St. Vincent


6 de mayo de 2010

Nos levantamos bien temprano y nos dirigimos a Saint Vincent. Decidimos ir por barlovento de la isla por dos motivos. El primero es que descartamos entrar a Chateaubelair, Cumberland y Wallilabou. No son muy buenos fondeaderos ya que hay que estar con ancla por proa y popa o bien amarrarse a un árbol. Además leemos en la guía que hay que andar con mucho cuidado ya que ha habido robos a mano armada a veleros durante los últimos años. Además cuenta la espléndida guía de Chris Doyle que en el norte de la isla es habitual encontrarte con vientos de 30 a 40 nudos que vienen  sin aviso y se forma un mar importante. Como vamos ir al sur, lo hacemos por barlovento. Salimos como siempre con un rizo que mantenemos a mar abierto con una navegación rápida y muy cómoda. En cuanto llegamos al cabo de la isla, el viento empieza a descender y tenemos que sacar el rizo y finalmente tenemos que empujarnos durante un par de horas o tres con el motor con una corriente en contra de casi 2 nudos.  Parece que nunca vayamos a llegar. Tenemos una pequeña sorpresa durante la travesía, decenas de delfines nos vienen a visitar. ¡Qué alegría nos dan!

 

Llamamos por el canal 68 para preguntar por el estado de la marea para entrar al Blue Lagoon, ya que tiene un paso estrecho entre arrecifes con subidas y bajadas de agua y una fuerte corriente.  No se puede entrar en este momento, por lo que  vamos a Young Island Cut donde nos agarramos a una boya.  Hay muchas corrientes por lo que no es muy seguro echar el ancla, además tampoco queda espacio con tantas boyas. Nos cobran 18 US$ por una noche y tras protestarle un poco nos promete que si mañana también nos quedamos nos hará mejor precio.

El entorno es muy bonito. El fondeadero queda en medio de la línea de costa y la isla Young Island. Tenemos enfrente un coqueto resort  y una bonita playa de blanca arena. 

 

Vamos con el chinchorro a conocer el Blue Lagoon. Está lleno de barcos, también todos a boya.  Nos alegramos de estar fondeados en  Young Island,  nos gusta mucho más. Cargamos  diesel con los depósitos  y  regresamos ya que no cesa de llover.

 

 

7 de mayo de 2010

Ni en Young Island ni en Blue Lagoon se puede hacer la entrada, así que hay que ir a la capital, Kingstown. Tomamos un taxi colectivo que tan solo nos cuesta 1’50 EC$ (recuerdo que el cambio está a 3’25; así que hay que dividir entre tres para hacer un cambio rápido a euro). El taxi es una furgoneta de 16 plazas y va a tope, todos bien apretaditos.

 

Lo primero que hacemos al llegar es buscar la aduana e inmigración. Nos cobran 70 EC$ por la entrada. El resto de la mañana paseamos por la ciudad. Sin duda vale la pena acercarse y vivir el ambiente de la capital. No tiene desperdicio. Un gran mercado de frutas y verduras ocupa una amplia zona de la ciudad; también hay otro mercado de ropa. Entramos a varios supermercados y no nos resultan baratos ni tienen demasiada variedad, los principales están en la zona del aeropuerto.

 

Somos de los pocos blancos que paseamos entre los locales. Para el viaje de vuelta estamos de  suerte y el taxi colectivo tiene pantalla con video clips. Hip hop a toda pastilla pone la banda sonora a nuestro paseo de retorno.


 

 

 

Bequia


8 de mayo de 2010

Tan solo 8 millas separan a St. Vincent de Bequia. Fondeamos en Tony Gibbons Beach porque nos parece la playa más bonita.


Hemos oído hablar mucho de Bequia, dado que es uno de los destinos preferidos de los yates. Es una pequeña isla con una gran bahía, Admiralty Bay, y otro fondeadero menor en su sureste. Contamos que hay 70 barcos fondeados pero con las dimensiones de la bahía parece semivacío. No queremos ni imaginar cómo estará esto en enero y febrero que es el top de la temporada.


El pueblo es encantador. La gente es muy agradable y para nada pesada. Se respira tranquilidad. Nos apetece pasar unos días sosegados aquí, así que estaremos una semana.


La calle principal bordea la línea de mar llena de tiendecitas, bares, pequeños supermercados y un mercado de fruta y verdura. El precio de la comida es bastante elevado; los mangos son exquisitos, los más deliciosos que hemos comido hasta ahora.

 


12 de mayo de 2010

No siempre hay mucho que contar. En cuanto estás unos días en un lugar, la tendencia del ser humano es a crear rutinas y nosotros, por el momento, seguimos perteneciendo a esta especie.

 

Nos levantamos tipo 7 de la mañana, desayunamos tranquilamente, hacemos las tareas del barco, paseo por el pueblo o caminamos por la playa…; la mañana pasa rápido y llega la hora de la comida; de nuevo vamos al pueblo, algunos días aprovechamos para conectarnos a internet; lectura intermitente en diferentes espacios del día; sesión de audiolibro en inglés de regreso al barco, ahora estamos con Round the world in eighty days “La vuelta al mundo en 80 días”; contemplamos el entorno desde la bañera hasta que cae el día; a las 7 pm llega la Rueda de los argentinos donde saludamos a todos nuestros colegas navegantes (el Doria y Nicolás III ya en navegación hacia Azores, Peter en San Blas, Andrés también por Panamá, El Ilusión que no consigue salir a navegación hacia Marquesas entre enfermedad de uno y de otro… y, Alejandro, siempre ahí, acompañándonos desde Buenos Aires. Es muy loable la tarea que realiza, ayudando a los barcos facilitando la información meteorológica, haciendo de puente con las familias, dándonos cualquier información que le solicitemos y posibilitando la comunicación entre los cruceristas…


Por eso digo que no siempre hay mucho que contar. No todos los días hay grandes historias. Las pequeñas y cotidianas historias son las que suelen llenar las páginas de nuestras vidas.


Hoy nos acostamos un poco más tarde de lo habitual, el Bahía está a punto de llegar y lo esperamos despiertos. Ángel viene acompañado por Carlos que estará por aquí un par de semanas.

 

 

15 de mayo de 2010

Seguimos en Bequia. Hoy teníamos previsto salir pero el día estaba bastante feo aunque después se ha arreglado. Tampoco es ningún esfuerzo quedarnos; es nuestro octavo día aquí pero nos sentimos muy cómodos. Vamos a caminar por la hermosa playa, bañito y más tarde a comprar algo de fruta y verdura al pueblo (*3 mangos 1‘5 €, 3 mini tomates 1‘5 €, una lechuga 1‘5 €, 2 barritas de pan 1€).

 

Regresan Carlos y Ángel con una sonrisa en la cara. Vienen de ¿intentar? pescar. No, no ha sido intento. Lo han conseguido y vaya presas, dos langostas… Nos hacen partícipes de su alegría y nos invitan a comer un arrocito con langostas. Por fin, vamos a probarlas.


 

 

 

Canouan


16 de mayo de 2010

Navegamos 18 millas desde Bequia a Canouan. Lo hacemos en conserva con el Bahía y amenizamos la travesía con unas cantarinas. Esto es que uno empieza a cantar por radio con una melodía inventando una letra improvisada y el otro tiene que responder de forma rápida y así sucesivamente. Yo los desfío y Ángel responde que la batalla la tenemos ganada pero de repente Carlos nos sorprende con una respuesta audaz. Esto se pone difícil. Resulta muy divertido y nos partimos de la risa durante toda la travesía.


Charleston Bay es la bahía principal y tiene un fondeadero bonito con aguas muy claras. No hay demasiados barcos ya que no es de los destinos más conocidos. Bajamos a tierra con el dinghy a inspeccionar el pueblo. Es domingo y no hay demasiada gente por la calle; excepto una concentración religiosa al aire libre donde la gente viste con sus mejores galas y pasan allí el día sacro bajo los toldo; al más bien estilo americano. El pueblo no tiene mucho, pequeños comercios dispersos y algunos pequeños bares. A uno de ellos nos invitan a subir desde la ventana por unas escalerillas. Lo hacemos y allí nos encontramos con un par o tres de lugareños y una inglesa que lleva viviendo en la isla desde hace seis años. Una barra, una nevera y cuatro mesas decoran el local al más auténtico estilo criollo.está dividida en dos partes. El lado norte es todo privado y pertenece a un gran resort que ha hecho transformar la isla en pocos años, entre otras cosas ampliando el aeropuerto.


Frente a la bahía hay una bonita playa y varias terrazas muy bien puestas pero ya casi vacías debido al fin de la temporada. Comemos una parrillada de pollo en el Cap’s y levantamos fondeo.


 

 

 

Tobago Cays


16 de mayo de 2010

Las Tobago Cays son un grupo de pequeñas y desiertas islas protegidas del mar por los arrecifes. Sus aguas junto a las de las Vírgenes son las más paradisíacas de este mar en el que nos encontramos. Sus paisajes corresponden a los que suele desencadenar una alusión al Caribe: un torrente de imágenes con playas doradas, aguas transparentes, bonitos fondos marinos, selva tropical y ocio bajo el sol.


Sin embargo el fondeadero principal está abierto a los fuertes vientos del océano y puede resultar un tanto incómodo. Nosotros nos apartamos de donde están todos los barcos y echamos el hierro en el paso entre las Islas de Petit Rameau y Petit Bateau donde queda más protegido por la isleta de Baradel. La zona tiene fuertes corrientes así que hay que tener cuidado con los baños ya que enseguida te arrastran.


Los Cayos es un parque nacional por lo cual hay que pagar una tasa de 10 EC$ por persona y día. Las Rangers vienen a hacer el cobro solo un día, así que los otros dos días que estamos allí nos salvamos de pagar.


El tiempo nos acompaña de manera intermitente; hay viento, está nublado y llueve por momentos. Pero siempre hay ratos de sol que aprovechamos para pasear con el dinghy y hacer excursiones por las isletas. En Baradel encontramos decenas de iguanas que están por todas partes, eso sí, hay que ir por la mañana que es a la hora que salen a la luz; a la tarde no vimos ni una. Alrededor de esta isleta hay una zona de tortugas. Allí tengo una de las sensaciones más bonitas en el agua, nadar junto a las tortugas gigantes. Es realmente emocionante, puedes nadar junto a ellas y acariciarlas con suavidad y no se asustan. Siento uno de esos momentos de felicidad completa porque la felicidad no se da sino en instantes ¿no? No es perpetua, no es eterna, no es constante. Hay unas cuantas y podemos observar cómo comen las hierbas del fondo, nadan y cómo suben al exterior para sacar la cabecita. No hubiera salido del agua pero me llamaban y al final tuve que salir. Por la zona había un pequeño tiburón pero yo no logré verlo. También hacemos snorkel en los arrecifes. Hay boyas donde atar el dinghy y el fondo es bastante atractivo.


En Las Tobago nos encontramos con nuestros nuevos amigos franceses del Baloon, que conocimos en St. John, Antigua, y compartimos una tarde con ellos en su barco de aluminio y una cenita en el Cap’s.


 

 

 

Union Island


19 de mayo de 2010

Decidimos desviar un par de millas el camino a Union Island para pasar por Mayreau, la isla que está frente a los Tobago Cays. Hay una bonita bahía, Salt Whistle Bay, que nos han recomendado los franceses con la típica imagen de postal pero está bastante abierta y hay mucho movimiento así que no nos paramos y proseguimos hacia Union.


Llegamos a Chatham Bay, una bahía maravillosa. Es muy grande y no hay muchos barcos. Está toda rodeada de una frondosa vegetación y el verde contrasta con el azul del agua causando un impactante efecto. Dicen que puede ser un paisaje similar al de las islas del Pacífico. Ya lo veremos…


Si bien está muy protegida del mar entran fuertes rachas de viento encauzadas por las montañas de forma repentina. También hay muchas tortugas que nos alegran cada vez que vemos asomar la cabeza. Pero esta vez no dejan que te acerques ya que enseguida se van.

Una playa larga con algunos chiringuitos, la mayoría ya cerrados, rodean la bahía. Hay que tener ojo al ir con el bote auxiliar a la playa ya que toda la orilla está llena de arrecifes y hay que buscar los pequeños pasos de arena.


Comemos en el Bahía una rica fideuá. Nos vienen acostumbrando últimamente con variedad de recetas basadas en el pescado y marisco producto de su propia pesca: paella de langostas, caldereta, pescado al horno, etc.


Ayer y hoy tenemos una grata sorpresa en la Rueda de los Argentinos y es que entra Salvador, del Cachalote -nuestro vecino de pantalán en Mataró- para saludarnos. Aunque la propagación no está siendo muy buena y nos cuesta entenderlo podemos saludarnos e intercambiar unas pocas palabras.

 

20 de mayo de 2010

Nos dirigimnos a Clifton, el punto principal del sur de las Grenadines desde donde se hace la salida.


Es curioso este lugar. Nuestra proa mira al Atlántico y solo unos arrecifes nos sepran de esa gran masa de agua. Cientos y cientos de Km de H2O. Hoy no puedo dormir y como el capi duerme profundamente controlo las rachas de viento con el mando inalámbrico del piloto. Da hasta 24 nudos de velocidad pero como estamos abiertos al océano el ruido parece más intenso.


El pueblo de Clifton es bastante pintoresco. Lo que más llaman la atención son las casitas de diversos colores de frutas y verduras que se encuentran en la plaza del centro.

Hoy se ha ido la electricidad un par de veces y todo el pueblo se ha quedado sin corriente. La vida en estos lugares es muy tranquila y simple. Se ven , sobretodo hombres, que se juntan a charlar o contemplan a los caminantes. ¿De qué vivirán, muchas veces nos preguntamos? No creo que tengan ayudas ni los 400€ que tienen en España los parados.


Hacemos la salida de St. Vincent y Grenadines desde aquí y tenemos que volver a pagar 46 EC$. Es la primera vez que hay que pagar por hacer la salida.