una buena y llegamos casi secos. En la aproximación muchos mercantes fondeados descansan fuera de la bahía. Nos adentramos en el gran Puerto de Colón que antecede al Canal de Panamá y nos cuesta encontrar el pequeño fondeadero para los veleros situado al lado del Club Náutico Caribe.

El fondeadero es incómodo porque pasan los pilots a mucha velocidad creando unos movimientos bruscos, el agua muy sucia y ruido de las grúas que descargan los contenedores del gran puerto comercial que tenemos enfrente.

 

Para desembarcar con el dinghy en el deteriorado y venido a menos Club Náutico Caribe hay que pagar 5 dólares diarios, a cambio te ofrecen la seguridad de la entrada con acceso restringido que da tranquilidad a nuestro chinchorro en esta malnombrada ciudad. Para agua y acceso a las duchas hay que pagar un extra de 20$ por estancia. Nos parece excesivo y preferimos controlar el agua que nos queda y que vamos manteniendo con la que recogemos de la lluvia en estos últimos días bastante húmedos. En el Club Náutico hay un restaurante y un bar, ambos tienen wifi, y una pequeña tienda náutica.

Tan solo tres barcos más hay fondeados que esperan el cruce del canal. Es aquí donde las embarcaciones ultiman sus preparativos y aguardan a la fecha asignada para pasar al otro océano. En meses anteriores hubiéramos encontrado decenas de barcos apelotonados pero ahora ya quedan unos pocos que van tarde para la fecha que suelen ser recomendables para el cruce.

 

Entablamos relación con los barcos que están apunto de partir. Una simpática pareja joven francesa-australiana, Eric y Simone, que refresca un poco el ambiente mayoritario con el que nos hemos ido topando de jubilados o prejubilados de más de 55 años. También un francés, un americano y un argentino, todos navegantes solitarios, que cruzan en más de una ocasión el canal para ayudarse entre unos y otros ya que se requiere una tripulación de cuatro más el patrón, además del práctico, para el paso de las esclusas.

Nos adelantan que el precio del cruce para barcos de menos de 50 pies de eslora está entre 800 ó 900 dólares, según el agente, incluyendo alquiler de amarras, neumáticos y el práctico. Entraremos en detalles cuando estemos más cerca de esta envergadura y lo vayamos palpando por nosotros mismos.

 

Colón tiene muy mala reputación por su peligrosidad, además de ser sucia y carecer de ningún tipo de atractivo. Hay signos de que en otro momento fue mejor y ha tenido una acusada decadencia. Para evitar exponerse a ningún percance es recomendable moverse a todas partes con taxi que tiene una tarifa fija de 0’90$ más 0’25 por pasajero adicional.

Encontramos las grandes cadenas de El Rey y Super 99 –con varios productos españoles como jamón, queso manchego y algunas latas- y la famosa Zona libre que viene a ser la segunda más grande del mundo después de Hong Kong. Una micro ciudad rodeada de altas paredes con cientos de tiendas de todo tipo entre las que se encuentran una mayoría con bastante material de poca monta. Lo cierto es que salvo alguna cosa muy concreta los precios apenas se diferencian con el resto de tiendas de la capital y solo vale realmente la pena si se hacen compras grandes de más de seis artículos iguales es a partir de cuando las rebajas son hasta más de la mitad del precio etiquetado. Todavía no nos ha quedado claro realmente el funcionamiento de la zona libre de tasas ya que cada uno te dice algo diferente. Nosotros compramos pequeñas cosas que llevábamos en la mochila y a la salida nadie nos revisó, algunos dicen que por persona esta permitido un máximo de compra de 80$ y para más hay que pagar una cuota de ciento y pico que solo compensa para gastos muy grandes; todos cuentan que hay varios taxis dentro que tienen contactos en la puerta y dándoles una “mordida” de unos 20 $ sacas todo sin dificultad.

 

En Colón aprovechamos para solucionar por fin el tema de las botellas de gas. Ir con las azules ya no tiene ningún sentido: sale caro, duran poco y es difícil de encontrar lugares que te las llenen. Compramos la botella panameña con adaptador americano que se encuentra en Tropigas, en la Calle 2 (60$ + 17$ la recarga). Compramos el regulador en Novey (en la Plaza Milenium) y fabricamos una manguera para trasvasar el gas a la botella azul que nos sirve para la barbacoa (piezas en la Ferretería García en la Av. Central).

 

En el Club Náutico hay una gasolinera de la que recomiendan no cargar diesel porque no está en buenas condiciones. Es mejor salir con el taxi a una gasolinera regular a pocas calles de distancia y cargar los bidones. Ahora el precio del gasoil está a 3’72$ el galón.

 

 

 

 

Río Chagres

 

Junio de 2011

Salimos de Colón camino a Bocas del Toro pero antes paramos un día en Río Chagres que queda solo a siete millas de la primera ciudad. La entrada no es sencilla y hay que hacerla con mucho cuidado. Esta vez nos ayudamos de las cartas de Erich Bahuaus escaneadas y que pueden verse a través del programa de navegación Open Cpn. No es difícil hacerse con ellas ya que hay más de un barco que las tiene. Las cartas sirven para San Blas y todo Panamá, aunque hasta ahora no las habíamos usado pero hemos descubierto que pueden ser de gran ayuda en los lugares difíciles.

 

Río Chagres es un río navegable. Allí nos encontramos totalmente solos en compañía de la naturaleza. No hay barcos, no hay nada más que cientos de animalillos aullando y una vegetación muy tupida. Aunque tanta soledad impone un poco, a medida que se va acercando la noche los ruidos de los diversos animales empiezan a aumentar con una fuerza abismal y es una experiencia poder gozar de esa atmósfera. ¡Qué paz!

 

Desde allí se puede hacer una caminata por la selva hasta llegar al Fuerte San Lorenzo, una joya histórica, pero lo dejamos para la próxima vez, el día lluvioso no acompaña mucho.

 

Aprovechamos para limpiar los fondos del barco y listos para partir...

 

 

 

 

Shelter Bay

Enero de 2012


Largamos amarras con esos nervios iniciales que generan las etapas largas sin navegación; yo ya sé que eso siempre me pasa y me cuesta arrancar; casi seis meses sin navegar no es poco tiempo... 

 
La meteo apunta a que no vamos a tener mucho viento, pero sí mar formado que llega desde Cartagena. Al principio la ola es grande pero muy larga y apenas notamos el movimiento porque el barco pasa muy bien, a medida que avanzamos la ola es más corta y más incómoda y el barco se mueve como una coctelera; la altura de ola es de unos 3 metros.

 

Navegamos en todo momento junto al Brigante dejando la distancia necesaria de seguridad y vamos comunicándonos por radio. La mala noticia es que se les ha estropeado el piloto automático y van a tener una larga travesía teniendo que timonear todo el tiempo. De vez en cuando vemos en el radar el aviso de un chubasco que nos trae agua, el viento se aproa y viene racheado; por lo que recogemos el génova rápidamente. 

 
Tras recorrer  140 millas, con una corriente a favor de dos nudos,  llegamos a la entrada del Canal de Panamá. Nuestra intención es fondear al lado de la Marina Shelter Bay pero no hay ningún otro barco fondeado y no tenemos claro el punto de fondeo así que entramos a puerto. 


Llamamos repetidamente al canal 74 de VHF pero nadie responde, quizás es demasiado temprano; entramos directamente y vemos a un marinero que nos dirige al pantalán E. Una vez amarrados nos percatamos que no tiene ni luz ni agua. 


Shelter Bay es una marina cara. Los precios de diciembre a junio para un velero de 40 a 50 pies es de 1.20$ pie/ día si estás menos de 15 días. A partir de esta estancia hasta un mes el precio por pie baja a 0.75$, y así va bajando sucesivamente hasta 0'45$ pies/día para estancias mínimas de 179 días. Además hay que sumar el 9% de las taxas. En el pantalán que nos han metido tenemos un 20% de descuento por no haber agua ni luz; y no nos cambiamos para poder abaratar un poco el gasto. El último día cargamos los depósitos de agua con una manguera ultralarga que nos presta Marc, un leridano que lleva un tiempo por aquí. 


Pensábamos estar un día solo pero llega año nuevo, después tenemos días de mucho viento... en fin, que ya dicen que esta marina te atrapa un poco. 


Los servicios están  bien y es un lugar cómodo para estar: piscina con jacuzzi donde acudimos todas las tardecitas a refrescarnos, unas duchas grandes y cómodas, resturant con happy hour de 17:30 a 19h con cervezas a 1$; un pequeño gimnasio, una tienda náutica de Pesqueros, un mini supermercado, lavandería por 2$ y con secado 4$... El servicio de internet se paga aparte,  10$ por semana.

Los encargados, todos americanos,  son muy estrictos y en vez de tratarte como a un cliente parece que te estén haciendo un favor. En fin... que saben que es la única marina que hay aquí y cobran lo que quieren por todo y si no te gusta te vas, no tienes otra opción. No quedamos muy satisfechos con el trato.

Decidimos sacar el barco fuera del agua ahora pero nos dicen que no hay lugar hasta de aquí 17 días. No entendemos porqué ya que se ve espacio suficiente en el varadero y casi no hay movimiento, pero así son las normas... Hay que pedir día con mucha antelación. Fijamos nuestra cita para el 16 de febrero, cuando regresemos de San Blas


La marina está un poco aislada. Hay un servicio diario de autobús con tres paradas diferentes: en Cuatro Altos, donde se encuentra el Supermercado El Rey, un centro comercial, una pequeña tienda de Abernathys que acaban de abrir, una ferretería...; Milenium, otro centro comercial donde está la tienda de Novey que es un tipo Leroy Merlyn y por último Colón ciudad. El minibus sale a las 8 de la mañana y regresa a las 11.15h, también hay otro viaje de regreso a las 15:30h pagando cuatro dólares y pico. Los taxis desde la marina a Colón salen 20$ el trayecto; no es que la distancia sea tanta pero está el canal por medio y cuando el puente está cerrado hay que esperar a que el barco que está atravesando termine y demora un buen rato. 


A nuestra llegada a Shelter enontramos al Peking que está por partir en una hora, al Rebeca que iba a salir el mismo día para San Andrés pero se queda un día más, a Monty y Chris que han llegado tras ivernar el barco y lo están preparando para la nueva temporada... Fernando y Pepa nos invitan a cenar a su barco y como cosa extraordinaria comemos turrones de postre que acaban de traer de España


Organizamos la cenita de fin de año en el Brigante con David, Ilva, Monty y Chris que no están muy seguros de poder resistir hasta las 12 ya que en Estados Unidos se empieza a comer a las 5 ó 6 pm. Aperitivo, carne rellena, ensaladas, chocolates, roscón... e introducimos a nuestros amigos en nuestra tradición de las uvas. Los italianos lo suelen hacer con lentejas y cuantas más coma uno, más suerte con el dinero va a tener... pero su cocción es laboriosa y no estamos por ello. Ponemos la radio para escuchar las campanadas, pero se oye solo música, así que las vamos cantando nosotros: una, dos, tres, cuatro... A medianoche se empiezan a oír las potentes bocinas de los mercantes que están fondeados ahí fuera y brindamos por un 2012 que esperamos nos traiga a todos buenas cosas y mucha felicidad.  

 

 

Vuelta a la vida de fondeo en Portobelo

 

Enero de 2012

 
Tras quedar atrapados en Shelter Bay con un viento fuerte que nos obliga a pagar los casi 50$ al día por el amarre, conseguimos despegar. 

 

El Brigante no es un barco cualquiera, todos lo sabemos, y David e Ilva no son unos armadores más, sin duda, no para nosotros, que han calado nuestros corazones y nos despedimos con lágrimas en los ojos tras haber compartido muchos ratos, charlas y risas. Ciao amici, ci vediamo nel Pacífico, Australia e Trastevere nella Bella Roma, dai! Monty y Chris también nos ayudan a largar amarras pero a ellos los vemos en unos diítas en San Blas

 
Salimos con 20' de viento y el tránsito por el canal está pesado, así que nos colamos entre un mercante y otro que entran;  sus hélices, la corriente y el mar entrante generan un movimiento que parece agua hirviendo con toda intensidad. A medida que vamos saliendo y sorteando los grandes barcos afuera fondeados la ola se vuelve más calma y estable y navegamos las 15 ó 20 millas que nos separan de Portobello con viento de proa con una intensidad entre 20 y 28 nudos.  

 
Hasta ahora nunca habíamos fondeado en la inmensa bahía de Portobello. Esta vez nos decidimos por esta y no por la cercana Linton porque las comunicaciones con la ciudad son mucho más frecuentes y resulta más cómodo también por estar cerca del pueblo y poder hacer las compras diarias de comida así como también salir a caminar un ratito por la villa. El gran inconveniente de la bahía es que hay que estar atento a no tener vientos del oeste ya que está muy abierta y entra mucho mar, puede ser insoportable y poco seguro permanecer aquí cuando las brisas vienen desde esta dirección. 

 
Echamos el ancla, bajamos el dinghy, el motor... rutina a la que nos habíamos deshabituado por completo pero que nos trae aires nuevos y de libertad. La vida en la marina es cómoda y metidos allí cuesta arrancar. Pero una vez fondeados, tras unos cuantos meses, la sensación es indescriptible. Las vistas de esta hermosa bahía que en su día fue uno de los principales puntos de defensa en todo el mar Caribe es incomparable. 

 
Enseguida nos viene a saludar Benoit, el amiguete francés de San Blas, que ha tenido la desgracia de ser atrapado por un rayo en la isla de Chichimé y ha perdido la electrónica de su barco; ya ha gastado 15.000 dólares reponiendo placas, piloto automático, plotter, sonda, radio...TODO... que espera su seguro le devuelva rápidamente.

 
David e Ilva nos han regalado un modem de Digicel por lo cual tenemos internet en el barco, esto hace todo más fácil y podemos estar conectados constantemente. También sirve en San Blas, sobretodo en las islas del oeste como Chichimé y Limones. El plan prepago por un mes de 4Gb sale por 15 balboas. 

 
Como las cosas aquí van despacio ya hay que ir preparando todo lo necesario para el cruce al Pacífico; no esperar al final para que no nos pase como a muchos que todo se va posponiendo esperando recibir los pedidos de última hora, así que hacemos listas y empezamos a movernos. 


Con fecha para sacar el barco fuera del agua a mediados de febrero empezamos a gestionar todo lo correspondiente al cruce al canal que haremos hacia el 22 del mismo mes. Hay que averiguar los distintos agentes que te ayudan con la gestión, comparar precios y decidir con cuál nos quedamos e ir reservando turno. Ya hablaremos de esto cuando llegue este capítulo. 


Nos ponemos en contacto con Roman, un austríaco que arregla velas del que nos han hablado muy bien, y le dejamos el yankie y la trinqueta para que nos recosa la banda solar que desafortunadamente se ha ido descosiendo por no tener un material adecuado para los trópicos. El único material que funciona aquí bien es la sumbrella. 


Mientras Jose se queda cuidando del barco yo hago varios viajes a Colón para ir resolviendo otros asuntos. El billete a la ciudad desde Portobello cuesta 1'60$ y demora casi dos horas con  las "tropocientas" paradas. Llevamos el ordenador a un servicio técnico de Samsung que hemos encontrado en  Plaza Milenium. Desafortunadamente nos cayó agua en el teclado y dejó de funcionar. Parece ser que es la tarjeta que hay que cambiarla por 150$, bueno, contentos de que tiene arreglo...


Última estiba de productos frescos como fruta,  verdura, carne y pollo para llenar el congelador que luce en el comedor del Cap's tras haberle hecho una caja de madera para aislarla mejor y por estética. La hemos bautizado como la golden box "caja de oro" porque ha dado un trabajo tremendo y Jose cada día estaba entregado a ella. 

 

La novedad es que han puesto un cajero automático en el pueblo y ya no es necesario acercarse a Sabanitas para sacar dinero. 

 

Mientras esperamos los arreglos, transcurre algo más de una semana y aprovechamos para conocer mejor las seis fortalezas que quedan de la época a un lado y otro de la bahía. Desde algunas, las vistas son perfectas para controlar todo el espacio marítimo, contamos casi sesenta barcos fondeados. 


Diariamente vamos a cargar agua al pueblo para ir rellenando la que vamos gastando. El gasoil y la gasolina aquí están carísimas, unos 5$ el galón, cuando el precio normal está en 3,75$, así que esperamos para cargar en Linton donde hacemos una parada de un día y compramos gasolina al mismo precio de Portobello, el gasoil se les ha terminado. 

 

 


 

 

Camino a Shelter Bay desde San Blas

Febrero de 2012

 

La cosa no pinta mal, viento y mar de moderada intensidad en nuestra travesía de vuelta a Portobelo desde San Blas. No obstante, sin lograr hallar una justificación con peso, me he mareado como una mona; Jose dice que no recuerda haberme visto nunca así. Comí poco por la mañana y simplemente me pillaría mal cuerpo. Qué desagradable es cuando uno se marea en el barco. En esos momentos me imaginaba una travesía al Pacífico así, los veinticinco días mareada. -¡Tonterías!- Exclama Jose - Ya verás como después del tercer día ya te acostumbras al movimiento y puedes bajar abajo y hacer de todo.

 
Esta vez fondeamos en el lado izquierdo de la bahía de Portobelo, que está más lejos del pueblo y consecuentemente las aguas permanecen más limpias, con el inconveniente de haber bastante calado -unos 14 ó 15 metros- aunque adelante del todo encontramos un huequecito donde la profundidad es de 9 metros, cerca del colega francés Benoit.

 
La bahía está más poblada de barcos que nunca, es época de cruce y el movimiento se nota. Descubrimos, tarde,  que en el canal 72 de VHF hay una net todas las mañanas exclusiva para Portobelo. El pueblo sigue teniendo el atractivo histórico aunque lo sentimos pobre, sucio y descuidado; quizás más que otras veces. 

 
Siempre que llegamos aquí hay cosas que hacer en tierra y yo viajo a Colón mientras que el capi permanece en el barco. Llega el cumpleaños de Jose y decidimos celebrarlo con un almuerzo en un restaurante típico de la villa. La comida no es muy variada en el país y tampoco nos enloquece: pescado o pollo, arroz con coco, patacones y ensalada de repollo y zanahoria. Este es el plato que se suele ver en la mesa de cualquier restaurante corriente; también se toma mucha sopa, pulpo, ceviche, algún guiso de carne y poco más. Un plato suele costar entre 5 y 8$.

 

A la noche hacemos una barbacoa en el barco y invitamos a John y Donna -del Celtic Dream- y Benoit. John es texano y Donna de la isla de Grenada, son una pareja muy simpática y agradable. La velada transcurre de manera muy amena con conversaciones muy interesantes. 

 
Al día siguiente nos encontramos con Peyo, su novia Katy y su amigo Dominic junto con otros tres amigos suyos de otro barco y comemos de nuevo en el pueblo. Ellos andan con un coche que alquilaron y no saben dónde van a dormir ya que su barco quedó en San Blas y los invitamos a los tres a dormir en el Cap's. A la mañana siguiente aprovechamos que van hacia Panamá y nos sumamos, evitando tener que ir en transporte público que demora mucho más y se hace bastante tedioso.

La mañana y la tarde la pasamos haciendo averiguaciones, buscando recambios y repuestos, compras... un poco agotador ya que para cada cosa hay que tomar taxi o autobús debido a que los diferentes negocios quedan dispersos en una punta u otra de la ciudad... Al mediodía hacemos un break y vamos al Casco Viejo a comer con Peyo, Katy y Dominic y un catalán que lleva tres años en el país. Hoy es el cumple de Katy y almorzamos en un restaurant italiano en plena Plaza de la Catedral. Como comentábamos antes, en nuestra opinión, la comida no es el fuerte panameño y está correcta pero no exquisita. Eso sí, el helado de postre que comemos en una heladería cercana, riquísimo. Katy es panameña y conoce los lugares clave. 

 

El Casco Viejo de la ciudad es bonito y en algunas cosas se asemeja un tanto a Cartagena de Indias; guarda edificios memorables de incuestionable belleza pero queda demasiado trabajo de restauración por hacer. Y seguramente habrá que esperar unos años para conseguir una ciudad vieja inmaculada y con el cuidado que merece. 

 
Al regresar de la jornada en la city nos encontramos con una nota en el barco. Nuestro barco ha garreado y han tenido que recuperarlo poniéndole una segunda ancla para asegurar el fondeo. Nos estremecemos al terminar de leer el mensaje y presurosamente nos dirigimos al catamarán Ajaya que es el que firma la nota. La agradable pareja inglesa Phil y Nikki nos cuentan que hoy han soplado más de veinticinco nudos y como estaban delante nuestro notaron que nuestro barco cada vez se retiraba más. Hicieron una llamada en la radio y otro barco - el Miew-  vino a ayudarles. Volvieron a acercar el barco empujándolo con el dinghy y pusieron una segunda ancla para asegurarlo. Les agradecemos por activa y pasiva lo que han hecho por nosotros y obsequiamos simbólicamente a los rescatadores con una botella de vino que tardan en aceptar ya que simplemente dicen que a ellos les hubiera gustado que alguien hubiera hecho esto por ellos de estar en nuestro caso. La solidaridad en la mar existe y es algo indescriptible. 

 
No pasamos muy buena noche y nos despertamos mutuamente cada vez que uno u otro se desvela, intranquilos, en el momento en que oímos que el viento aumenta, para asegurar que el barco sigue en su lugar. No es muy agradable la sensación que te deja el saber que tu barco ha estado garreando en tu ausencia y han tenido que asistirlo. Nos enteramos que otros barcos también garrearon y es que ya es conocido que el fondeo de Portobelo con condiciones adversas no es muy bueno. Nosotros teníamos 70 metros de cadena para los 9 metros que marcaba la sonda y no podíamos imaginar que podía llegar a garrear, por eso, no consideramos poner la segunda ancla al dejar el barco por todo un día. En fin, que el fondo no es demasiado bueno y dicen que se junta otro factor y es que hay un río que desemboca en la misma bahía y puede traer una fuerte corriente. 

 
A la mañana siguiente adelantamos un día nuestra partida hacia Colón y levantamos fondeo con la ayuda de Phil para entregarle su cabo y ancla y coordinar la maniobra. Entramos a las puertas del canal con bastante viento y el fondeadero frente al Club Náutico Caribe parece completo pero conseguimos hacernos con un huequecito y quedamos bien fondedos justo en el límite que marcan las boyas del canal de tránsito.  


El ambiente náutico va cambiando paulatinamente; poco rastro queda de los barcos americanos que son una mayoría en San Blas, para dejar espacio a otros de banderas europeas, sobretodo franceses, como también daneses, alemanes, austríacos, suecos... todos preparándose para cruzar el canal. Es una escena muy muy diferente a la que estábamos más acostumbrados. Del club de los repetidores del Caribe un año tras otro, a los navegantes variopintos que no hace mucho que llegaron a aguas caribeñas tras dejar atrás el Atlántico:  "abuelos" que nos dejan anonadados, nos dan una lección de que la vida se para solo para algunos a ciertas edades mientras que otros deciden vivirla con plena intensidad hasta décadas muy avanzadas; las familias con niños pequeños que tanto nos enternecen, barcos medianos, barcos diminutos, muchos catamaranes..., algunas parejas jóvenes que te das cuenta que van con monedillas en los bolsillos y no saben cuánto les van a durar ... Aquí hay de todo. 


En Colón, taxi arriba y abajo, intentamos conseguir lo que necesitamos, armándonos de paciencia. Todo cuesta horrores, lo que ya encargamos con más de un mes de antelación todavía no está, en los negocios la mayoría de veces el personal es inexperto y no conoce las características del producto o ni siquiera entiende lo que le pides, debemos descubrir donde encontrar cada cosa que suele ser bastante precisa y te mandan a un lado, luego a otro y a veces terminas la mañana sin haber conseguido nada. Pero es el precio que hay que pagar, extranjeros, en un país caribeño donde el ritmo es muy diferente y aunque Panamá quiera presumir de estar en vías de desarrollo acelerado mucho queda por hacer en el plano educativo y obviamente económico en una amplia mayoría de la población donde tantas cosas no funcionan. 

 


 

 

En el varadero de Shelter Bay

 

Febrero 2012

 

El invento que probamos en Venezuela para intentar que la pintura aguantara más tiempo definitivamente no funcionó. Aplicamos antifouling Sigma de matriz dura con un cocktail de aditivos, bacticidas y otros venenos pero enseguida notamos que la pintura se iba desprendiendo rápidamente cada vez que Jose se metía al agua para una suave limpieza del casco. No hay otra, después de catorce meses nos toca volver a sacar el barco. Afortunadamente, gracias a todo el tratamiento que le hicimos de secado durante varios meses en un clima tan óptimo como hay en Venezuela y el tratamiento de osmosis, hemos encontrado el casco en perfectas condiciones y solo hay que dar pintura y listo.


El único varadero en la actualidad que hay en Panamá es el de Shelter Bay, de ahí que se pasen bastante con los precios. Pero por fin dentro de poco habrá otras opciones que esta o la de Cartagena en Colombia, que es otra de las salidas por la que optan los veleros que se encuentran en la zona del Caribe occidental. Panamarina está construyendo un varadero y para sacar los barcos lo hará a través de una rampa. Por otro lado, la nueva marina Tourtle Bay tendrá en breve disponible un travel lift.Y otra información un tanto más vaga que tenemos es que en Bocas del Toro comentan que están haciendo un varadero en Almirante


De momento solo nos queda Shelter Bay, así que a preparar la cartera y pagar. Estos son los precios 
            Movimiento de subida y bajada    540$

            Máquina de presión                              50$

            Permanencia /día                                  32$

            Vivir a bordo /día                                 10$                                            

 

Si quieres mandar hacer algún trabajo tienes que pagar además 10$ más al día por persona que venga a trabajar en tu barco.


El varadero tiene dos zonas: la de trabajo, cuyos precios son los recién dados, y la zona de descanso donde queda totalmente prohibido entrar incluso a los armadores. Los precios para la zona de descanso se reducen aunque desconozco las cifras exactas. En caso de querer trabajar un tiempo y después dejarlo en la zona de larga permanencia se debe pagar un movimiento. 


El travel lift es una mole que puede levantar hasta barcos de 100 toneladas. Te saca el barco del agua e inmediatamente se traslada a un camión especial que es el que recorre la zona de varadero y sitúa el barco en su rincón final. Esto lo hacen para poder meter más barcos en menor espacio. 


Con bastante tiempo de antelación empezamos a estudiar qué antifouling vamos a poner. Nos interesa conseguir una larga duración ya que tenemos por delante muchas millas y necesitamos que el barco vaya a estar siempre limpio. Las marcas que se venden en diferentes puntos de Colón o la City son: Internacional, Sea Hauk, Sigma, Helmer y Jotum. La internacional la descartamos por su precio = 350$ el galón; la Sea Hauk porque está prohibida en Australia y en Nueva Zelanda por su alto contenido en veneno y en estos países te piden un certificado y factura del último antifouling que has utilizado; Sigma es la que pusimos la última vez en Venezuela y seguramente el problema no fue la pintura si no todos los aditivos, pero no nos convence de todas maneras; Helmer es de las más económicas pero no sabemos mucho de ella; así que nos quedamos con Jotum que nos consta que es un muy buen antifouling. Aquí se manejan en casi todas las marcas botes grandes de 5 galones y no nos queda más remedio que comprar esa cantidad, así que le damos cuatro manos abundantes para aprovechar la pintura. La pagamos 660$ . Se habla de que se puede conseguir por un poco menos de manera un tanto más clandestina pero nos advierten que no se conoce su procedencia y no sabes qué es lo que realmente estás poniendo, además de que necesitamos el comprobante para cuando lleguemos a los países australes. 

 

Por otros barcos que hemos conocidos nos consta que pintar la obra muerta  (esta es, la parte del casco que está por encima del agua, la que se ve) en Panamá sale muy bien de precio y para el barco que está por estos mares y desea hacerlo es la ocasión. Pena que no nos sobren unos dolarcillos para emplearlos y el barco quedaría como nuevo. 

 
En la marina hay un hotelito donde algunos pernoctan cuando están en el varadero; sale 80$ la noche y va descendiendo a medida que aumentan los días de estancia. 

 
En Shelter Bay nos encontramos con colegas españoles que ya conocíamos de la vez anterior: Kiku y Roser, del Socarrao, una pareja de Terrassa que lleva tres meses en el varadero tras una desafortunada varada en la playa de Escudo de Veraguas -en el camino a Bocas del Toro- que les costó muchos desperfectos en el barco tras estar tres días luchando por salvarlo con viento y oleaje.  Marc del Free, un leridano, que ya está medio instalado tras tres o cuatro años por aquí. Ismael del 4 Patas, de Sant Quirze del Vallés, que también ha tenido lamentables accidentes; cerca de la isla San Andrés le cayó un rayo que le destrozó toda la electrónica y casi le hunde el barco tras quemarle un grifo de fondo ocasionándole una importante vía de agua; para reparar entra en el varadero de Shelter Bay, se incendia el barco que está a su lado y se quema parte del suyo... Increíble, ¿no? Así que entre una cosa y otra creo que ya está aquí con reparaciones casi dos años luchando con la manera de funcionar de aquí, capítulo aparte. Y por último La Rebeldía, un Northwind 68,  que también está arreglando los desperfectos que se le han ocasionado al ser fulminados por un rayo. Estas descargas eléctricas es uno de los principales peligros en Panamá en la temporada de lluvias.  

 
Compartimos con la tropa española: kiku, Roser, Jhonny, Lady, Ismael y Ángel algunos momentos que rompen con el trabajo y amenizan la estancia en dique seco. Happy hour a la tardecita, cenita en La Rebeldía, paella en el Socarrao,  unas pizzas en el Caps, copitas en el 4 patas... Y es que cuando hay que trabajar se trabaja, pero tranquiiiiiii al ritmo de aquí, alternando un poco de faena y descansito. 

 
Más allá del árido terreno del varadero la vida sigue. La piscina siempre llena, la terraza del restaurant siempre concurrida, el autobús sale repleto todas las mañanas para compras en Colón... Los transmundistas esperan así su turno para el cruce del canal. 

 
Y de estar en el aire volvemos a vivir en el agua. ¿Ustedes nunca están con los pies en la tierra, ironiza mi madre? Así somos, siempre medios alternativos :) Y ahora toca lavar y dejar el barco bien limpito para la nueva etapa que ya se viene. Un día en la marina friega que te friega, subida al palo para chequear luces y poleas, lavadoras, llenamos depósitos de agua... 


 

 

Canal de Panamá

 

Febrero de 2012

 

El previo: el agente, la fecha, los trámites...

Cuando estábamos en San Blas empezamos a movernos para tramitar el cruce del canal. Hay varios agentes que lo gestionan todo y dudamos en tomar uno o hacerlo por nuestra cuenta. Como tenemos muchas cosas que hacer y todo supone tanto esfuerzo nos decidimos por un agente que hemos encontrado por un módico precio y pensamos que nos va a liberar de todo el papeleo.

 

La gestión del cruce del canal se ha convertido en un buen negocio para muchos. Los precios varían bastante de unos agentes a otros. Los más populares son Stanley (que cobra un total de 1100$) y también Eric y Roger cuyo precio es de 950$.

 

Cruzar el canal para barcos de menos de 50 pies cuesta 610$.

El alquiler de las líneas (hacen falta 4 de 125 pies) es de 15$ por cada una.

Los neumáticos que se alquilan como defensas salen a 3$ la unidad.

 

Además se requisita cuatro personas de tripulación, además del capitán, para controlar las cuatro líneas. Lo que hacen los veleros es juntar varias tripulaciones de varios barcos y se van turnando. De esta manera se ahorran los 75$ o más que sale por liner si tienes que contratarlo.

 

Esto es lo que cuesta en términos absolutos el cruce; si uno tiene sus líneas y se busca la vida para encontrar neumáticos en algún desguace de Colón te puede salir por los 610$ inevitables. Pero lo común es que todo el mundo alquile las líneas y neumáticos.

 

El precio de la mayoría de agentes descontando el canal y el alquiler de los materiales es de alrededor de 250$ y un poco más para Stanley, que es el más caro.

 

Nos han hablado de Tito que solo cobra 75$, así que nos decidimos por este. Total, que 610$ del cruce, 60$ de las cuatro líneas, 30$ de los diez neumáticos más 75$ de la gestión, nos termina saliendo 775$.

 

La diferencia con los agentes más caros es que no debes pagar el depósito que te exigen de 890$, ellos lo adelantan por ti.  De la otra manera, hay que depositar en el banco este dinero que te devolverán en el término de dos semanas en la cuenta que tu facilites. El pago del canal y del depósito, 1500$ en total,  se debe hacer en cash ingresándolo en el CityBank.

 

Nosotros teniendo la información que sabemos ahora, si tuviéramos que cruzar de nuevo lo haríamos sin agente ya que es supersencillo el proceso.

 

Lo primero que hay que hacer es entregar la fotocopia de los pasaportes y los papeles de la embarcación en la Autoridad del Canal para iniciar la solicitud de cruce. Si tienes agente lo hace por ti. Una vez has entregado el papeleo te dan cita al día siguiente para que un operario venga a medir tu barco. Una vez medido, hay que ir al banco a pagar, después llamas a Autoridad del Canal y te dan cita para el cruce. Este año en cinco días o una semana ya había fechas disponibles. Este 2012 con la crisis nos dijeron que había menos movimiento de mercantes. Te dejan elegir la fecha, tú la propones y si hay disponibilidad, adelante. Un día antes del cruce llamas para que te concreten la hora en que tienes que estar listo. Esto es todo. Así que pagar 250$ o 350$ por el agente como hacen muchos ¿para qué? A nosotros nos consuela que al menos pagamos solo 75$. Pero realmente es supersencillo.

 

Es más, nuestro agente nos ha supuesto más dolores de cabeza que facilidades. Quedas con él, no está a la hora; lo tienes que llamar en repetidas veces; poca seriedad... En fin, que como lo hace uno mismo...

 

 

El cruce en cuestión

El sábado 25 de febrero es la fecha que nosotros elegimos para cruzar. Estamos fondeados en el Club Náutico y a la mañana llegan Roser y Kiko del barco Socarrao y Johnny y Lady de la Rebeldía, ambos barcos españoles y todos catalanes menos Lady que es colombiana. Les propusimos si querían acompañarnos y aceptaron enseguida ya que ellos van a cruzar próximamente y les interesaba tener la experiencia. 

 

A las 12.30h tenemos que estar fondeados en los flaps, donde el práctico que asignan a cada barco para guiarte en todo momento, se tiene que embarcar. Tenemos hora a las 15.15 pero nos dicen que acudamos antes porque se puede adelantar. Hay que estar a la escucha en la VHF canal 12 para esperar instrucciones.

 

Llega la supertripu y se pone a llover de lo lindo. Todos pensamos en la mala suerte que hemos tenido con el día lluvioso y un tanto ventoso que nos ha tocado. Pero a lo largo del día irá saliendo el sol y terminaremos teniendo un tiempo agradable.

 

Comemos temprano no sea que nos adelanten la hora y la tripu se adormece en cubierta mientras Jose y Johnny tapan las placas solares para evitar una rotura cuando te tiran la bola para unir las líneas.

 

Y así transcurren los minutos  y se acerca nuestro práctico. Nos da enseguida una buena impresión. Desenfunda su radio portátil y a partir de ahora será él el que empiece a dar las instrucciones y guiarnos en todo el camino.

 

Muchas veces suelen abarloar dos o hasta tres veleros para que pasen el canal a la vez. Pensábamos que eso era lo mejor. Pero nosotros vamos a cruzar solos; nos dice Moisés –nuestro práctico- que así es mejor y más fácil.

 

Compartiremos la esclusa con otro barco grande que irá detrás, así se hace siempre con los barcos pequeños. Primero iba a ser un megayate que estaba fondeado en los flaps, pero hay cambios a última hora y nuestro “compañero” será el Atlantic Falcon. Debemos esperar a que llegue, dando vueltas evitando el tráfico en la entrada del canal.  Por fin llega el momento y nos disponemos a entrar en la primera esclusa, la de Gatún. Es un momento que hemos soñado durante mucho tiempo.

 

Las cuatro líneas  están preparadas, dos en proa y dos en popa. Roser y yo nos ponemos en la popa ya que tenemos los winches para ayudarnos en caso de que haga falta; los chicos, Kiko y Johnny, se sitúan en proa. Jose siempre en la rueda (la verdad es que es el que menos trabaja, jeje). Nos sobra un tripulante, así que todo un lujo porque tenemos fotógrafo exclusivo; Lady se hace con el objetivo y después relevará  a Johnny en algunas tareas con la amarra.

 

Nos tiran cuatro bolitas con un cabo fino para que con un as de guía los unamos a las respectivas líneas. Las compuertas empiezan a cerrarse y el nivel de agua empieza a subir de una manera muy rápida. El cambio de nivel llega a 9 metros. La función de cada liner es ir cobrando cabo para que el barco se mantenga siempre en mitad del canal. Hay algunas turbulencias que genera la subida de nivel pero pensábamos que iban a ser más violentas y nada que ver, todo sucede tranquilo y con pausa. Hay tiempo para ir recuperando, charlando y disfrutando del momento. La esclusa de Gatún del lado Atlántico tiene tres recámaras limitadas por las compuertas; así que hay que repetir la misma operación dos veces más. La esclusa tiene un total de 2 Kilómetros de longitud. Para pasar de una recámara a otra debemos mantener una velocidad mínima que permita a los operarios de tierra ir caminando llevando las líneas que nos unen. 

 

Cuando pasamos las tres esclusas pensamos que íbamos a quedarnos fondeados en el Lago de Gatún y a la mañana siguiente el práctico volvería a nuestra búsqueda para proseguir con el cruce. Eso es lo que suelen hacer todos los veleros.

Moisés le pregunta a Jose si puede mantener una velocidad de 6,5 millas. Y entonces nos indica que vamos a navegar las 38 millas que nos separan de la siguiente esclusa y entonces se verá si seguimos cruzando o pasamos la noche en una boya. Empieza a caer la noche y aunque normalmente permiten ayudarte con la génova nos indica que está prohibido hacerlo en la oscuridad. El canal está perfectamente bien señalado con boyas luminosas a ambos lados.  Cenamos en el camino y algunos hasta se pegan un sueñito hasta llegar hasta la siguiente esclusa, la de Pedro Miguel.

 

Moisés, tras las conversaciones por radio, nos comenta que a la noche hay menos personal trabajando y que vamos a tener que ir pegados a una pared y controlar el barco solo con dos líneas. Jose se niega, de hecho, firmamos en el papel que no aceptaríamos esta opción y Moisés consigue que acepten ponernos un remolcador. Esto significa que el remolcador va a ir en la pared y nosotros abarloados a él de manera que no tenemos que controlar las líneas. Así pasamos la esclusa de Pedro Miguel y después las dos recámaras de la esclusa de Miraflores. Cada vez que pasamos una esclusa nos soltamos del remolcador que va a asistir al mercante que va a nuestra popa y después tenemos que abarloarnos a un muelle esperando a que el remolcador nos sobrepase una vez hayan abierto las compuerta y abarloarnos a él de nuevo.  Las dos esclusas pacíficas son más sencillas que la atlántica. En estas en vez de subir el nivel del agua, baja, y el mercante pasa de ir a nuestra proa a situarse a la popa.

 

Pasamos el Puente Centenario, primero, y ya al final el Puente de la Américas, emblemático porque une América del Norte y América del Sur y marca la entrada al Pacífico. El práctico se desembarca y fondeamos en la Playita del Amador a las 4 de la madrugada, cansados y con ganas de dormir.

 

Hemos cruzado el canal en un récord de 12 horas. Es el primer día que se empieza a hacer así, para poder ahorrar agua. Normalmente se hace en dos jornadas.

 

Nos sentimos satisfechos y emocionados de haber cruzado con éxito y de estar ya en las nuevas aguas. Muy agradecidos con los amigos que nos han asistido con las líneas. Todos disfrutamos el momento y lo pasamos muy bien. El práctico nos encantó, tenemos oído que no siempre es tan bueno y profesional; conocía muy bien su trabajo y nos guió estupendamente dando tranquilidad y serenidad.

 

Ahora empieza una nueva etapa. 


 

 

 

 

Fondeados en el Pacífico - Playita del Amador

 

Marzo de 2012

 

Hemos cruzado el Canal y ya estamos en el nuevo océano. Un estrecho canalcito, donde el agua va subiendo y bajando, que hemos atravesado en tan solo 12 horas nos ha ahorrado tener que ir hasta el Cabo de Hornos.

 

Para agosto de 2014 tendrán terminado el nuevo canal mucho más amplio que este para buques de mayor eslora. Otra obra faraónica, esta vez con mucha más tecnología que evitará los cientos de muertos que ocasionó la construcción del canal original. 

 

Nos olvidamos comentar algunos requisitos para el cruce. -¿Tiene tanque de aguas negras? – Pregunta el medidor- Síiiiiiiiiiiiiiiiiiii- ¿Cubre una velocidad máxima de 8 nudos?- Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- ¿Las luces de navegación funcionan perfectamente? – Sí- Esta vez un sí real ya que Jose subió al palo para arreglar un pequeño desajuste que experimentamos en el camino desde Bocas y nos obligó a montar las de emergencia.

 

También nos llamó la atención saber que el Lago Gatún es el segundo lago artificial más grande del mundo – nos contaba Moisés.

 

Nos encontramos en la Playita de Amador, el fondeadero del  Pacífico que se encuentra del lado del canal. Isla Flamenco está unida a tierra por un paseo que llaman Causeway que rellenaron con la tierra que sacaron en la construcción del canal. El fondeadero está bien protegido de vientos de noreste, pero el paso a la popa de los grandes buques que se dirigen al canal y los grandes yates de los ricos del país que entran a toda pastilla a la marina hacen que uno se desespere cada vez que el barco empieza a dar pantocazos y balanceos. Nos recuerdan al más puro estilo de Venezuela, música alta, un poco fanfarrones, pero con más estilo y finura que los del país bolivariano. Tan insoportables son los golpes que nos da el oleaje que tenemos que cambiar el barco de sitio; esta vez fondeamos más cerca de la orilla con dos anclas porque tenemos que desmontar el inyector para que lo revisen con motivo de una pérdida de gasoil.

 

Compartimos el fondeadero con bastantes barcos, todos a la espera de salir para Galápagos mientras ultiman detalles.  Cada vez llegan más y más barcos, esto está que arde.

 

Dentro de la misma marina hay un dinghy dock seguro para dejar el chinchorro todo el día sin necesidad de asegurarlo con candado. Allí mismo se puede cargar agua por 0’05$ el galón, o gratis si lo haces de noche ;) Hay servicio de lavandería en la zona.

Antes de venir habíamos leído que se pagaba 5$ al día por dejar el dinghy. Nosotros nos hicimos los "longuis" y nunca preguntamos ¿dónde hay que pagar?, si quieren cobrar, que nos busquen. Llevamos dos semanas anclados y hasta ahora no hemos pagado un "duro". -¿Ya fueron a la oficina a pagar? -Nos preguntaron el otro día- Después pasamos que ahora estamos apurados- Y nunca pasamos, esas son artimañas que aprende uno en este mundillo pirata ;) Pero otro día nos volvierona a preguntar y esta vez no nos atrevimos a escaquearnos y pasamos por la oficina -Llegamos ayer y nos vamos el sábado- Dijimos. Tuvimos que pagar 5$ al día por los 4 días que estuvimos (que en realidad fueron casi tres semanas) . A partir de la semana siguiente cambian y pasan a cobrar 12$ persona/semana y van a poner pulseritas de colores. se dieron cuenta que la gente no paga y quieren recaudar. Nos parece un poco excesivo 35$ a la semana o 100$ al mes cuando no te dan ningún servicio ni siquiera se puede llenar agua, eso va aparte.

 

Ojooooooo con el dinghy!!!!! El primer día que llegamos dejamos la cubierta despejada sin ningún objeto que llame la atención y cerramos los tambuchos con candados, precauciones que solemos tomar estando cerca de las ciudades o lugares habitados. El dinghy siempre arriba. Nos acostumbramos a hacerlo desde el principio y hasta ahora lo venimos conservando sano sanito. Pues a los amigos del Jomay les robaron dinghy y motor fueraborda, qué p*tada, con perdón. Pensaban salir al día siguiente para Galápagos y tuvieron que retrasar el viaje, comprarlos nuevos... qué disgusto tenían. Por suerte parece que el seguro les paga, lo que me hace recordar que nuestro seguro no asume la cobertura del dinghy, debo volver a chequear. Dinghies siempre arriba!!!!!

  

Surten diesel en la marina de Playita. El precio ahora está en 4$/galón, 0’25$ más que en la ciudad y pagando con tarjeta te recargan 0’10$/galón.Para la gasolina hay que ir a la Marina Flamenco, del otro lado de la Causeway.

Hay otra gasolinera cercana en Balboa con gasoil más barato. Si compras mucho te sale a cuenta aún pagando el taxi.

 

Del otro lado, hay otro gran fondeadero al que se refieren como el de Flamenco o Isla Perico. Si los vientos del noreste no son muy fuertes puede no estar mal aunque se crea un poco de fetch; con vientos de otra dirección es la mejor opción. Se encuentra al lado del lujoso y reciente Flamenco Yacht Club que alberga todos yates a motor, la mayoría de pesca recreativa, y uno o dos veleritos que parecen haberse colado allí por casualidad. La marina tiene un varadero con travel lift. Es conocido que los precios son bastante caros aunque no nos hemos detenido a preguntar.

 

Antes de llegar a Playita del Amador, recién saliditos del canal, se encuentra a babor la Marina Balboa y la zona de  boyas. Atarse a una boya sale 27$ /día con acceso a duchas, wifi y water taxi las 24 horas, quedando prohibido el uso de dinghy.

 

Una vez en el Pacífico entra en juego un factor más a la hora de fondear, las mareas. Es nuestra primera experiencia con ellas desde el mar. Cuando vas a fondear debemos chequear en un calendario de mareas que tenemos de la zona si está baja o alta. La diferencia de marea es de unos 4 metros normalmente, aquí en Playita estamos fondeados a 9.5m con marea alta y a 5.5m con la baja.

 

La zona de Flamenco está repleta de restaurantes donde acude una clase panañema bastante selectiva; los coches y el aspecto de la gente lo delatan. Los de menos capacidad adquisitiva se tienen que conformar con caminatas a lo largo de la Causeway donde algunos alquilan bicicletas simples o multiplaza de cuatro ruedas.

Sabiendo que en la Polinesia Francesa se nos terminará la posibilidad de permitirnos sentarnos a cenar en una terraza, nos damos el lujo de algunas saliditas nocturnas aprovechando los precios asequibles de Panamá. Acudimos una noche con la tripu del cruce del canal al restaurante El Ranchito; otra velada vienen a vernos Peyo, Katy y Antonio donde comemos un fritaje panameño de papas, patacones, carne y pollo; otro día Mark y Vero del Lyala -que nos visitan por unos días- nos obsequian una cena en un restaurante libanés con vistas al Flamenco Yacht Club y con exhibición de la danza del vientre de una joven panameña que recoge los billetes que los clientes quieran depositar en su cintura...

 

Nos vamos encontrando con veleristas que conocimos del lado Atlántico y siempre es una alegría volver a ver. Lo que me pone más contenta es que hay un montón de gente joven, con inquietudes e incertidumbres semejantes a las mías. Ya estaba bien de tanto abuelo jubilado. Un día en la fiesta de Thanksgiving en Bocas, con Jose nos miramos y nos empezamos a reír, creo que pensábamos lo mismo, cuando Jose exclamó “Esto parece una residencia de ancianos”. Me hacía falta otra cosa que eché de menos desde que llegué alCaribe. Creo que esta tónica ya va a ser distinta. Los jóvenes tienen ansia por recorrer y descubrir y suelen tener un tiempo limitado o un destino fijado para intentar encontrar trabajo. Los otros, los de mayor edad, solo buscan un mejor lugar para vivir, más barato y con un clima óptimo, para que su pensión de más de sí y la mayoría se quedan en un lugar más o menos fijo del Caribe.

... Una parejita alemana y de Nueva Zelanda; otra familia superjoven, él alemán y ella portuguesa, que viajan con sus hijitos de 5 meses y tres años en un catamarán muy peculiar con el que tienen que estar en el mes de junio en Tailandia para trabajar (el peque de 3 ya habla alemán, portugués y el inglés lo entiende y lo empieza a hablar); un par de amigos austríacos que tuvieron la desafortunada de sufrir un golpe en el cruce del canal; la familia francesa con dos niños del Rapanuit –que casualmente conocen a Norberto y Montse, los amigos de nuestro paso por Lanzarote- también se encuentran en espera de que el seguro arregle el balcón que se dobló cuando un barco los golpeó fondeados en el Club Náutico Caribe; Jose y Mayte, los amigos españoles-suizos del Jomay, con quienes coincidimos en Carriacou y en Colón antes de cruzar...

 

La net de este lado, la Panpacific, tiene una nueva frecuencia 8.143 a las 9 hora local y escuchamos a los barcos que ya han salido hacia Galápagos. El canal de comunicación en la VHF es el canal 74.

 

Se encuentran tres tiendas náuticas en los alrededores, Abernathyes, Centro Marino y Pesqueros, pero para todo hay que ir al centro de la ciudad donde pagamos por la carrera del taxi 5$ tras tener siempre que parar a varios que nos piden hasta 15$ por vernos turistas. Estamos cansados de explicar que no somos gringos, somos españoles. Y es que si te ven guiri ya creen que eres gringo y te sobran los dólares por doquier.

Siempre cruzamos la Avenida 4 de julio para ir al centro, que es la que separaba el lado americano del panameño cuando los primeros poseían el canal y los locales no podían cruzar la frontera porque los disparaban.

 

Aunque los taxis en trayectos interurbanos no son muy caros, al final del día todo suma. Taxi aquí, taxi allá, comer fuera tras perder el día buscando lo que no llegas a encontrar... y como ya tenemos suficientes gastos –esto de preparar un viaje de esta envergadura es una ruina- caminamos sin descanso entre las zonas relativamente cerca y a veces tomamos un diablo rojo, que solo sale o’25$, o los nuevos Metrobus que tienen aire acondicionado. Para el 2014 dicen algunos, para el 2018 los menos optimistas, estará terminada la primera línea de metro: media ciudad está en obras. Mientras no llega,  conseguir un taxi puede convertirse  en una auténtica odisea en algunos momentos del día o según la zona, depende donde vayas no te quieren llevar "Hay tranque" dicen, refiriéndose a mucho tráfico.  Nos encanta hablar con los taxistas que suelen ser simpáticos y conversadores. Pregunta obligada ¿del Barça o del Madrid? Después ya te preguntan otras cosas o te empiezan a contar sobre la vida del país, los políticos corruptos que tienen, o la cantidad de aventuras que tienen los panameños: la fidelidad aquí no existe, lo común es que todos, hombres y mujeres, tengan sus multiples historias, hijos desperdigados de diferentes mujeres... Lo cuentan con tanta gracia que nos reímos muchísimo. 

 

 

 

Preparativos de la gran travesía Panamá-Galápagos-Marquesas

14 de marzo de 2012

 

Entre nuestra estancia en San Blas -ya adelantando pedidos por teléfono-, fondeados en Portobelo y Colón y ahora en Panamá City iniciamos la ardua y dificultosa búsqueda para encontrar cada una de las cosas que necesitamos. En Panamá se encuentra de todo. Es verdad. Pero encontrarlo es otra cosa. No hay tiendas especializadas que lo tengan todo, cada cosa la encuentras en un lugar diferente y hasta que consigues conocer todos los negocios esparcidos en la City, te lleva mucho tiempo, esfuerzo y desgaste. Ahora ya podemos decir que sabemos dónde está prácticamente casitodo y podríamos escribir una guía de Compras náuticas en Panamá. Como conclusión rápida, hay tres importantes vías: Avenida Transísmica, Tumbamuertos y Vía España que recorriéndolas de una punta a otra encontrarás prácticamente lo que necesitas. La tiendas más importantes:

 

Para repuestos de la potabilizadora: Bombasa, Dymar, Hydromundo, Discovery

Para plomería y general: Novey, Doit Center, Discovery, Casa Egeo, Tornillo y Tornillo, Casa Fina

Para planos, cartas y banderas: Isla Morada

Náuticas especializadas: Abernathyes, Pesqueros, Centro Marino

Herramientas: Centro Industrial, Tornillos y Herramientas Yasiel

Motor: Ribas y Picans, supersuper profesionales

Placas Solares: Luz Buena, Kyocera

Baterías: La casa de las baterías

Para cosas muy concretas: Estados Unidos. Queda un poco lejos pero lo compras por internet y la empresa PacPanamá te lo trae en una semana. Marine Warehouse o Captain Jacks en Portobelo traen todo de la náutica West Marine.

Para otras cosas concretas o de medidas europeas: España. Nuestro tripu Toni trae dos maletas cargadas de repuestos que nos resultó imposible encontrar aquí.

 

Pues en esa estamos. Si la preparación del Atlántico tenía que ser meticulosa, la del Pacífico más, si cabe. Ya que a la llegada a las islas no va a ver una Martinique o Saint Marteen, con una gran variedad de supplies. En el Pacífico no hay nada y hay que llevarlo todo duplicado y a punto.

 

Comida: La comida es muy cara en la Polinesia Francesa y hay que cargar el barco a tope; llevar todo lo que quepa. Hacemos las compras en PriceSmart, donde se necesita carnet de asociado, y Kattie nos presta el suyo; Megadepot, con precios interesantes comprando grandes cantidades, Super 99, El  Rey y algunas Delicatessen en Ribas Smith. Las frutas y verduras en el Gran Mercado Central. Primero hay que estudiar bien los precios y después proceder a comprar lo que más conviene en cada lugar, en algunos productos hay una diferencia de más de un dólar. 

Llenamos dos pick-ups enteros y la línea de flotación va descendiendo. Quizás perdemos algo de velocidad pero hambre no pasaremos. 


En los diferentes supermercados se encuentra carne y pollo ahumado al vacío que llaman Tasajo que dura casi dos meses, fantásticoooo para la travesía. 


Tras la compra, viene el problema de la estiba. Cuando ves tanta cosa piensas que va a ser imposible encontrar un lugar para cada artículo, pero poco a poco lo vamos consiguiendo. Todos los cartones fuera rápidamente, que pueden traer cucarachas y todo bien apuntadito en listas para llevar un poco de control del abituallamiento que hay siempre en el barco. 

 

Intercambios: El alcohol es especialmente inasequible por las islas francesas y está bien llevar para cambiar por perlas negras en Tuamotu o por lo que se precie. Compramos botellitas de ron de 375 ml. en la Zona Libre de Colón en la C/15 por 1’5$, la mitad de precio que en los supers; también de Pastís por 4’5$ y algunas de whiskey por 2’5$.

También compramos ropita para niño, chancletas, pintauñas, juguetitos para los peques para regalar o intercambiar. Nos dijeron que por algunas islas de la Polinesia no llega prácticamente nada y todo esto puede ser valioso para un ciudadano de allá. Panamá para eso es ideal, en Colón o en El paseo Central de Panamá se encuentran muchas gangas por 1 ó 2 dólares. 

 

Cartas y pilots: En Isla Morada se pueden comprar cartas americanas de todo el Pacífico por 28$ e inglesas por unos 45$. Nosotros nos hicimos con varias de los amigos californianos del Calypso que las habían comprado para todo el mundo y han cambiado los planes y solo van a ir al Mediterráneo.

Tenemos dos pilots en papel  y muchos otros en PDF en la compu. A medida que los vayamos empleando comentaremos cuáles son los más interesantes con más información y fidelidad. 

En Isla Morada se encuentran 4 ó 5 distintos que salen de 60 a 100$ cada uno.

 

Cartas electrónicas: Siempre hacemos uso de las Cmap con el Open Cpn y llevamos el plotter en el interior y un plotter nuevo que hemos instalado en la bañera. El no llevarlo en el exterior, nos hacía perder visibilidad en las entradas; ya que uno tenía que ir en el interior y el otro en la rueda y a la vista. Ahora uno de nosotros podrá ir siempre en proa en los acercamientos.

 

Watermaker: Hemos instalado la nueva potabilizadora que compramos de segunda mano a la que le hemos cambiado la membrana y varias piezas y ha quedado  como nueva. Nos va a dar un galón y medio la hora, que encendiéndola un par de horas diarias tendremos agua para beber, desalarnos y aclarar. Va a 12V y solo consume 4A horas. Tiene un kit de supervivencia en caso de tener que abandonar la embarcación.

Obviamente hay que llevar suficiente agua potable embotellada para toda la travesía en caso de que la desalinizadora dejara de funcionar.

 

Motor: Cambiamos todos los filtros y aceites del motor e inversora. Nos reprovisionamos con nuevos así como también correas e impellers. Tenemos una pérdida en un inyector y lo desmontamos y lo llevaremos al taller de Ribas y Picans para que lo arreglen, así evitaremos tener filtraciones de gasoil en la sentina.

 

Energía: A las 4 placas solares que teníamos de 85W le añadimos una quinta de 135W que instalamos en el lateral del balcón para que sea orientable.  Además, la energía que nos proporciona el generador eólico.

 

Pilotos: Nuestro tercer tripulante llamado Raymarine S3G se comporta siempre fiel y nos acompaña en todas las travesías. Para este viaje largo, Jose insistía en llevar el segundo piloto, ya instalado pero que nunca funcionó. Este consume poquísimo. Así que tras varios intentos pudo dar con la solución cambiando la centralita por una de segunda mano que nos facilitó Albert desde Barcelona. Lo hemos probado en las travesías cortas entre los diferentes puntos de Panamá y ha respondido bien.

El piloto de viento, como no, que recogimos una vez cruzado el Atlántico, hay que volver a ponerlo en funcionamiento y lo instalaremos de nuevo en Galápagos.

 

Comunicaciones: El pactor a través de la BLU será el medio principal para bajar la meteo y tener conexión con tierra: en la Rueda de los Argentinos y otras nets que iremos probando. Llevamos el teléfono satelital con un nuevo número, ya que lo habíamos dado de baja durante el año en Panamá a donde la familia nos puede mandar mensajes gratis desde internet. También lo utilizaremos como alternativa cuando no podamos conectarnos con el Pactor, a través del programa Onsatmail.

 

Velas: Mandamos recoser las dos velas de proa y cambiar  la banda solar para asegurar velamen sano por un tiempo más. 

 

Gasoil: Compramos nuevos depósitos portátiles para llevar diesel adicional ya que los anteriores se han ido estropeando por el efecto del sol. Llevamos 150 litros en los depósitos fijos y alrededor de 300 más en los portátiles.

 

Gas: Compramos una botella de gas más de 25 libras con adaptador americano que instalamos en el espejo de popa con su compañera. Ahora llevamos en total 50 libras en las dos grandes, más las botellas azules de camping gas. Tenemos autonomía para unos 8 ó 9 meses.

 

Varios: No podríamos aquí enumerar todos los repuestos y tareas que hemos ido haciendo ya que sería fatigable e interminable: herramientas, repuestos de relés, fusiles, convertidores...

 

Tripulación: Ah! Y se me olvidaba. Embarcamos a Toni, nuestro amigo de Mallorca, que nos va a acompañar en una parte del Pacífico.

Pensamos mucho si queríamos llevar tripulación o no. Obviamente tiene sus ventajas e inconvenientes. La ventaja es que las guardias y las travesías son más llevaderas, con una ayuda más y más horas de sueño. Por otro lado, acostumbrados a estar siempre los dos solos y a tener bien aprendidos nuestros espacios, nuestros gustos, nuestros defectos, nuestras manías... entra un nuevo ente en un espacio tan reducido como el del barco donde una presencia más se nota con creces. Tendremos que aprender a incorporar a Toni a nuestras vidas durante todo este tiempo. Dos personas eran las ideales para acompañarnos. Una era Ramón, que por varias circunstancias no ha podido ser; la otra, Toni porque pensamos que tiene un carácter especial, afable, tranquilo, respetuoso y sosegado; además de experiencia con su propio barco de toda la vida y como no, algo imprescindible también, tiempo y capacidad para poder ahuyentarse por un tiempo de la civilización para compartir con nosotros una inolvidable experiencia en los mares del sur.