SUWARROW

COOK ISLANDS


 

 

 

 

Suwarrow, una de las Islas Cooks

 

18 de septiembre de 2012

 

Cook Islands es un archipiélago con muchas islas pero solo cinco tienen pases al interior. Los cruceristas que deciden parar en Cook suelen elegir una sola isla: Suwarrow, Rarotonga, Palmerston, Manihiki o Aitutaki. Alguna de ellas tiene restricciones en la entrada para los veleros de determinado calado como el nuestro. Otros barcos deciden parar en Niue, una pequeña isla independiente, de la que todos los amigos que la visitaron quedaron también contentos.

 

Nosotros elegimos Suwarrow como punto intermedio a Tonga.

 

Tras tres semanas en la paradisíaca isla de Maupiti emprendemos de nuevo la marcha. Llueve y está nublado pero hemos decidido partir y no vamos a seguir posponiendo la salida. Esperamos a que pase la nube y recorremos el canal interior hasta el pase. Este es estrecho y la visibilidad no es la mejor, pero tenemos el track marcado y lo vamos siguiendo. Cuando todavía no estamos fuera llega un nuevo chubasco. Los arrecifes se ven muy cerca de un lado y del otro por lo que hay que ir muy concentrado. Lluvia, sube el viento, el barco cabecea con las olas que se provocan en la entrada... hasta que por fin estamos libres, fuera de peligro. El mar está agitado y confuso aquí fuera. Tanto esperar una buena meteo y hemos elegido el peor día, comentamos. Pero es solo al principio ya que durante  los cuatro días y medio de travesía para recorrer las 680 millas que nos separan de Suwarrow tenemos un tiempo bueno teniendo en cuenta que estamos en la zona de convergencia donde las buenas condiciones son inusuales y son regulares los skualls (chubascos con viento fuerte racheado) y lluvia. Tenemos bastante agua y días nublados pero viento constante.  Aunque las condiciones fueron buenas yo me sentí mal casi toda la travesía y hablando después con otras chicas que salieron hacia el mismo tiempo tuvieron el mismo problema; o había algún virus por ahí o quizás demasiados días quietos sin navegar.

 

Llegamos al atolón una hora antes de que oscurezca. Llamamos por radio para preguntar por el pase y varios amigos nos contestan explicándonos que el pase no presenta complicaciones y es suficientemente ancho. Hay poco tiempo para recorrer el camino hasta el fondeadero así que no podemos vacilar. Tenemos unos waypoints que nos ayudan ya que la luz no es la óptima y comprobamos que las cartas de Cmap están acertadas.  Kari, del Merilelu, nos viene a buscar con el dinghy y nos guía hasta un hueco para tirar el ancla. El resto de la gente está en la playa, hay barbacoa y aunque estamos un tanto cansados de los días de travesía cómo vamos a perdernos una fiesta. Reencuentro con todos los barcos amigos: Moonwalker, Segue, Gipsy Blues, Merilelu, Sea wings, Water music, Moorning Glory, Happy bird... Esto ya es como una gran familia y es un alegría para todos cada vez que arriba uno de los nuestros.

 

La entrada a los atolones muchos opinan que es mejor hacerla con la mayor izada, ya conocemos a varios barcos a los que se les ha parado el motor justo en el pase, por suerte todos han sabido reaccionar rápidamente o bien sacando la génova o bien pidiendo ayuda por radio con la inmediata asistencia de otros dinghys. A veces uno teme que en el interior no haya suficiente lugar para bajar la vela pero hasta ahora en todos los atolones en que hemos estado había sitio suficiente.

 

Waypoints de entrada a Suwarrow

 

13°14.788’S 163°06.006’W

13°14.940’S 163°05.970’W

13°15.268’S 163°05.918’W

13°15.345’S 163°05.873’W

13°15.481’S 163°05.842’W

13°15.546’S 163°06.006’W

13°15.239’S 163°06.425’W

13°15.036’S 163°06.575’W

 
 

Suwarrow es un lugar mítico en el Pacífico para muchos que han leído el libro de Tom Neale llamado An island to oneself. Este neocelandés vivió en la isla deshabitada desde 1952 hasta 1977 solo con las únicas visitas de algunos yates que arribaban a este rincón en medio de la nada en un corto periodo del año. Neale era amigo de Bernard Moitessier, quien también visitó el atolón y lo tenía como uno de sus lugares preferidos.

 

Solo desembarcar en la isla visitamos el busto de Neale que recuerda su larga estancia en la isla y la sencilla caseta donde vivió que hoy se ha convertido en el espacio de intercambio de libros para los cruceristas.

 

A continuación vamos a la caseta de los rangers, Ans y Harry, las dos únicas personas que viven en la isla durante seis meses al año para tener cuidado de ella y proceder con el papeleo de entrada. Suwarrow pertenece a las Islas Cooks pero no es puerto de entrada oficial. Deben rellenarse alrededor de seis o siete formularios, lo que lleva un ratito y pagar 50 US$ por dos personas y un extra a partir de un tercer tripulante por el permiso de estancia de 15 días.

 

En la caseta hay decenas de banderas que todos los transmundistas han ido dejando a su paso; banderas de todas las nacionalidades, pero para variar, española, ninguna. Así que no dudamos en dejar un trocito de nuestra presencia en esta isla maravillosa.

 

Ans y Harry son dos simpáticos cookanos, cookenses (o como se diga) que se unen todas las noches a las fiestas en la playa. La lengua oficia de Cooks es el inglés y además hablan un dialecto del maorí. Pertenecen a Nueva Zelanda y la moneda oficial es el dólar neocelandés.

 

Suwarrow fue originalmente llamado Suvarov después de que un barco ruso visitó por primera vez la isla. Es una reserva natural y está prohibido ir por cuenta propia a otras isletas del atolón. Para ello hay que contratar una excursión con los rangers que te hacen un tour por la isla a cambio de aportar dos litros de gasolina por persona. Los que lo han hecho dicen que es totalmente recomendable pero nosotros no pudimos hacerlo porque mientras estuvimos allí soplaba demasiado para dejar el barco solo todo el día.

 

El tenedero no es nada bueno ya que está lleno de cabezas de coral por todas partes, de hecho, tuvimos que cambiar una vez de fondeo porque la cadena rozaba demasiado con alguna cabeza. Las dos veces que levantamos el ancla necesitamos ayuda de amigos que bucearon para desclavar el hierro. En estas circunstancias muchos suelen usar un sistema de poner defensas repartidas en la cadena para en caso de que no sople esta se mantenga flotando y no empiece a meterse entre las numerosas patatas de coral. Durante nuestra estancia un catamarán rompió la cadena a la noche y necesitó asistencia. Otro barco perdió el dinghy y el motor debido a los tirones que el fuerte viento producía y el mar agitado que se produjo incluso dentro del fondeadero.

 

Además del tour por la isla, el snorkel es interesante y un día las chicas nos fuimos a inspeccionar los fondos marinos - Karin, Mercedes, Amie y yo. También caminamos por el gran arrecife en marea baja para llegar a una isla paraíso de las aves donde ponen sus huevos. La visita a las gigantes mantas rayas está entre otra de las actividades imperdibles. Jose hizo un diving con Kari aprovechando que Segue le podía llenar la botella.

 

Pero la actividad principal de Suwarrow fueron sin duda las fiestas. Cada noche una fiesta. Día sí, día también. Siempre hay una excusa para celebrar algo: llegó La Luz y se va Merilelu, bienvenida y despedida a la vez; los chicos han ido a pescar, hay que cocinarlo en la barbacoa; Juliette de Sea Wings prepara tortillas mexicanas; otra noche donde junto con la otra española del grupo, Mercedes, mostramos a los demás uno de nuestros platos: la paella. Otro día Jose sale a pescar al pase con Jacques y Alejandro y vuelven con una buena pieza que también comemos en la playa acompañado de otro arrocito. Lo mejor de la pesca viene a la hora de limpiarlo, hay un lugar del a barlovento de la isla que destina a la limpieza de las presas donde todos los tiburones acuden como verdaderas fieras a comer. Todo un espectáculo poder ver tanto tiburón junto a la búsqueda de un bocado.

 

Se agradece volver a estar en un lugar donde no haya ciguatera y se pueda pescar lo que se quiera. También degustamos el rico cocunut crab (imagino que en español se llamará cangrejo de coco o algo así) que tiene un fuerte sabor a coco porque se alimenta de esta fruta.

El mayor inconveniente del lugar viene a la hora del baño que hay mucho tiburón que anda suelto y hay que bañarse con mucho cuidado.

 

Pues así pasamos una semana en este spot que se ha convertido sin lugar a dudas en uno de nuestros top10 -junto con Maupiti- de todos los lugares visitados hasta ahora, por su indudable belleza y por haber pasado unos días estupendos rodeados de amigos. Esto daría para mucho más pero hay que seguir andando. Nos despedimos de los amigos en una cena con pasta en el Mahina. Pero solo es un hasta dentro de unos días porque pronto nos reencontraremos.