10 de febrero de 2010
Javier ya se ha desembarcado y a las 6 de la mañana del día siguiente ya estamos levando anclas para poner rumbo a Dominica. Tenemos 60 millas por delante. La travesía es muy buena; experimentamos lo que dicen que es la navegación entre islas, entre 20 y 25 nudos de través. Vemos bastantes barcos. “Esto parece Formentera” dice Jose.
Llegamos a Dominica y vemos un paisaje similar al de Martinica pero un tanto más salvaje: mucha vegetación, muy montañoso y mucho menos habitado. Aquí es donde se grabó parte de la película Piratas del Caribe. Hasta llegar a nuestro fondeadero que está al otro extremo nos queda navegar a sotavento de la isla. Tenemos un viento muy racheado que pasa de 5 nudos a un máximo de 33. Vamos con un rizo y medio yankie pero tenemos que poner un segundo rizo y lo hacemos sin aproarnos, abriendo la mayor hasta la cruceta. Es la primera vez que rizo así; Jose ya lo ha practicado en el Atlántico.
Llegamos a Prince Rupert Bay casi cuando empieza a anochecer, como era nuestra intención; 25 nudos de viento que no bajan hasta que no nos pegamos bien a tierra. El capi dice que me he portado como una campeona. Hemos navegado los dos solitos la mar de bien.
Dos barquitas con lugareños ya vienen a ofrecernos fruta fresca, un tour para mañana y protección. Ya vemos que aquí hay que extremar más las precauciones; se nota que es una isla independiente y la seguridad no es como en las islas francesas. Cerramos bien todo y nos vamos a descansar. A las 6 de la mañana salimos “por piernas” de la isla; para no tener que hacer la entrada al país (y no pagar) y para que no vengan las barquitas con las que hemos quedado que sí a todo a las 8 de la mañana. El Bahía y el Cap’s parecen dos fugitivos huyendo de la justicia.
Solo a la distancia de 16 millas ya nos topamos con unas pequeñas islas llamadas Des Saintes, pertenecientes a Guadalupe. Fondeamos en Grand Ilet, un lugar paradisiaco. Guadalupe nos está gustando mucho y nos parece mucho más espectacular que Martinica. El agua es muy transparente y ya empezamos a ver fondos de coral. Después de comer nos dirigimos hacia Terre de Haut. Ponemos todos los ojos para no perdernos los alrededores que son impresionantes. Fondeamos enfrente del pequeño pueblo que hay en esta isla Anse du Bourg. El pueblito es muy pintoresco y sus precios muy elevados. Así que practicaremos la política de mirar y no tocar. Mañana hacemos la entrada al país y a seguir disfrutando.
14 de febrero de 2010
Seguimos fondeados en Les Saintes, un lugar que nos ha gustado mucho y en el que nos sentimos cómodos. Tenemos el pueblito my cerca donde podemos ir a pasear todas las tardes por su calle principal y hacer alguna caminata a una playa bonita que no tiene acceso con el barco; hay muchas calitas para visitar aquí cerquita así que algunos días por la mañana levantamos fondeo, vamos a pasar el día y regresamos a la tarde. Las comidas las vamos haciendo de forma intercalada en el Cap’s y en el Bahía y las cenas más tranquilitas cada cual en su barco.
Los fondos nos siguen sorprendiendo con nuevas especies de peces desconocidas para nosotros y nos encanta bucear y pasar mucho rato en el agua. De vez en cuando María y yo hacemos nuestras prácticas de remo, siempre con el cachondeo de los hombres que no pueden pasar sin hacer algún comentario aventajado.
El fondeadero está muy bien protegido y ahora hay cerca de 100 barcos, como es grande hay lugar suficiente y espacio para poder echar los 50 metros de cadena reglamentarios para estar tranquilos. A veces visita la cala algún megabarco de pasajeros que pasa un par de días.
Los paseos con la zodiac a tierra es capítulo aparte. Nuestra barquita ya no está para muchos trotes y el otro día íbamos los cinco, Rufino y dos bolsas de basura. Íbamos al mínimo de velocidad y casi con el culo en el agua. Atamos, como siempre, la zodiac con cadena y candado y María se reía, diciendo que la protegemos como si fuera una auxiliar muy valiosa y es cierto que vale casi más la cadena que la auxiliar.
El otro día amanecimos con el barco completamente cubierto de ceniza que provenía de un volcán de la isla de Dominica. Después de baldear el barco casi a diario seguimos acompañados con esta ceniza pegajosa que no nos quiere dejar.
El 11 de febrero fue el cumpleaños de Jose y pasamos un día muy divertido en nuestra casita. Comidita rica, después karaoke y tarde de Trivial. Alguno que otro mezcló el vino blanco, al cava, el licor de hierbas (regalo del Bahía) y el whisky y las consecuencias fueron las previsibles.
20 de febrero de 2009
Tal como habíamos quedado levantamos fondeo y nos dirigimos a la Marina de Riviere Sens; una navegación cómoda y placentera. Desde fuera divisamos un puerto demasiado pequeño. El Bahía entra a dar un vistazo y nosotros seguimos subiendo a ver si vemos algún fondeadero. El puerto está en muy mal estado y no vemos conveniente entrar. Tampoco hay ningún lugar para fondear cerca. Decidimos cambiar rumbo a Port à Pietre. Pero en cuando asomamos ya vemos lo que nos espera: viento del morro toda la travesía. Ponemos un segundo rizo a la mayor y tras ceñir un ratito, Jose me propone que si lo prefiero podemos regresar a Les Saintes y al día siguiente tempranito navegar hasta Pointe à Pitre con un viento de través que resultará mucho más cómodo. La verdad es que le agradezco la propuesta y acepto.
Fondeamos en un nuevo lugar, Pain de Sucre. Pasamos la tarde muy tranquila y a la noche sube bastante el viento (hasta 28 nudos) y cae un chubasco. Unos americanos se nos han puesto muy cerca, así que hacemos guardias de fondeo durante el primer ratito de la noche.
A la mañana nos dirigimos a a la Marina de Base du Fort . La entrada al puerto está muy bien señalizada -ya nos hemos acostumbrado al balizamiento de esta zona, al revés de lo que teníamos aprendido: a la entrada roja a estribor y verde a babor. De golpe baja la profundidad y se crea mucha ola, para rematar ha subido el viento; incomodidad a la hora de bajar la mayor pero pronto estamos amarraditos. Los marineros acuden con una zodiac a recibirnos y la tripu del Bahía ya está en el pantalán esperándonos. Precio del amarre 28 €/noche; nos quedaremos un par de días ya hace dos semanas que no entramos a una marina y el Cap’s necesita una buena limpieza después de la ceniza que cubrió la cubierta tras la pequeña erupción de un volcán cercano y la colada se está acumulando.
El puerto tiene los servicios necesarios y un entorno lleno de restaurantes y alguna que otra tienda náutica, muy pocas (habíamos leído que estaba mejor equipado). Cenamos una pizza que nos sirven a ritmo caribeño tras 1 hora de espera. Al día siguiente el Bahía marcha hacia Martinica parando de nuevo en Dominica a llevar a Guiller que tiene que marcharse, como él dice “el que tenga que currar, que se joda”. Nos da mucha pena que se vaya ya que nos ha caído fenomenal y nos lo hemos pasado muy bien con él y nos reímos mucho.
A la tarde vamos a Port à Pietre, que es la ciudad más importante de Guadalupe. Como son carnavales todo está cerrado, hasta el conductor del autobús se va a la rúa. Pues a caminar, 4 km de distancia a la hora de pleno sol, pero nada insuperable. Creíamos que la ciudad sería otra cosa pero se ve todo muy abandonado y deteriorado, a esto se suma que todos los locales están cerrados.
El jueves 18 por fin terminan los carnavales y ya vuelve la normalidad. Aprovechamos para hacer unas compras en el Champion y hacernos por fin con la guía de Chris Doyle de Leeward Islands, ya que estaba agotada en los sitios donde hasta ahora habíamos preguntado. Una excelente guía con buenas fotos y detalladas explicaciones; imprescindible.
Salimos temprano del puerto para aprovechar el día y nos vamos a fondear a la Illet du Gosier, a 3 millas de Pointe à Pitre. Una islita preciosa rodeada de arrecifes. Es el primer día que echamos el ancla a una profundidad de 3’5 metros y nos parece raro, nos veníamos acostumbrando a los fondeos de 10 y 12 metros. Pasamos dos días relajados, muy relajados. Cada vez más contentos con nuestra barbacoa, nos hacemos un homenaje. Visitamos con el dinghy la isleta – donde hay un viejo faro- y también el pueblo. Hoy viernes estamos de suerte, coincide que es el día semanal del mercado en la calle: variedad de frutas y verduras a muy buen precio y excentricidades del lugar. Un gustazo pasear, ver y comprar productos frescos.
$$$$$$ Por cierto, los precios hasta ahora (que la gente nos pregunta mucho): tomar algo en un bar 3 ó 4 euros, una pizza 12 ó 13 €, menús excluida bebida alrededor de 20€ para arriba; barra de pan 1 € aprox., el super más caro que en España; muy baratos el pollo y carne congelada 3 a 4 € /kilo, fruta 2’50-3 € /kilo (los plátanos son más baratos 1€ / kilo), accesorios náuticos ± como en España; wifi gratis en muchos bares pero muy lento. El pescado de momento lo vemos en la fotos, no hay pesca ni pescado fresco en los mercados. La langosta, tendrá que esperar (aquí: 6 € / 100 grs.) Martinica, mejor lugar para compras que Guadalupe.
El presupuesto siempre depende del bolsillo de cada cual; estando fondeado y llevando bastante comida desde España se gasta poco; si se empieza a salir cada día a tomar algo, ahora una cenita… el presupuesto empieza a dispararse.
Levantamos fondeo en Illet du Gosier y nos dirigimos de nuevo a Les Saintes donde hemos quedado por la noche con el Bahía. Como ya conocemos el lugar aprovechamos los dos días que estamos allí para hacer algunas cositas en el barco, entre ellas inaugurar la máquina de coser haciendo pruebecillas para aprender a usarla.
Nos dirigimos a Deshaies, al noreste de Guadalupe. Tenemos una navegación tranquila y con poco viento. Pretendemos parar a comer en Pigeon Island, unas pequeñas islitas marcadas como un lugar muy interesante para hacer buceo. Las guías dicen que hay unas boyas amarillas donde incluso se puede pasar la noche pero apenas hay un par de boyas demasiado pegadas a la costa donde rompe la ola. No nos convence, ya comeremos por el camino y proseguimos hacia Deshaies. Esta es una pequeña villa de pescadores muy pintoresca y turística. Muchas tiendecitas monas y restaurantes montados con mucho encanto. Hacemos la salida de Guadalupe en un ciber llamado Le Pelican que tiene esta competencia pagando 3 € por el servicio. Hasta ahora las entradas y salidas resultan muy sencillas, solo es rellenar un formulario por ordenador, un sellito y listo; supongo que es porque estamos en territorio franco. A la noche recibimos la invitación de Ángel de cenar en un coqueto restaurant, en un balcón con vistas a la bahía, al puro estilo francés donde comemos pescado fresco.
8 de febrero de 2010
Alargamos un día más nuestra estancia en el puerto ya que no hemos tenido tiempo hasta el momento de lavar ropa, reorganizar las cosas y todas aquellas tareas que se suelen hacer después de una larga travesía.
Por fin, abandonamos el puerto de Le Marin y ponemos proa a Gran Anse d’Arlet. Iniciamos la pequeña travesía a vela, pero el viento cesa y arribamos a motor. Baño, comida y levantamos fondeo. Seguimos el viaje hasta l’Anse à l’Àne donde pasamos la noche muy tranquilamente, previa cena en el Bahía. A las 8 de la mañana ya estábamos levantando fondeo y nos dirigimos a Les Trois Ilets, una bahía preciosa y muy resguardada. Hoy la comida en el Cap’s, usamos la barbacoa por segunda vez; esta vez no salen llamas. Menos mal! Desembarcamos con la auxiliar del Bahía en tierra y paseamos por allí. De momento el Bahíita nos hace un poco de taxi ya que nuestra zodiac está para pocos trotes. Estamos esperando encontrar una, marca Caribe, de material de neopreno semirrígida, que es la que tiene todo quisqui por estos lares.
El lunes 8 hay que estar en Fort de France ya que se desembarca nuestro último tripulante, Javier. A la mañanita de nuevo levamos ancla y fondeamos en Fort de France. Paseo matinal por la capital de la isla. A la tarde, aquí estamos de nuevo, en el ciber y mañana nos vamos hacia Guadalupe, con parada noctura e “ilegal” en Dominica. Para hacer la entrada a esta última isla hay que pagar y no pensamos hacerlo solo por pasar una noche. A la bajada ya la visitaremos…
5 de febrero de 2010
Los chicos aprovechan su primer día en Martinica para ir a conocer Fort de France. Al día siguiente me recogen en el aeropuerto y nos movemos con el medio más económico que es el taxi colectivo (1’20 €/pers para trayectos normales y 4 € aeropuerto). La tarde la aprovechamos para descansar y al día siguiente empezará la “tourné”. Nosotros no tenemos prisas y deseamos hacer las cosas con tranquilidad pero la tripu empieza a irse progresivamente y quieren aprovechar su estadía. El primer día taxi colectivo hacia Sainte- Anne, uno de los mejores y más conocidos fondeaderos de la isla. De allí nos dirigimos a la playa de Les Salines, la más bonita y popular; aquella que se fotografía para todas las postales y afiches de las agencias de viaje: aguas azules y transparentes, palmeras… un lugar idílico. Ahora nos sentimos realmente en El Caribe. Después de un día de playa qué mejor que un rico zumo recién exprimido de frutas exóticas, cortesía de Ramón. ¡Qué rico nos sabe! “Pá vivir así es mejor no morirse”. Regresamos con una caminata de 4 km “Le Trace du Caps”, un paseo recomendable bordeando el mar y entremezclándose con un paisaje selvático.
Al siguiente día alquilamos un coche, que nos entregan con la puntualidad caribeña, eso es dos horas y media más tarde de lo acordado. Habrá que ir acostumbrándose… Iniciamos un día donde el cuentakilómetros es el protagonista. Qué hartón de coche! Esto de querer verlo todo ya se sabe que es incompatible con el descanso y el goce de los paisajes. Subimos a la Montagne Pelée y conocimos el lado oriental de la isla. Las islas del Caribe tienen dos paisajes muy diferentes; la costa este o también llamada la de barlovento, que da al Atlántico: ventosa, llena de arrecifes y menos tranquila para la vida del crucerista. En cambio la costa oeste, la de sotavento, es la que da al mar del Caribe y como queda protegida por la isla es mucho más pacífica y es donde se amontonan los veleros.
El día siguiente Ramón regresa a España. Hasta pronto… Sabes que tienes un lugar en el Cap’s, ha sido un placer.