El viaje empieza con la imaginación. El nuestro hace mucho que ya se inició. Después vienen los preparativos, que es lo más duro. Y por fin: el viaje, su materialización. No sé si se puede contar un viaje. Pero supongo que sí se puede intentar.

 

A punto está de finalizar la que podríamos llamar la segunda fase de nuestro proyecto. La primera fue el Mare Nostrum y Canarias y después llegó El Caribe.

 


Se me ocurre contar a cuántas islas hemos arribado y resulta un poco difícil. Me pregunto: he de contar islas o países?  Qué sé yo... A ver si soy capaz de trazar nuestro itinerario...

 

Martinica, Dominica, Guadalupe, Les Santes, Sant Barths, Saint Marteen, Virgin Gorda, Tortola, Guana Island, Jost Van Dyck, Peter Island, Saint Marteen, Statia, Antigua, Guadalupe, Dominica, Martinique, Santa Lucía, Saint Vincent, Bequia, Canouan, Tobago Cays, Mayreau, Union Island, Carriacou, Grenada.


 

 

 

Navegar en el Caribe no es especialmente difícil. Las distancias entre islas son cortas; la mayor es de 90 millas pero lo usual es que sean de 70, 30, 20 o a veces de 5; perfectamente realizables de día. Dicen que siempre que se pueda es mejor evitar navegar de noche para evitar chubascos que no se ven cuando el sol esconde. Se acostumbra a salir siempre bien tempranito en cuanto amagan las primeras ráfagas de luz, a eso de las 6 de la mañana.

Los vientos suelen ser del este  de entre 15 y 20 nudos. A mar abierto son constantes y casi siempre de través. A sotavento de las islas, como las hay muy montañosas, va variando la intensidad en función de la orografía; ahora te quedas sin viento, ahora  sube a 30 knots; así que es recomendable, aunque no sople Eolo, siempre salir al menos con un rizo para que no te pille la racha.

En las Islas de Barlovento (de Martinica para abajo) hay una corriente hacia el oeste que puede llegar a ser de 2 nudos.

Al principio impone la entrada a los arrecifes, pero después te vas acostumbrando. Hay que mirar con desconfianza las cartas electrónicas ya que,  si bien suelen acertar, tienen errores. A veces las entradas vienen balizadas. Los ojos no suelen engañar y entrando de día y con un cielo claro, se suelen identificar bien las zonas de coral.

 


Cartas electrónicas, cartas de papel y las guías de la zona suelen ser una gran ayuda. Las guías de Chris Doyle son estupendas (Winward Island y Leeward Island); la de las Vírgenes son de la misma editorial pero el autor no es Doyle y hay una diferencia abismal de calidad y precisión. Ahí viene todo: fotos aéreas, dibujos de las entradas, planos de la ciudad, info de navegación, fondeo, restaurantes, comunicaciones... Por aquí salen mucho más baratas que si se compran en España, unos 30$.

También hay una buena guía -en francés o inglés- que abarca todas las islas:  Guía de Las Antillas: crucero y turismo, de Jaques Patuelli. Las fotos de entradas y fondeaderos son excelentes  y la info es muy buena aunque menos completa que la de Doyle.

 


Nosotros preferimos estar fondeados. Es más, con la brisa no pasas calor, no suele haber mosquitos en el barco y encima es más económico.

Hacer puerto es necesario de vez en cuando. A nosotros una vez al mes nos resulta suficiente. Los amarres para un 43 pies suelen costar entre 20 y 25 €.

Muchos barcos optan por cogerse a una boya cuando las hay. Nosotros solo lo hemos hecho si no hay más remedio o el fondo es especialmente malo. No sale barato ya que suele costar 15$ al día y en las Vírgenes, donde más, 25$.

Una buena ancla es imprescindible. Nosotros llevamos 50 metros de cadena pero en caso de tener que comprar pondríamos 65 o 70 metros. Alguna vez hay que fondear a bastante profundidad. Se suele fondear entre los  3 y 7 metros por lo general.

Llevar un cabo para alargar la cadena en caso preciso también es importante. Siempre tener una segunda ancla a mano por si la ocasión lo pide. Nosotros hasta ahora no la hemos necesitado nunca.

Aunque hay bastante barco también hay muchos buenos fondeaderos así que no suele haber problemas de espacio y puedes echar bastantes metros de cadena.

Pocos barcos echan el orinque y aún son menos los que ponen la señal negra que indica estar fondeado, pero no está de más llevarla.

 


Cada vez que entras a una isla hay que hacer entrada y el proceso inverso cuando te vas. Hay que rellenar formularios y nada más. Te sellan el pasaporte y nunca nos han venido a inspeccionar el barco ni tampoco hay que regalar botellas de licor en esta zona. Es bastante sencillo. Aunque a veces resulta pesado.

En todas las islas menos en las francesas hay que pagar por entrar, una media de 25€, a veces un poco menos.  Normalmente entre la entrada y la salida tiene que  pasar un día y tienes 24 horas desde el momento de anunciar la partida hasta hacerla efectiva. Normalmente vas la mañana anterior, haces la salida y al día siguiente bien temprano, te marchas.

 


En las islas Holandesas (Saint Marteen y Eustatia) la moneda oficial es el dólar USA ; también lo es en las Islas Vírgenes Inglesas; en St. Barts hay dólares y euros; en Guadalupe y Martinica, la moneda de la UE y en el resto de islas los dólares EC.

Hay cajeros en todas partes y tampoco hay ningún problema para pagar con tarjeta de crédito allá donde vayas.

 


En todas las pequeñas Antillas el idioma oficial es el inglés menos en Martinique y Guadalupe que es el  francés. En mi opinión es muy importante tener un nivel de inglés medio si quieres comunicarte con los autóctonos y con otros barcos.  Si no, te queda relegarte a hablar solo con los que hablan nuestra lengua, por tanto no podrás hablar con casi nadie.

El hablar francés también ya es una combinación perfecta e ideal.

 


Un altavoz en bañera con el canal 16 siempre abierto es más que recomendable. No hay barco de navegación de altura que no lleve BLU y es un gran entretenimiento y puede ser una gran ayuda para consultar meteo y contactar con las diferentes ruedas operativas por la zona [Rueda de los Argentinos: 14385 23UTC, Rueda de los Italianos 14422 21:3º UTC, Rueda de los Navegantes 14360 22UTC, Miguel de Bahía Blanca 14395]

Un teléfono satelital  siempre es una seguridad.

Es difícil tener wifi abordo. En algunos fondeaderos ofrecen un servicio pagando 10$ al día a través de la compra de una tarjeta prepaga o con la tarjeta de crédito. Rara vez se coge señal gratuita. Lo mejor es tener un netbook para trasladar fácilmente a los bares con wifi que los hay por todas partes.

El Skype es la solución más barata para estar en contacto con los tuyos y la llamada a fijo a España solo cuesta 0’02€/min.

Para nosotros instalar el Pactor ha sido todo un acierto. Siempre tienes la meteo abordo a través de la BLU y también puedes mandar y recibir correos sin tener conexión a Internet y estando en navegación. Teniendo el título de radioaficionado puedes abrir una cuenta de winlink donde tienes el servicio gratuito; si no,  el servidor de sailmail pagando 200$ al año.

Con el programa JVCom puedes bajar a través de la BLU faxes meteorológicos y completar la info de los Gribs y con el Iridium y un programa adicional,  también.

 


El caribe en general es tranquilo y seguro. No hemos tenido ningún percance ni sensación de inseguridad.

En algunas islas sí hemos oído que hay que tener un especial cuidado. De St. Marteen se habla que es una de las más conflictivas;  no de día,  pero sí de noche. Nosotros directamente no lo pudimos constatar.

Las islas de Dominica, Santa Lucía y St. Vincent son las más heavies en cuanto a persecución hacia los cruceristas. Hay que andar con cuidado y más de una vez te sientes un poco agobiado. Las guías ya te advierten de los lugares más conflictivos que hay que evitar pisar de noche.

 

El máximo problema en general es el robo de los dinghys y motores fuerabordas; así que siempre a la noche hay que dejarlos subidos y atados. También hay que usar un candado en los dinghy docks al abandonar tu auxiliar por un rato.

 


Los oriundos de estas islas no son especialmente abiertos. Es muy difícil trabar amistad con ellos. Tienen otra disposición en Dominica y Bequia, donde la gente parece querer acercarse más al forastero. También en Grenada son generalmente más amistosos.  

 

Franceses, Americanos, ingleses, canadienses, alemanes y suizos son las nacionalidades que más abundan en los pabellones de los barcos.  Algunos suecos, italianos, daneses también se ven. Si te encuentras un día con un español ya puedes festejarlo ya que es casi un milagro.

 

En esta zona no es fácil tampoco relacionarte con la gente de otros barcos. Muchos vienen para hacer la temporada, van a mil por hora de bahía en bahía y no da lugar a establecer vínculos. Hay que hacer el esfuerzo de acercarte a los barcos para intentar hablar con alguien. Dicen que una vez vas más para abajo o hacia el oeste las cosas empiezan a cambiar y se generan relaciones más fluidas entre los veleristas.

 


Los que pueden acceder a una potabilizadora tienen el problema resuelto. Tener agua dulce a bordo es un lujo. Pero el no tenerla tampoco es un problema.

La capacidad de nuestro barco es de 400 litros de H2O.

 

  Cargando los depósitos cuando entras a puerto una vez al mes nos es suficiente. También está bien llevarharrycans  para poder llenar en una gasolinera si se te termina antes.

Ahora, eso sí, se acabaron las duchas de agua dulce (te acostumbras a hacerlo con agua salada). La temperatura del agua es ideal, unos 28 grados.

A medida que se va acercando el verano los chubascos son más frecuentes y se puede recoger agua de lluvia.

Para las coladas haylavadoras por unos 4  ó 5$ en todas las marinas y también secadoras. Primero lavábamos a mano pero, por lo que cuestan las máquinas, no vale la pena.

 


Nosotros tenemos suficiente energía con las 4 placas solares de 85V que nos producen hasta 22A/h. No escatimamos para nada. Todas las noches encendemos la luz de fondeo de leds. Algunos barcos la ponen y otros no. Usamos ordenadores a bordo, frigorífico encendido las 24 horas (hay también quien lo apaga a las noches), ventiladores, luces interiores y consumo de piloto automático en navegación.

 

Echamos de menos tener un segundo frigorífico y aún mejor sería un congelador. En el momento en el que lo montemos tendremos que conseguir más energía con más placas o bien un generador eólico.

 


El chinchorro se convierte por estas aguas en uno de tus mayores aliados. Es muy importante llevar un buen dinghy y un motor potente. Todas las auxiliares aquí son semirrígidas y de material de hypalon, que no se desgasta por el sol. Las marcas más habituales son Caribe y AB. En caso de tener que comprar una, hay que esperar a llegar aquí, no en España que valen 1.000€ más. Saint Marteen ofrece los mejores precios.  

 

Los motores fueraborda son todos de dos tiempos con una potencia mínima de 8 caballos.

Hay que tener un buen sistema para subir y bajar el dinghy y el motor.

 


Saint Marteen es sin duda el mejor lugar para hacer compras importantes para el barco. También dicen que en Trinidad se encuentra de todo pero suponemos que no a tan buen precio como en Saint Marteen. Todos los barcos se concentran la isla holandesa con el único fin de comprar accesorios para el buque. Otras islas también tienen sucursales de las tiendas más importantes Island Water World y Budget Marine (ambas tienen página web para poder echarles un vistazo)

 


Para cargar el barco de víveres hay tres lugares donde es mucho más barato con diferencia. Saint Marteen (parte Holandesa), Martinica y Rodney Bay (Santa Lucía). En el resto de islas la comida no resulta barata comparado con los precios de nuestros supermercados y no siempre encuentras de todo. Las Islas Vírgenes y Antigua son especialmente caras.

Es recomendable cargar en España todo lo que se pueda especialmente latas y los productos estrella como aceite de oliva, chorizo, jamón y vinos.

 

El pollo y la carne de cerdo, todo congelado,  es lo más habitual. De Martinica hacia abajo ya se empieza a encontrar también pescado congelado.

La verdura y la fruta no es barata y no hay mucha variedad. Lechuga, coles, zanahoria y cebolla es lo accesible en todas partes. El precio de los tomates está por las nubes. De fruta,  los mangos y los plátanos es lo que encuentras en todas partes y a buenos precios. El resto de fruta es difícil ver y suele ser caro. La fruta en almíbar es muchas veces la alternativa.

Los lácteos también tienen unos precios elevados. Los yogures, cuando los hay, suelen costar más de 1$ por unidad; menos en la zona francesa que tienen un precio normal.

 


De Guadalupe hacia el Norte (esto comprende Antigua, Saint Marteen, Islas Vírgenes,etc.) no se puede pescar ya que se desarrolla la enfermedad que afecta a los peces de coral llamada ciguatera. Una vez en Guadalupe o aguas inferiores, ya se puede echar el aparejo. Aunque tampoco penséis que la pesca es algo demasiado abundante.

La temporada de langostas comprende de octubre a mayo. Fuera de estas fechas está prohibido y multado cogerlas.

 


Las botellas azules solo se encuentran en las islas francesas y en Bequia. Hay que llevar bastantes para poder pasar hasta llegar a una de estas islas. La mejor alternativa -y lo que más se ve- son las botellas americanas de acero, que se encuentran en casi todos los sitios, tienen mucha más capacidad y resulta más barata la carga.

 


¿Vale la pena venir al Caribe?

Cabe aclarar que cuando hablamos del Caribe nos referimos a este espacio que nosotros hemos recorrido. Pero el Caribe es mucho más: Cuba, Jamaica, Bahamas, Puerto Rico, Venezuela…

Cómo concluir esta descripción de nuestro Caribe... Desde España nos preguntan: “¿Se han cumplido vuestras expectativas?” Es una respuesta que no se puede resolver en un sí o un no. Hay quien dice que no le gusta El Caribe. Otras personas dicen que necesitas años para recorrerlo y saborearlo. Algunas personas lo toman como sitio de paso y se quedan atrapadas convirtiéndolo en su lugar definitivo. Imagino que si has construido una imagen demasiado idílica te puede decepcionar en cierta manera. Si crees que vas a llegar a un lugar completamente virgen donde no hay nadie, solo palmeras, aguas azules, playas desiertas y fondeaderos recónditos, definitivamente, te has equivocado. Ya somos muchos los que llegamos aquí.  Tampoco hay salsa y samba en las playas en las noches de verano. Es todo tranquilo y no hay mucha animación. Ni tampoco todas las aguas son cristalinas y turquesas. Pero para nosotros sí vale la pena, sin duda. Hay lugares maravillosos, es una cultura muy diferente, cada isla es distinta y tiene su peculiaridad. Llegar siempre a un lugar nuevo; el contraste de lo conocido con lo desconocido es lo que te ofrece viajar con tu casa a cuestas. Pasar de una ciudad caribeña abarrotadas de gente, de vendedores de fruta, de niños con uniforme que salen del colegio…  aregresar a tu casa a comer lentejas con chorizo picante Palacios con unas patatas de aperitivo con salsa Espinaler. Pasar de descubrir lo nuevo a tu lugar personal: tu música, tus libros, tu espacio.