Cruzando la frontera y Puerto Viejo de Talamanca

 

A. Viajar cómodo, facil, todo programado y muuuuy caro

B. Viajes más tediosos, largos, mil combinaciones, barato y donde realmente te sumerges en el país.

 

Diferentes opciones a gusto del consumidor. Es la opción B la que tomamos nosotros en nuestros viajes. Hasta llegar al primer destino en Costa Rica hacemos multitud de trasbordos por los escasos kilómetros a recorrer. Empezamos el día con la barquita que pone la marina hasta Bocas Town, de ahí otra panga hasta Almirante, ya en el continente; enlazamos con un mini bus a Changuinola donde cogemos otro autobús de línea hasta Guabito.

 

Guabito es el pueblo que hace frontera con Costa Rica, nos sellan los pasaportes, pagamos los 3$ por la salida de Panamá  y cruzamos el puente casi centenario que nos lleva al nuevo país.

Sixaola, es la pequeña población con que nos recibe el país vecino; de nuevo trámites aduaneros -para entrar a Costa Rica no hay que pagar nada- y cogemos un autobús que nos lleva directamente a Puerto Viejo de Talamanca.

 

Todo esto te lo puedes ahorrar contratando una combi desde Bocas que te deja sin escalas a Puerto Viejo, pagas tres o cuatro veces más y te pierdes la maravillosa experiencia y la emoción del cruce de frontera.

 

En Puerto Viejo nos dirigimos rápidamente al hostel con nombre homónimo para liberarnos del peso que llevamos a nuestras espaldas. Previamente hemos dedicado un largo tiempo a programar el viaje: itinerarios, datos, precios, pequeño planos fotocopiados con la guía Lonely Planet (Central America on a shoestring) que nos ayudan a la llegada a un sitio totalmente nuevo para evitar estar dando vueltas con las mochilas, que nos cobren un precio que no es o que nos hagan un cambio de moneda desfavorecedor. Pagamos 20$ por la habitación con baño compartido y nos vamos a recorrer el pueblo.

 

Puerto Viejo es un solicitado punto turístico en la costa del Caribe, muchos restaurantes, multitud de alojamientos, noche movida, onda reggae y destino de surfistas. En nuestra opinión carece de un atractivo especial, es el típico pueblo costero de veraneo; la playa, a barlovento, movida y sin aquel paisaje idílico de las que otras pueden presumir. A otra gente le encanta; gustos para todos.

 

Aún pagando en colones, la moneda local (1$ = 500 colones), notamos la subida de precios respecto a Panamá. Si en Panamá tomar una cerveza te sale un dólar como mucho, aquí dos y todo en esta medida; aún así seguirá resultando barato para los turistas americanos o europeos que vengan a pasar sus quince días de vacaciones anuales. Ahora, para los ticos (así se les llama a los costarricenses) no es fácil sobrevivir con los 400$ de media de un sueldo con el alto costo de vida del país. Muchos cruzan a Panamá periódicamente para hacer sus compras.

 

Los ticos son muy amables y enseguida te reciben con su "pura vida", que no  es un mero saludo sino que representa una filosofía de vida y la indosincrasia de un pueblo.

 

Parismina Y Parque Nacional Tortuguero

 

Llegar a Tortuguero no es fácil si no vas con un tour. Preguntamos por curiosidad y el precio es de unas 200$ por persona dos días (1 noche) incluyendo transportes, hotel, comidas y guías. Bufff, nos quedan 60 días por delante, a este ritmo tendríamos que regresar la semana siguiente; así que nos lo montamos por nuestra cuenta.

A las 5 de la mañana ya en pie, vamos en bus hasta Puerto Limón y de ahí escala a Siquirres; ambas importantes ciudades de la costa Atlántica. Nos acostumbramos en todos los trayectos a ver kilómetros y kilómetros de plantaciones bananeras a uno y otro lado de la carretera. En Siquirres tenemos que esperar dos horas al siguiente bus y tras un paseo de conocimiento de zona comemos tempranito un “casado”, uno de los platos por excelencia de Costa Rica a base de carne o pollo, frijoles, arroz, fideos y ensalada de repollo. Bien llenitos, nos vamos a Caño Blanco y de ahí una lanchita a Parismina. Cualquier trayecto de una a tres horas cuesta entre 1.000 y 1.500 colones; de 2 a 3, hablando en dólares americanos.

 

Parismina es la opción menos recurrida por los turistas extranjeros ya que todos suelen entrar al Parque Nacional Tortuguero por el pueblo Tortuguero; solo hay unos pocos voluntarios que vienen por temporadas a estudiar el proceso de ovación de las tortugas y a contribuir en su protección, así como ticos a pasar el fin de semana a la playa.

Nos hospedamos dos noches en una amplia habitación con baño privado en Parismina GameFishe Lodge por 20$ la noche y gozamos de una tranquilidad absoluta en este pueblo a orillas del río Pacuare hablando con los locales.

 

Hacemos un tour por el río para conocer la gran diversidad de animales que hay en la zona: multitud de especies de aves de cuyo nombre no puedo acordarme, tucanes, el mono congo y el mono araña, ranas, iguanas... La entrada al Parque Nacional Tortuguero cuesta 10$ por persona y Chengue, nuestro guía, que vendrá acompañado de su hijo Daver, nos dice que nos podemos ahorra la entrada (ya nos sale a cada uno 20$ los servicios del guía) si nos quedamos por los límites del parque y vamos a conseguir ver exactamente lo mismo que si cruzamos la línea.

 

Pero el mayor atractivo es poder presenciar el desove de las tortugas que llegan a las playas a poner sus huevos; parece ser que es un espectáculo increíble. Principalmente arriban a esta zona dos clases de tortugas: las baula y las verdes; la temporada de las baula ha terminado en el mes de mayo y la temporada de las verdes está recién empezando y ahora no es fácil verlas en Parismina, se ven con más frecuencia en Tortuguero. Decidimos dejarlo para la bajada cuando volvamos a cruzar Costa Rica ya que no queremos arriesgarnos a pagar 40$ que nos cuesta a los dos poder hacer el tour por la playa y no ver ninguna tortuga y desestimamos trasladarnos a Tortuguero ya que las comunicaciones son muy complicadas y nos llevaría o mucho tiempo o mucho dinero.

 

La costa del Pacífico, Manuel Antonio 

 

A las 4:30 am en pie para coger la barquita a Caño Blanco de las 5:30 y es que aquí se madruga y más si queremos aprovechar los días. Hoy toca cruzar el país a lo ancho, del caribe al Pacífico. De nuevo hasta Siquirres donde empalmamos bus a San José, la capital del país. Es conocido que San José no tiene atractivo alguno, como suele pasar con todas las capitales de Centro América además de ser los puntos más peligrosos. Cambiamos de terminal para ir a tomar otro “colectivo” a Manuel Antonio. En una soda típica (así se llaman los lugares de comida) del mercado de la terminal desayuno-comida de unos “gallos”, tortillas con carne y ensalada de repollo (2$ cada uno con bebida incluida).

 

El trayecto a Manuel Antonio es un poco más caro de lo habitual (7$/persona) y demora tres horas y media. Las plataneras son sustituidas en esta parte del Pacífico por enormes palmerales como paisaje reinante.

 

Nos hospedamos en el hostel Costa Linda (20$ /noche) y al día siguiente cambiamos al National backpackers Manuel Antonio por ser de precio similar pero nuevo, con piscina, cocina, proyección de película a la noche, gente estupenda... mucho más curioso.

 

Este pueblo es muy turístico, sobretodo proveniente de Estados Unidos. Toda la costa pacífica tiene estas características y es lo más caro de Costa Rica. Manuel Antonio tiene el atractivo añadido de poseer uno de los 35 parques nacionales -que al fin y al cabo es el mayor reclamo turístico del país. Hay infinidad de hoteles para todos los bolsillos, desde 20 hasta 300$ o más al día. Es un pueblo coqueto y bonito envuelto en una vegetación impresionante con todos los tonos verdes y muy tupida.

 

La entrada al Parque Manuel Antonio cuesta 10$ pp y el guía 20 dolarines más por cabeza. Aunque sabemos que no vamos a poder ver lo mismo, no nos podemos permitir semejante derrama todos los días y nos vamos arrimando a los distintos grupos guiados y cuando todos se paran y miran al mismo punto, ahí vamos nosotros a ver el animalillo de turno.

 

El Parque es muy bonito: perezosos, monos tití, diferentes tipos de lagartos y bichos raros de cuyo nombre tampoco puedo acordarme (nunca fui buena en biología). Desde el interior se accede a varias playas espectaculares. Día de sol y calor, genial. Qué bonito lugar Manuel Antonio... imperdible para el que venga a Costa Rica.  

 

Liberia 

 

Para dirigirnos a Nicaragua tenemos la opción de regresar a San José para tomar de ahí un bus internacional directo a Nicaragua o ir subiendo por la costa Pacífica y poder ver otro paisaje desde la ventanilla.

 

Los viajes en autobús en Costa Rica son interminables,  una distancia de 100 Km. te puede llevar tres horas. Pero, pura vida, no tenemos prisa así que empezamos: de Manuel Antonio a Quepos (este es cortito), de Quepos a Punta Arenas (3 h) y de ahí a Liberia. Parece que nunca vayamos a llegar y el viaje se demora aún más por un accidente en la carretera. Recuento: hemos salido a las 6 de la mañana y llegamos a las 14h, 8 horas para hacer 300 Km.

 

Liberia es una ciudad al norte que tiene aeropuerto internacional y que es puente para llegar a todas las turísticas playas del Pacífico que se encuentran en la península de Nicosia. Tiene de todo y es limpia y ordenada. Nos hospedamos en el Hotel Liberia, una vieja casa colonial en pleno centro que acaban de remodelar y que conseguimos por 22$ con baño privado después de regatear un poco. Es temporada baja (la alta es de diciembre a marzo) y hay poca ocupación, así que siempre se puede pedir un poco menos. Comemos como reyes en La casa del rey por 5$ el cubierto, recomendados por los  lugareños; siempre hay que preguntar para comer bien, barato y auténtico. En los platos nunca pueden faltar  arroz y  frijoles, el alimento básico incluso en el desayuno.