El 11 de octubre de 2008 fue un día muy emocionante para nosotros; había llegado el momento, ya partíamos. Quisimos brindar por ello y organizamos un encuentro en el Port de Mataró, al que acudieron muchas personas queridas y cercanas.  Eran todos los que estaban, pero no estuvieron todos los que eran; ya que muchas personas muy importantes para nosotros no pudieron acudir, la mayoría por lejanía y algunos otros por demás razones.

 

Muchos se preocuparon de abastecernos con todo tipo de víveres y otros enseres necesarios para una travesía: mermeladas, vinos, licores, cavas, fideuás y arroces casi listos para comer, linterna, walkietalkies, moldes para hacer pasteles, complementos que aseguraban travesías opíparas y entretenidas y lo que es más importante: un recuerdo para llevarnos allí donde estuviésemos y evocar momentos, personas, vivencias.

 

Finalmente no empezó nuestro viaje en esos días, sino que decidimos postergar la partida para unos meses más tarde así como también un cambio de derrotero.