De Antigua a Dominica

 

18 de abril de 2010

Navegamos desde Antigua a Guadalupe con un viento de través que nos va cambiando a un descuartelar a medida que pasa el día. Tenemos un viento de entre 18 y 25 nudos y recorremos 42 millas en solo 6 horas, con dos rizos en la mayor y algunas vueltas en el yankie.

 

Ayer apenas cenamos una pequeña ensalada y supongo que esta será la razón por la que me empiezo a marear un poco. Pensábamos ir hasta Les Saintes pero nos quedamos en Desahies para ahorrar 30 millas que se pueden hacer muy desagradables cuando uno no se encuentra bien.

 

Hay muchos barcos en la bahía y fuertes ráfagas de viento que viene encauzado por las montañas.  Es curiosa la sensación que tenemos al llegar de nuevo a un lugar ya conocido. Entras más tranquilo, seguro y sintiendo el lugar como familiar. No hacemos entrada ya que nos vamos a ir al día siguiente de mañanita, además es domingo y las oficinas están cerradas. Recorremos la calle principal,  hoy vacía y desierta, por ser día sacro al mediodía y caminamos por el bosque para que Rufino pueda andar a sus anchas y  bañarse en los arroyos.

 

19 de abril de 2010

Nos despedimos del Bahía con unos bocinazos ya que seguimos itinerarios diferentes durante un breve periodo, poniendo rumbo a Dominica.

Como ya sabemos muy bien lo que es navegar a sotavento de las islas montañosas, ponemos dos rizos a la mayor (podríamos ir muchas veces con un solo rizo, pero yo así voy más relajadita y Jose respeta mucho mi forma de navegar sin tantas escoras y más relax; tampoco estamos en regata ni tenemos que hacer distancias muy largas, así que, qué más da medio nudo arriba o abajo). Se confirma nuestro pronóstico, de repente tenemos rachas de hasta 32 nudos que bajan repentinamente a 5 . El ciclo se va repitiendo a lo largo de toda la navegación a resguardo de la isla. Hay momentos que hay que arrancar motor porque nos quedamos con viento nulo hasta que empezamos a ver el mar rizadito a nuestra proa que nos advierte que estamos a punto de entrar en una zona de viento racheado.

 

Divisamos una ballena a muy escasos metros. Impresionante, qué pasada… Qué grandiosidad…  ¿Habrá confundido el casco con una compañera y se habrá acercado a ver, o solo nos quería saludar? “Un placer, señorita ballena, pero tampoco se acerque usted demasiado…”

 

Abandonamos Guadalupe con vientos de entre 25 y 28 nudos ciñendo a rabiar,  sustituimos yankie por trinqueta y tenemos que hacer un bordo largo en Les Saintes para llegar a nuestro waypoint. Aunque detesto las ceñidas, me sorprendo a mí misma yendo tan relajada con un mar y viento de cara que hacen la navegación bastante incómoda.

 

 

 

 

 

Portmouth


20 de abril de 2010

Dicen que si Cristóbal Colón volviera hoy por estas tierras, Dominica sería la única isla que reconocería.  Es la isla probablemente menos explotada del Mar Caribe y la belleza de su naturaleza es incuestionable. Las montañas altas, muy verdes, se levantan  con fuerza y nos rodean por todas partes.  Tan solo tenemos pequeñas casas a nuestra vista y dos o tres restaurantes en el frente de la playa. Es un placer estar sentado en la bañera y no hacer nada más que gozar del paisaje.

 

Inflamos nuestro viejo dinghy y acoplamos el antiguo motor.  Caminamos las viejas calles del pueblo de Portsmouth, con casitas humildes, algunas diminutas y muy,  muy sencillas. Esto no se asemeja en nada a todo lo que hemos visto hasta ahora. Nuestra mente tiene que hacer un esfuerzo para situarse en el mapa ya que por momentos nos parece que hemos cambiado de continente y estamos en el africano. Los pequeños negocios son el modo de subsistencia de mucha gente del lugar, unos venden algunas barras de pan, otros tienen una parada con algunas piezas de fruta, varios supermercados con estanterías semivacías.  Es todo muy pobre, aunque no hay mendicidad.  Pero a pesar de la humildad hay color en el paisaje y en la gente.

 

Hoy hay mercado y varias paraditas en las aceras con mesitas donde se posan algunas bolsas con cuatro patatas, cinco cebollas o una cestita con algunas bananas.  Nos sorprenden los precios, cuatro patatas a 5 EC$ (que vienen a ser unos 1’65 €). Cómo vivirá la gente con unos precios tan altos.  La libra de tomates a 4 EC$ (menos de medio kilo a casi dos euros)

Muchas casas son realmente sencillas, pequeñísimas y paupérrimas. Cuatro paredes de madera con una puertecita y una ventanita.

 

La gente es muy amable, todo el mundo te saluda, algunos te hablan y otros te quieren vender algo. La lengua oficial es el inglés y entre ellos hablan patois (un dialecto de la calle derivado del francés con tintes criollos). No hay turistas y muy pocos veleros ya que como ellos dicen “It’s the end of the  season”.  Las barquitas del fondeadero ya no pueden hacer muchos business  y a cada rato se acerca alguna: Albert, Junior, Antonio Banderas, Eddison, Cobra, Laurence de Arabia, Providence, Sea Birds, Michael… ya digo que son unos cuantos;  ya los reconocemos desde lejos. Con algunos ya nos hemos hecho amigos y vienen a charlar con nosotros y a tomarse una Coca-cola. Nos gusta charlar con ellos porque, además de poner en práctica nuestro English, nos cuentan cosas de la isla, cómo vive la gente…  

 

Una barca se acerca y me pregunta “¿Te acuerdas de mí?”. No, le contesto. “¿No has estado antes aquí?”. No, es la primera vez. Se queda pensativo y mira el logo del barco en el lateral. “No, has estado antes aquí, me acuerdo perfectamente” Cómo se puede acordar si han pasado casi dos meses y medio y apenas hablamos con él un minuto. Nosotros, la verdad, no nos acordamos de él, pero seguramente será el que nos vino a recibir y al que le dimos plantón a la mañana al salir prófugos al amanecer. Cuando ya no veo escapatoria a mi argumento le digo que bueno… que en realidad estuvimos… pero solo un par de horas… entramos y enseguida nos fuimos… que decidimos que ya volveríamos más adelante… Bufff , qué aprieto. No veas cómo te fichan.

 

Todos los botes  forman una asociación llamada PAYS que es para proteger la seguridad de los yates. No hace muchos años que era peligroso venir aquí con el barco y crearon esta asociación para promover el turismo náutico. Una barca se pasea todas las noches con un foco entre la zona de fondeo y siempre están con el canal 16 de la VHF abierto.  Cubren los gastos de la seguridad con barbacoas que organizan en la playa los domingos y lo que obtienen del alquiler de las  boyas.

 

Hacemos la entrada lo cual nos supone solo 10 EC$ (poco más de 3€); con un permiso de dos semanas,  ya no es necesario que hagamos la salida.

 

 

 

Indian River & Carbrits Natural Park


19 de abril de 201o

La isla tiene siete volcanes, las nubes siempre cubren las cumbres de las altas montañas provocan lluvias frecuentes y por ello hay infinidad de ríos. Dicen que el más espectacular es el Indian River. Albert nos viene a recoger a las 15 h. al barco para hacer la excursión por él . Cuando nos aproximamos a la desembocadura divisamos los restos de buques varados en la orilla, producto de la ferocidad de la naturaleza de diversos huracanes que han ido pasando por la isla.  

No está permitido la entrada de dinghies ni el uso del motor en el río. Hacemos el paseo a remo con la explicaciones de Albert de todas las especies de pájaros, peces, plantas y árboles. No conocemos los nombres de los pájaros en inglés pero Albert sigue nombrándonos un montón de palabras que oímos por primera vez y no encontramos el equivalente en nuestra lengua. Nos queda claro la infinidad de variedad de flora y fauna que hay en el río. Vemos un par de iguanas; cangrejos blancos, negros y rojos, los blancos son los comestibles por su exquisitez de sabor. La suma del canturreo de la cantidad de aves que vuelan el río provocan una agradable atmósfera y el paseo por el río no tiene ningún desperdicio, una maravilla, cuánta paz, cuánta belleza… Estamos solos con la naturaleza, no hay nadie más.

Albert nos cuenta que aquí se grabó parte de la película los Piratas del Caribe y Walt Disney se instaló en la isla por cinco meses.

 Ya está cerca el atardecer y los bichitos empiezan a molestarnos. No hace mucho tiempo esta tierra estaba afectada por la malaria y habiendo sido Portsmouth la capital de la isla anteriormente, tuvieron que trasladar la capital a Ruseau por la severa enfermedad.

 Al día siguiente hacemos una excursión por nuestra cuenta al Parque Natural de Cabrits. Para entrar a los parques nacionales hay que pagar 5 US$ o un bono de una semana de 12  US$ que sale más a cuenta si piensas visitar varios lugares.  Se puede visitar un fuerte que llevan más de veinte años reconstruyendo y varias baterías.

 

 


Una vuelta por la isla


 

23 de abril de 2010

Contratamos una excursión para ir a recorrer la isla. La única manera de verla en poco tiempo,  aunque una vez finalizada sabemos que regresaremos para descubrirla más despacio ya que hay es demasiado hermosa y necesita mucho tiempo.

Pensábamos dejar el barco en una boya pero preferimos darle el dinero a nuestro amigo Junior y le pedimos que le eche un vistazo a nuestro barquito.

Un taxi para nosotros dos solos con capacidad para 13 personas nos permite ir sentados cómodamente a nuestras anchas. Hubiéramos preferido compartirlo porque nos hubiera salido más barato pero no hemos encontrado compañeros. Ya quedan muy pocos barcos ya que unos, los que regresan para el viejo continente, suben hacia el norte para iniciar el regreso por el Atlántico norte; los otros, los que nos quedamos, empezamos a bajar para refugiarnos de la temporada de huracanes.

Nos cuesta encontrar un guía para nuestra excursión ya que algunos nos piden mucho dinero. Terminamos un poco hartos del trato con algunas de las barquitas que pasean entre los veleros. Nos ven como un dólar andante y constantemente quieren hacer negocios contigo. Les compramos la bandera de cortesía, fruta, hacemos un par de excursión pero no podemos estar pagando por todo como ellos quisieran. En algún momento nos sentimos bastante incómodos y pensamos en irnos ya que la persecución es asfixiante. Pero luego, más relajados, decidimos que es una pena perderse esto.

 

En nuestra excursión de un día, nos hacemos una idea de cómo es el interior de la isla.  Es un jardín inmenso, dos ojos no dan abasto para ver tanta vegetación, la diversidad de colores, la naturaleza totalmente desnuda sin haber sido corrompida… Es todo realmente bonito. Muchas de la plantas que compramos a veces para adornar nuestros comedores o terrazas abundan en este lugar. Las plantaciones de plátanos están por todas partes y son exportados a las demás islas, los árboles del mango también son uno de los protagonistas. Nos damos un hartón de comerlos, mmm… con lo que me gustan, también frutas de la pasión, papayas…

 

Pasamos por el territorio de la tribu indígena de los caribes, ya muy  integrados en la sociedad y probamos el exquisito pan que preparan a base de yuca, coco y azúcar, muy rico.

 

Después hacemos una parada en las piscinas naturales que es parque nacional. Es un lugar maravilloso, los diferentes tonos del color de las plantas, la diversidad de especies, la frondosidad… Una piscina natural con una cascada son el colofón de este parque.

 

Terminamos nuestra visita en Roseau, la capital de Dominica. En mi opinión no te haces una verdadera idea del lugar si no visitas la capital. Esta ciudad  conserva muchos edificios auténticos con viejos balcones, unos mejores conservados que otros.  

Nos encanta pasearnos por los mercados, ver los chavales que salen del colegio, la gente que va a trabajar… Aquí ya se ve otro movimiento y no parece tan pobre como otros rincones. Barcos de crucero llegan a la ciudad y bastantes turistas se pasean y gastan dinero en el poco tiempo que paran.