Barcelona

 

Diciembre 2014 y enero 2015

 

Finalmente aterrizamos en Barcelona después de 16 horas desde que salimos de Japón con una escala rápida en Frankfurt.

 

Reencuentros y más reencuentros nos llenan de emoción. Tres años sin venir son muchos, demasiados. La sensación de estar de nuevo en tu ciudad, extraña. Tu ciudad, que ya no es tu ciudad, pero que aún lo sigue siendo. Es como si el tiempo no hubiera pasado y cuando llevas unos días, te parece que estuviste ayer.

 

Nos alucina ir al supermercado y todo nos parece barato y ¡qué variedad! Nos encanta ir a un bar y que una cerveza valga algo más que un euro. Nos enloquece poder pedir una tapa si nos apetece picar algo. Nos sorprende que por 10 € puedas tomar un menú con un primero, segundo, postre y bebida. Nos apasiona comer jamón, morcilla, embutidos, quesos, anchoas, boquerones, aceitunas, mazapanes… Nos deleita poder escuchar español y catalán todo el tiempo. Nos indigna ver la televisión y escuchar a casi todos los políticos que solo proclaman mentiras y roban y corrompen al mismo tiempo. Nos entristece haber dejado aquel país próspero con una buena educación y sanidad y habernos encontrado con este donde solo hay recortes y más recortes. Nos indigna que la gente no se indigne. Nos encanta estar con la familia. Nos alegra mucho ver a los amigos. Nos pone contentos pasar la navidad con los nuestros. Nunca nos cansa caminar por la Rambla, l´Eixampla, el Born, el Gótico, Gracia… Nos da pena que el tiempo tenga tanta prisa y no poder hacer todo aquello que habíamos pensado hacer.

 

A veces nos preguntamos por qué no estamos aquí -porque sin habernos ido todavía, ya empezamos a extrañar- pero luego nos acordamos que allí también estamos bien, que somos afortunados y que no nos hemos cansado todavía de andar por ahí. Pero sabemos que un día querremos regresar e imaginamos que sabremos cuándo será el momento.

 

Barcelona, què guapa que ets i com t’estimem!



 

Logroño

 

Y siempre nos gusta volver a Logroño, esa ciudad en la que Jose se crio y donde vive su familia. Los padres se hacen mayores y es muy triste ver cómo van perdiendo agilidad, habilidad, que cada vez te necesitan más. Imagino que así es la vida y supongo que no queda más remedio que tener que asumirlo, pero que triste es…

 

Logroño y sus tapas. A pesar del frío, la lluvia, la nieve… sus calles siempre están llenas de gente. La calle Laurel, la calle San Juan, el Espolón… allí donde vayas la gente está en la calle o en los cientos de bares que hay desparramados por toda la ciudad. 

 

Soria: El Burgo de Osma y Medinaceli

 

¡Y cómo nos íbamos a perder el Burgo de Osma! De eso nada. Sus soportales, los exquisitos torreznillos que nos enloquecen, el Virrey que nunca abre cuando nosotros vamos. Esa Soria que vio a Jose nacer…

 

¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,
tardes tranquilas, montes de violeta,
alamedas del río, verde sueño
del suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de la ciudad decrépita.

Me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?

¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!

 

 

Y en el camino de Madrid a Barcelona descubrimos Medinaceli. Y esa es la magia de España, que cada pueblo te sorprende. ¡Cuánta historia! ¡Qué gastronomía!

 

Madrid

 

Y tampoco queremos dejar a Madrid olvidado, porque siempre se porta tan bien con nosotros y nos acoge como si de allí fuéramos; familia, amigos, recuerdos...